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Violencia contra los cristianos Kachin
18 - 05 - 2018 - IGLESIA - Asia

El cardenal Bo y el obispo Daw Tang llevan a la atención de la comunidad internacional la nueva escalada de hostilidades entre el ejército birmano y las minorías étnicas del norte del país. (Fuente: Lstampa.it)

No solo los Rohingyá. Hay otra grave emergencia que se vive en Myanmar, y afecta a los refugiados de la etnia Kachin, principalmente cristianos, que viven en el norte del país, en donde se combate una guerra entre el ejército birmano y los grupos armados locales. Lo denuncian con fuerza el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, y el obispo Francis Daw Tang, que guía la diócesis de Myitkyina, en el estado de Kachin, escenario de la violencia. Los obispos estuvieron en el Vaticano debido a su visita “ad limina apostolorum” y tuvieron la ocasión para exponer sus preocupaciones al Papa Francisco, que visitó su nación en noviembre de 2017.

 

El obispo Daw Tang está muy preocupado: «Se registra una brusca escalada de hostilidades entre el ejército gubernamental y las milicias independentistas kachin», dijo a Vatican Insider. «Hace pocos días, el relator especial para los derechos humanos en Myanmar afirmó que los civiles son asesinados indiscriminadamente y que cientos de familias están huyendo para salvarse las vidas», en un éxodo que no ha llegado a los reflectores de los medios de comunicación y que afecta a un pueblo entero. Más de 7 mil personas hay huido de sus casas desde que comenzó la ofensiva hace dos meses. Esta nueva actividad militar de las fuerzas armadas de Myanmar ha creado una crisis humanitaria semejante a la que viven los musulmanes Rohinyá en el oeste del país.

 

El obispo de Myitkyina explicó que «el ejército ordenó desde hace un año a la población que dejaran las zonas mineras en donde se extrae ámbar, pero ahora comenzó a atacar también la región en la frontera con China. Muchas localidades son atacadas y las personas han huido. Muchos civiles se encuentran atrapados en la jungla desde hace por lo menos tres semanas, sin comida y sin libertad de movimiento, porque se sospecha que puedan colaborar con los combatientes».

 

En los últimos días «muchos fieles han venido a la parroquia de Tanghpre. Por el momento hay 243 familias amontonadas en el territorio parroquial, por un toral de 1200 personas. Otros 600 desplazados han llegado a Palana, a un complejo de la Iglesia bautista y otros grupos han encontrado refugio en otras iglesias». La Cáritas de Myanmar, subrayó, cuenta con comida para tres meses, pero «se necesita una nueva campaña de solidaridad».

 

El cardenal Bo, que oficialmente pidió que la Santa Sede organizara una Conferencia internacional de paz para afrontar la cuestión de la reconciliación con las minorías éticas en Myanmar, recordó haber vivido al lado de los Kachin durante 22 años y que ha conocido «su dolor y sus lágrimas». Por este motivo la Iglesia le pide al gobierno de Myanmar «un sincero esfuerzo de paz y justicia», con el objetivo de la construcción de una «nación arcoíris con un sistema federal».

 

El cardenal Bo invitó a las instituciones internacionales a «dar nuevos pasos para poner en marcha una mesa de negociación», mientras que pidió a los grupos armados que exploren «nuevos recorridos de paz y que participen en las conferencias de paz», puesto que «la guerra siempre es injusta». Además, puesto que la mayor parte de los Kachin son cristianos (bautistas, católicos y de otras denominaciones), el purpurado planteó una pregunta: «¿Cuál es la posición de los líderes religiosos en esta guerra?». «Nuestra fe nos impulsa a perseguir la paz con la justicia», sentenció. Pero también advirtió que los líderes religiosos «deben tener un papel activo en el proceso de paz». «La paz es el corazón de todas las religiones, Todos los seres humanos son hermanos y hermanas», concluyó.

 

El conflicto entre el ejército birmano y los grupos armados Kachin es uno de los conflictos civiles étnicos que se registran en el país asiático, compuesto, a nivel social, por la mayoría “bamar” (los birmanos) y 135 minorías étnico lingüísticas. La guerra civil entre la Kachin Independent Army (KIA) y las tropas gubernamentales comenzó en 1965. En 2010 hubo una mesa de negociación para el cese al fuego, pero fue violado en 2015. La guerra ha obligado a cientos de miles de Kachin (uno de los 7 principales grupos étnicos de Myanmar) a huir y encontrar refugio en los campos para refugiados.

 

Los obispos birmanos denunciaron el año pasado que «más de 150 mil personas languidecen en los campos para refugiados, reducidas a la condición de desplazados, esperando la ayuda internacional». También estigmatizaron una «guerra crónica que solamente ha producido perdedores, es decir las personas inocentes abandonadas en los campos. Mientras tanto, sus tierras han sido llenadas de minas, el tráfico de seres humanos campea, la froga es una condena a muerte para los jóvenes Kachin, los recursos naturales (como las minas de jade) son saqueadas. Esta es la principal causa del conflicto», observaron.

 

Había esperanzas de paz para la zona, después de la Conferencia sobre la Reconciliación con las minorías étnicas, organizada por el gobierno birmano en septiembre de 2016, pero esa cumbre no tuvo ningún impacto real para los Kachin, mientras que la presencia militar en el estado no ha cambiado. En el estado de Kachin, conocido como «tierra de joyas» por el subsuelo rico en oro, jade y ámbar, hay dos diócesis católicas (Myitkyina y Banmaw), con alrededor de 70 mil fieles católicos en conjunto.