Es la postura del ateísmo humanista sostenida por Nietzsche, entre otros muchos pensadores, antiguos y modernos. En su intento de dar respuesta a la eterna pregunta acerca del hombre, la modernidad, en no pocas ocasiones, ha desvinculado ideales y valores, originariamente cristianos, de sus raíces auténticas, y así ha desembocado en una cultura no siempre compatible con la filosofía cristiana, recogiendo amargos frutos de poco o nulo provecho para el hombre.(Juan Carlos garcía Jarama-Alfa y Omega)