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La espiritualidad budista en contraste con la cristiana
21 - 11 - 2017 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

En su última bitácora en InfoVaticana, el sacerdote y teólogo D. Manuel Guerra analiza las principales características de la posmodernidad y su vinculación con filosofías y religiones orientales, en particular el budismo. (Fuente: Infovaticana)

1. MODERNIDAD, POSMODERNIDAD, CRISTIANISMO Y BUDISMO

Prescindamos ahora de fechar la partida de nacimiento de la posmodernidad: ¿tras la segunda guerra mundial (mediados del siglo XX)? ¿tras el año 1968 y -desde la perspectiva católica- a partir del concilio Vaticano II
(mediados de la década 1970-1980)? ¿tras la caída del muro de Berlín y el desplome del comunismo ruso (1979)? El nacimiento de una nueva época y su partida, como la de una nueva criatura, puede consignarse en una fecha concreta, pero su gestación es mucho más prolongada que la de un ser humano. No es este el momento ni de fijar su datación ni de hacer su retrato o describir sus rasgos definitorios.

1.1. Una paradoja real: “los occidentales antioccidentales” o “anticristianos”

Se habla de lo que parece una paradoja, a saber, la posmodernidad es obra de “los occidentales antioccidentales”, o sea, anticristianos. Es paradójica tanto su formulación como su realidad. Pues, “Europa” y “Cristiandad” son palabras sinónimas hasta el punto de que, hasta mediados del siglo XV, hasta la modernidad, se llamaba Cristiandad. Pero, la posmodernidad rechaza la religión cristiana, especialmente la católica, y la identidad tradicional cristiana de los países occidentales (Europa, América) y occidentalizados (Australia, Filipinas) para imponer desde arriba, desde los gobiernos nacionales y desde los organismos internacionales (ONU, UNESCO, OMS, etc.,), el Nuevo Orden Mundial con su nueva ética y su nueva religión. Esto es obra de pensadores y de gobernantes occidentales.

Actualmente, de las naciones europeas, solo Polonia, Rusia, Hungría, Eslovaquia, Letonia, Lituania, Croacia y Malta no han implantado oficialmente o legalizado los llamados “nuevos valores europeos”, específicos de la posmodernidad, a saber, el aborto como un derecho de la mujer, el matrimonio homosexual, despojar a los padres del derecho a que sus hijos menores de edad reciban una educación conforme a sus creencias o increencias, la ideología de género, una cierta postergación y hasta opresión de lo religioso (simbología, personas, templos y cosas sagradas), etc.

Un modo de conseguirlo es la práctica del sincretismo religioso, especialmente dentro de la Iglesia católica, a fin de implantar “lo común a todas las religiones”, marginando lo específico de cada una de ellas, pues se parte de la
igualdad salvífica de todas ellas. Se habla de “todas las religiones”, pero de hecho se trata de las cristianas que deben ser sustituidas por otras mediante la inmigración masiva y las espiritualidades orientales. “Algunas de las principales
características de la posmodernidad la vinculan a filosofías y religiones orientales, en particular al budismo”, una “religión” que no es religión, pues no admite la existencia de Dios y de lo divino, ni del alma humana, ni del yo. De ahí el interés y oportunidad de esta bitácora para no dejarse seducir ni manipular por apariencias.