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Sones de paz en Centroáfrica
10 - 12 - 2013 - IGLESIA - Africa

El obispo de Bangassou misionero español comboniano Juan José Aguirre Muñoz  quien ha sido el cronista de los desastres cometidos por el grupo insurgente Seleka en la antes colonia francesa cuenta el alivio que significa la llegada de las fuerzas de paz autorizadas por la ONU.

“La situación en Bangui se está normalizando poco a poco, pero todavía hay miles de personas refugiadas en las parroquias”, dice a la agencia misionera Fides el obispo de Bangassou, el cordobés y misionero comboniano Juan José Aguirre Muñoz, que está bloqueado en la capital de la República Centroafricana desde el 5 de diciembre, cuando los enfrentamientos entre los rebeldes Seleka y las milicias “anti Balaka” empezaron a sumir la ciudad en el caos y la violencia.

Ahora, con la llegada de 1.600 soldados franceses en apoyo a las fuerzas africanas ya desplegadas, Bangui ha recobrado un poco de orden.

“El aeropuerto está abierto por fin y espero poder regresar a mi diócesis mañana o tal vez pasado mañana. Los taxis circulan y las tiendas están reabriendo”, declaraba el lunes 9 de diciembre el obispo Aguirre.

“Pero todavía hay miles de personas refugiadas en las parroquias, donde la comida es escasa. Durante la noche, tampoco está garantizada la seguridad. La otra noche, unos chicos de familias desplazadas se han aventurado en sus barrios para ver cómo estaba la situación, pero fueron interceptados por algunos hombres de Seleka que los mataron. Por eso la gente todavía tiene miedo de volver a casa”.

“Las tropas francesas – continua el obispo - están pasando barrio por barrio para desarmar a los miembros de Seleka. Muchos de ellos ya han sido desarmados y el presidente Michel Djotodia (que controla formalmente las fuerzas de seguridad en las que tendrían que haberse integrado los hombres Seleka) ha acordado que los ex rebeldes se retiren en sus cuarteles”.

“Por lo que me han dicho, a pesar de las 400 muertes en Bangui, en mi dióceisis de Bangassou no ha habido violencia y la situación es normal, hasta el punto que las escuelas están abiertas. Esto se debe al hecho de que los hombres de Seleka de Bangassou han mantenido la calma y no han tratado de vengarse sobre los civiles por lo que estaba sucediendo en la capital. También hay militares de África que ayudan a garantizar la seguridad, por no mencionar el valioso trabajo de la comisión de intermediación que nos ha permitido calmar los ánimos de la población, con reuniones en la mezquita, sobre la tolerancia, el respeto mutuo y el evitar venganzas”.

“Esperamos ser capaces de tener un Adviento y una Navidad en paz”, concluye el obispo Aguirre. (Religión en LIbertad)