Una carestía devastadora y «sin un esfuerzo coordinado y global la gente morirá de hambre, y muchas otras personas por las epidemias». Stephen O’Brien, subsecretario general de la ONU para la ayuda humanitaria, indicó, en su informe para el Consejo de Seguridad, que la emergencia y la carestía es extremadamente grave en Sudán del Sur, Yemen, Somalia y el este de Nigeria, y afirmó que nos encontramos frente a la crisis humanitaria más grave desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Más de 20 millones de personas corren el peligro de morir de hambre. «Se necesitan inmediatamente 4 mil 400 millones de dólares», añadió. La ONU habla de una carestía cuando el 30% de los niños de menos de 5 años sufren desnutrición.

La crisis más devastadora, según O’Brien, afecta a Yemen, que vive años de conflictos y en donde 18,8 millones de personas necesitan ayuda y 7 millones soportan el hambre. Y las promesas que el mismo funcionario de la ONU recibió durante su visita por parte de las facciones militares opuestas de permitir el paso de la ayuda no se han concretado. En Solamia un millón de niños de menos de 5 años está en peligro. En relación con el noreste de Nigeria, Boko Haram ha provocado la fuga de más de 2 millones y medio de personas de pequeños centros urbanos. El representante de las Naciones Unidas también visitó recientemente Sudán del Sur y describió una situación que ha ido empeorando. Y culpó a las facciones militares opuestas de la crisis: «Allí, la carestía es provocada por el ser humano: 3,4 millones de sudsudaneses son desplazados y 200 mil han huido desde que comenzó 2017».

El padre Giulio Albanese, director de “Popoli e Missione”, ha vivido desde el inicio los graves desarrollos políticos en el país africano más joven, a donde el Papa dijo que le gustaría viajar en compañía del primado de la Comunión anglicana, Justin Welby. «Desde la independencia de 2011 –subrayó–, fvorecida y animada por la comunidad internacional, hemos debido constatar que se menospreció la necesidad de una clase política nacional. Los rebeldes del viejo movimiento independentista, el Spla, después de que la guerrilla entregara las armas, se transformaron en una oligarquía, que se dividió según líneas étnicas y cálculos personales interesados en el negocio del oro negro. El país está parcelado en la actualidad, no dividido en dos campos opuestos. Está en manos de los señores de la guerra. Debemos tomar nota de que había que ir con pies de plomo, por lo que la declaración de Papa Francisco vuelve a encender la esperanza».

«Su posible visita con el primado anglicano es apoyada por el Consejo de las Iglesias de Sudán del Sur, que en el pasado contribuyó enormemente para crear conciencia», explicó el padre Albanese. «Pero los cristianos, recordémoslo, son el 10% de una población fuertemente animista. Tal vez sea el momento de comenzar a reflexionar seriamente sobre la oportunidad de un mandato en manos de instituciones internacionales. De lo contrario se corre el peligro de volver al pasado».