Santa María a Setteville no está en el territorio de la comuna de Roma, sino en la de Guidonia Montecelio, una ciudad de 80 mil habitantes al este de la capital (ver foto). Once de las 14 parroquias de Guidonia pertenecen a la diócesis de Tivoli y tres a la diócesis de Roma. De estas tres, el papa Francisco ya visitó una, la de Santa María de la Oración, el 16 de marzo del 2014, y ahora se apresta a visitar otra. Dos de tres.
La pregunta surge espontáneamente: ¿qué es lo que lleva al papa Francisco a ir hasta allí?
En el pasado mes de junio el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández, teólogo de confianza de Jorge Mario Bergoglio y su escuchadísimo consejero, en una entrevista publicada en Religión Digital dijo que "no necesariamente el Papa debe habitar todo el tiempo en Roma", porque también es "pastor supremo de toda la Iglesia".
Pero también en calidad de obispo de Roma, agregó, "nada impediría que el Papa residiera en Guidonia Montecelio", la cual es otra comuna, pero que siempre formó parte de su diócesis.
Es precisamente esto: Fernández señaló a Guidonia como posible lugar de residencia del Papa. No el Vaticano, no el centro de la ciudad, sino una periferia extrema, una de las "periferias geográficas y existenciales" tan queridas por Bergoglio.
Del papa Francisco se puede esperar cualquier cosa. ¿Por qué no también esto?
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Las elucubraciones sobre los lugares de residencia del Papa y de la curia son uno de los caballitos de batalla de Fernández, quien en la primavera pasada provocó también un enfrentamiento con bayonetas entre él y el cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, enfrentamiento que ha fortalecido más todavía la relación entre el teólogo argentino y Bergoglio:
> "Eretico". Il verdetto del cardinale Müller sul primo consigliere del papa
(Traducción en español de José Arturo Quarracino)