El padre Arturo Sosa Abascal es un hombre de elevado perfil espiritual (el elegido debe ser «un hombre de Dios», como prescriben las reglas ignacianas) con una sólida formación intelectual. Enseñó teoría política y es experto en doctrina social de la Iglesia y justicia social. Vivió de cerca la revolución venezolana y las tensiones por la llegada al poder de Hugo Chávez.

Abascal conoce a Bergoglio. Lo conoció durante la 33a Congregación general de los jesuitas, en 1983, nueve años antes de que el actual Papa se convirtiera en obispo auxiliar de Buenos Aires, saliendo de la Compañía, como sucede con cualquier jesuita que acepte cargos eclesiásticos. Después se encontró con él durante los dos últimos años, en Roma, desde que dejó Venezuela para convertirse en uno de los asistentes del anterior superior general, el español Adolfo Nicolás. Conoce bien también al cardenal Secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, pues antes de ser llamado a Roma este último fue, durante cinco años (de 2009 a 2013) nuncio apostólico en Venezuela.

El 30o sucesor de San Ignacio fue provincial de su país, además de rector universitario. Se trata, pues, de un hombre con experiencia de gobierno.(VATICAN INSIDER)