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Magister: La visión política del Papa sudamericano
21 - 04 - 2016 - PAPADOS - Francisco

Ha salido a la venta en Argentina y en Italia un ensayo del profesor Zanatta sobre el "populismo" de Francisco. El hilo rojo que une su visita a Lesbos a la simpatía por los "movimientos populares" anticapitalistas y no globales 

Cuando entrecruza los territorios de la política, el papa Francisco supera los trazados originales. Busca el contacto directo y solidario con los que considera las víctimas de los poderes del mundo y junto a los protagonistas del rescate futuro. No enuncia programas, realiza gestos que él es el primero en saber que no son resolutivos. Lo importante es que tienen una fuerte carga simbólica.

En Lesbos, el sábado 16 de abril, hizo así. Se hizo bañar por las lágrimas de los migrantes y se llevó a doce con él a Roma: tres familias musulmanes elegidas con cuidado – tuvo que precisar – entre las que "tenían los documentos en regla", de acuerdo con los Estados italiano y griego.

Un gesto, entonces, no aplicable a la oleada incontrolable de centenares de miles de migrantes "sin papeles", pero que justamente ha señalado al mundo la exigencia de una gestión racional de las migraciones, acogedora pero también selectiva, por iniciativa de los países anfitriones, en este caso de la minúscula Ciudad del Vaticano.

Aquí Francisco se detiene. Deja que los gobiernos elaboren las políticas necesarias – son sus palabras – "de recibimiento e integración, de crecimiento, de trabajo, de reforma de la economía". También en sus anteriores encuentros impactantes con el fenómeno migratorio - en Lampedusa, en la frontera entre México y Estados Unidos, en el centro de refugiados donde celebró el pasado jueves santo el lavado de los pies - se ha detenido siempre en las acciones simbólicas.

Pero esto no quita que Jorge Mario Bergoglio tenga su visión política de conjunto, que en otros momentos de su pontificado ha manifestado a todos.

En esto, Francisco se distingue de sus dos inmediatos predecesores. Efectivamente, es necesario remitir a Pablo VI para encontrar otro Papa en estrecha familiaridad con un diseño político preciso y orgánico, en su caso el de los partidos populares católicos europeos del Novecientos, en Italia la Democracia cristiana de Alcide De Gasperi y en Alemania la Unión Democrática Cristiana de Konrad Adenauer.

Bergoglio es ajeno a esta tradición política europea, por otra parte desvanecida. Como argentino, su humus es totalmente diferente. Tiene un nombre que en Europa tiene una acepción negativa, pero no en la patria del actual Papa: populismo.

Que el "pueblo" está efectivamente en el centro de la visión no sólo política sino también religiosa del papa Francisco es algo que él mismo hizo intuir muchas veces.

Durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de México a Roma, el pasado 17 de febrero, en uno de los momentos en los que se expresa con más espontaneidad, incluso afirmó:

"La palabra 'pueblo' no es una categoría lógica, es una categoría mística".

Pero los discursos en los que él ha puesto de manifiesto en la forma más completa su visión política centrada sobre el pueblo son los que ha dirigido a los "movimentos populares" anticapitalistas y "no globales" convocados por él de todo el mundo, primero en Roma y luego en Bolivia:

> A los movimientos populares, Roma, 28 de octubre de 2014

> A los movimientos populares, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015

A estos dos textos capitales se puede agregar el discurso del 27 de noviembre de 2015 en la periferia de Nairobi, con la exaltación de la nativa "sabiduría de los barrios populares":

> A los pobres de Kangemi, Nairobi, Kenya, 27 de noviembre de 2015

En los dos encuentros de Roma y de Santa Cruz estuvo presente el presidente de Bolivia, Evo Morales, en calidad de activista "cocalero".

Él ha sido invitado de nuevo a Roma, hace pocos días, como orador en el congreso promocionado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en el vigésimo quinto aniversario de la encíciclica social de Juan Pablo II, "Centesimus annus", junto al otro líder populista Rafael Correa, presidente de Ecuador, al economista neomalthusiano Jeffrey Sachs y al candidato demócrata de extrema izquierda en las presidenciales estadounidenses, Bernie Sanders:

> Sanders, Morales, Correa, Sachs. Il quartetto che piace tanto al papa

En esta ocasión el Papa recibió en audiencia a Morales y llegó a encontrarse para un breve saludo también con Sanders, la misma mañana de la partida para Lesbos, siendo luego pagado por él con amplios y públicos elogios:

> Bernie Sanders embraces Catholic social teaching at Vatican, echoing Francis' cry against indifference

Sobre la vena populista de Bergoglio www.chiesa hizo un inventario el verano pasado en estos tres servicios muy próximo entre sí:

> De Perón a Bergoglio. Con el pueblo contra la globalización (12.9.2015)

> Ecumenismo político. Con los tecnócratas y con los antiglobalización (21.9.2015)

> Cuando Bergoglio era peronista. Y todavía lo es (26.9.2015)

Sobre las simpatías peronistas del joven Bergoglio hay interesantes noticias en un libro publicado en Argentina en el 2014 por obra de dos periodistas en estrecho contacto con el Papa, Javier Cámara y Sebastián Pfaffen, de quienes está ahora en venta la edición italiana enriquecida con nuevos datos:

> J. Cámara, S. Pfaffen, "Aquel Francisco", Raíz de Dos, Córdoba, 2014

> J. Cámara, S. Pfaffen, "Gli anni oscuri di Bergoglio", Ancora, Milano, 2016

Pero sobre el populismo del papa Francisco ha salido a la venta precisamente en estos días, en Argentina y en Italia, un ensayo de un especialista en la materia, el profesor Loris Zanatta, quien enseña historia de América latina en una Universidad de Boloña, y cuyo último libro, del 2015, fruto de veinte años de estudio, editado en Italia por Laterza y en Argentina por Editorial Sudamericana, tiene por título: "La nazione cattolica. Chiesa e dittatura nell'Argentina di Bergoglio" ["La nación católica. Iglesia y dictadura en la Argentina de Bergoglio"].

En Italia, el ensayo de Zanatta está en el último número de la prestigiosa revista laica de cultura y política "il Mulino" y puede ser adquirido también en pdf:

> Un papa peronista?

Mientras que en Argentina está en el último número de la revista católica "Criterio" y puede ser leído íntegralmente aquí:

> Un Papa populista

Quien tradujo el ensayo al español fue el mismo director de "Criterio", José María Poirier, figura emblemática del catolicismo argentino y conocedor de antigua data de Bergoglio, quien cuando era arzobispo de Buenos Aires participaba regularmente en las reuniones semanales de la redacción de la revista.

En una entrevista realizada por Alejandro Bermúdez en un libro que salió a la venta en Estados Unidos poco después del cónclave del 2013, Poirier dijo:

"Bergoglio es un perfecto hombre político, en el sentido clásico del término. Quiero decir que desde siempre dio la impresión de haber estudiado todos los escenarios. Bergoglio sabía qué hacer si hubiese tenido que retirarse; sabía qué hacer si hubiese tenido que continuar como arzobispo de Buenos Aires; y - ¿por qué no? - también había pensado qué hacer si lo hubiesen elegido Papa".

Lo que sigue a continuación es un breve extracto del ensayo del profesor Zanatta, cinco veces más largo y que inevitablemente hay que leer por entero.

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El pueblo elegido

por Loris Zanatta


¿Bergoglio es peronista? Absolutamente sí. Pero no tanto porque adhirió a él en su juventud. Más bien en el sentido de que el peronismo es el movimiento que determinó el triunfo de la Argentina católica frente a la liberal, que salvó los valores cristianos del pueblo frente al cosmopolitismo de las elites. Por lo tanto, para Bergoglio el peronismo encarna la saludable conjugación entre pueblo y nación en la defensa de un orden temporal basado en los valores cristianos, e inmune […] al liberalismo protestante, cuyo ethos se proyecta como una sombra colonial en la identidad católica de América latina.

Entonces, ¿Bergoglio es populista? Absolutamente sí, a condición de que ese concepto sea entendido como se debe. […] En sus grandes viajes del año pasado –Ecuador, Bolivia, Paraguay; Cuba y los Estados Unidos; Kenia, Uganda, República Centroafricana – Francisco pronunció 356 veces la palabra pueblo. El populismo del Papa está ya en sus palabras. Menos familiaridad tiene en cambio Bergoglio con otros términos: democracia la mencionó apenas 10 veces, individuo 14 veces, y generalmente en su acepción negativa. […] ¿Son números sin sentido? No tanto. Confirman lo que se intuía: que la noción de pueblo es el arquitrabe de su imaginario social. […]

Su pueblo es bueno, virtuoso, y la pobreza le confiere una innata superioridad moral. En los barrios populares, dice el Papa, se conservan la sabiduría, la solidaridad, los valores evangélicos. Allí está la sociedad cristiana, el depósito de la fe.

Más aún: ese pueblo no es para él una suma de individuos sino una comunidad que los trasciende, un organismo viviente animado por una fe antigua, natural, donde el individuo se disuelve en el Todo. En cuanto tal, ese pueblo es el Pueblo Elegido que custodia una identidad en peligro. No por nada la identidad es otro de los pilares del populismo de Bergoglio: una identidad eterna e impermeable frente al devenir de la historia, propiedad exclusiva del pueblo; una identidad ante la cual toda institución o Constitución humana debe inclinarse para no perder la legitimidad que le confiere el pueblo.

Es claro que tal noción romántica de pueblo es discutible y que también lo es la superioridad moral del pobre. No hay que ser antropólogo para saber que las comunidades populares tienen, como toda comunidad, vicios y virtudes. Y lo reconoce, contradiciéndose el mismo Pontífice, cuando establece un nexo de causa y efecto entre pobreza y terrorismo fundamentalista; un nexo por otra parte improbable.

Pero idealizar al pueblo ayuda a simplificar la complejidad del mundo, en lo cual los populismos no tienen rivales. El límite entre Bien y Mal se presentará entonces tan diáfano que puede desatar la enorme fuerza ínsita en toda cosmología maniquea. Es así como el Papa contrapone el pueblo bueno y solidario a una oligarquía depredadora y egoísta. Una oligarquía transfigurada, carente de rostro y nombre, esencia del Mal en cuanto rinde culto al dios pagano del dinero: el consumo es consumismo; el individuo, egoísta; la atención al dinero, adoración sin alma. […]

¿Cuál es el peor daño provocado por esta oligarquía? La corrupción del pueblo. La oligarquía mina las virtudes, la homogeneidad, la espontánea religiosidad, como un Diablo tentador. Vistas así, las cruzadas de Bergoglio contra la oligarquía, por más que repitan el lenguaje de la crítica post-colonial, son herederas de la cruzada antiliberal que los católicos integristas llevan adelante desde hace dos siglos. Algo que no debe extrañar: el antiliberalismo católico que en el plano secular simpatizó con las ideologías antiliberales de turno, fascismo y comunismo in primis, es natural que hoy abrace con ardor la vulgata no global.

Ciertamente hay en la historia del catolicismo una fuerte tradición católico-liberal, interesada en la laicidad política, los derechos del individuo, la libertad económica y civil. Pero no fue esa la familia que vio crecer a Francisco. Si el colegio de cardenales hubiera elegido un Papa chileno quizás hubiera podido encontrarlo en ese universo cultural. Pero la Iglesia argentina es la tumba de los católicos liberales, muertos por la ola nacional popular. […]

Mientras tanto, suceden muchas cosas y se plantean enormes interrogantes sobre los fundamentos de su visión del mundo y sobre la noción de pueblo que lo inspira; y, por ende, sobre la eficacia de que la Iglesia restituya su relevancia perdida.

Las sociedades modernas, también en el sur del mundo, siempre son más articuladas y plurales. Hablar de un pueblo que protege identidades puras e intrínsecas de religiosidad es a menudo un mito que no se corresponde con la realidad.

No tiene sentido seguir considerando a las clases medias, que han crecido enormemente y están ansiosas por poder consumir más y tener mejores oportunidades, como clases coloniales enemigas del pueblo. Muchos pobres de ayer hoy forman parte de las clases medias. […]

Incluso en el plano político, los populismos con los que el Papa comparte muchas afinidades, sufrieron muchos golpes, especialmente en América latina, tanto que lleva a sospechar si no están quedando huérfanas del pueblo que invocan.

No casualmente Francisco pareció desorientado cuando un periodista le pidió su opinión sobre la elección de Mauricio Macri y el nuevo curso antipopulista que algunos piensan que se está dando en América latina. “He escuchado alguna opinión –murmuró el Papa–, pero de esta geopolítica en este momento no sabría qué decir. Hay muchos países latinoamericanos en esta situación de cambio, es verdad, pero no sabría explicarlo”.

Es evidente que no se mostró entusiasta considerando el perfil más secular y cosmopolita de las fuerzas que se proponen suplantar a los populismos en crisis. Pero con ellas deberá confrontarse el Santo Padre. Adorado por los fieles pero también huérfano, al menos un poco, de pueblo.

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Al término de la audiencia al presidente de Bolivia, Evo Morales, el pasado 15 de abril, el papa Francisco recibió de él como regalo una carta por parte de exponentes no especificados de los "movimientos populares" y tres libros sobre las virtudes saludables de la coca, de la que el mismo Morales es fervoroso cultivador. Y el saludo entre los dos – han mencionado las agencias – ha sido "muy afectuoso":

> Morales dona al papa tre libri sulla coca: "Gliela consiglio"

El presidente de Bolivia tenía todavía fresco el rechazo en su patria, a través de un referendum, de la modificacion constitucional que él quería para asegurarse su futura reelección.

Para las izquierdas populistas sudamericanas, la actual es una fase muy negativa. En Brasil, en Venezuela, en Argentina y en Perú hay una secuencia de derrotas. No sorprende que, para resistir, Morales se apoye en Francisco.

Justamente ha recomendado al Papa bebidas a base de coca poco después que la Conferencia Episcopal Boliviana lo había acusado de "hacer penetrar el narcotráfico en la estructura del Estado".

Y de regreso a Bolivia aconsejó a los obispos que "hagan abiertamente un partido pro-capitalista y pro-imperialista". Mientras él exhibe al Papa de su parte. Quien "está contento con lo que hemos hecho y me ha dicho: estate siempre con el pueblo":

> Perché la sinistra sudamericana in crisi adesso fa il tifo per il papa

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Traducción en español de José Arturo Quarracino