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Los católicos chinos dan testimonio
08 - 03 - 2016 - IGLESIA - Asia

El fin en China de la política de hijo único ha abierto las puertas a que la Iglesia pueda predicar más libremente su doctrina sobre la apertura a la vida en el matrimonio y en contra del aborto y los métodos anticonceptivos. 

Muchos de ellos ya habían ignorado la ley que les obligaba a tener un solo hijo, a pesar de las consecuencias que acarreaba dicha decisión. Los padres de los niños no inscritos eran multados y sus hijos no pueden acudir a la escuela pública ni tampoco aprovecharse de otros beneficios sociales.
Hace cinco años, María Yang rechazó la idea de volver a quedarse embarazada. Tenía todo tipo de preocupaciones: renunciar a su trabajo y las consecuencias económicas que esto supondría, el cuidado de los niños y la falta de libertad. Hoy, su segundo hijo ha cumplido 7 meses.
María cambió de opinión gracias al grupo del Camino Neocatecumenal de su parroquia al noreste de China. Yang y su marido se abrieron a la vida. «Es la voluntad de Dios. Dios es amor. Desde que lo entendimos, no hemos vuelto a utilizar anticonceptivos », explicó.
Aunque el gobierno chino ha puesto fin desde el 1 de enero a la política de un solo hijo, el párroco de esta comunidad clandestina ha explicado que -vigente o no – esta ley «nunca fue una preocupación» entre las parejas de laicos de su comunidad. De hecho, dado que el segundo bebé de Yang nació antes de la introducción de la política que permite tener varios hijos, todavía podría recibir una multa. «Aún no hemos conseguido registrarlo».
Este es el caso de muchos otros niños. Según las estadísticas oficiales, se estima que 13 millones de personas no están registradas en China; sobre todo como consecuencia de violaciones de la política de un solo hijo que comenzó a principios de 1979. Los padres de los niños no inscritos pueden ser multados y sus hijos no pueden acudir a la escuela pública ni tampoco aprovecharse de otros beneficios sociales. Sin embargo, Yang, como muchas otras mujeres, «simplemente quería tener más hijos» explica a Ucanews.
Una sociedad envejecida
No obstante, son muchos los que se plantean que la nueva política de dos hijos no trata de favorecer los derechos humanos, sino que se establece para hacer frente a las nuevas necesidades de una sociedad que comienza a envejecer y como motor que impulsa de la economía doméstica. «Los derechos humanos no tienen valor para la administración China. Esta no es una razón por la que el Gobierno haya relajado sus políticas», explica Clare, un periodista católico ya jubilado. Por otro lado, Ng Wai-kit, profesor de Economía en la Universidad de Hong Kong apunta, «la política de dos hijos, al igual que la de uno solo, es una medida económica. La población continúa siendo demasiado grande y se pone toda la presión sobre la sociedad».
Antes estos objetivos económicos se ha producido como resultado la amenaza de suicidios de «pequeños emperadores», una expresión que se ha utilizado para referirse a los niños solitarios nacidos bajo la política anterior. Desde que el país relajó la ley los niños, acostumbrados a ser hijos únicos, ven «peligrar su trono» ante la amenaza del nacimiento de un hermano. De hecho, se han registrado informes ocasionales de pequeños que han llegado a quitarse la vida cuando sus padres daban a luz a otro bebé».
Las familias que crecen en el seno de la Iglesia, sin embargo, tienen una actitud abierta a la vida. Esto ayudó por ejemplo al hijo mayor de Yang Liu Jianbo a adaptarse a la llegada de un nuevo miembro al hogar. «Apoyo la decisión de mis padres de tener más hijos. En la Iglesia he aprendido que debemos estar abiertos al don de Dios. Y si eres cristiano, debes dar amor«, ha explicado Liu, de 18 años.
Ahora que la política de natalidad es un tema de discusión entre las parejas jóvenes, «la Iglesia debe aprovechar esta oportunidad para difundir la doctrina católica sobre el derecho a nacer. Así, más gente podrá entender la bondad de la procreación», dijo Zhong Xuebin, seglar católico.

(Fuente: Infocatolica)