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Ese "no " del rabino
25 - 01 - 2016 - INTERRELIGIOSO - Otros

Lo ha dicho durante el encuentro con el Papa en la sinagoga. Es el rechazo a "discutir de teología" con la Iglesia Católica. ¿Por el temor de los judíos de ver empañado lo que los diferencia de los cristianos? 

En el campo católico casi nadie lo ha notado ni lo ha hecho notar. Pero sí en el campo judío. Es ese "no" seco que el rabino jefe de Roma, Ricardo de Segni, le dijo al Papa cuando éste visitó la sinagoga, el domingo 17 de enero:

"No recibimos al Papa para discutir de teología. Cada sistema es autónomo, la fe no es objeto de intercambio y de tratamiento político".

Se trató de un "no" preventivo, porque inmediatamente después Francisco tomó la palabra. Y en su discurso el Papa volvió en vano a proponer a los judíos una profundización teológica común de la relación entre el judaísmo y la Iglesia, la propuesta que el rabino Di Segni ya había rechazado.

Francisco basó su oferta de diálogo teológico citando dos documentos.

El primero fue la declaración "Nostra aetate" del Concilio Vaticano II, que – dijo – "definió teológicamente por primera vez en manera explícita las relaciones de la Iglesia Católica con el judaísmo", naturalmente sin resolver todas las cuestiones, pero "proporcionando un importantísimo estímulo para ulteriores y necesarias reflexiones".

El segundo fue el documento publicado el 15 de diciembre de 2015 por la Comisión vaticana para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, que – dijo el Papa – "afronta las cuestiones teológicas surgidas en las últimas décadas transcurridas desde la promulgación de 'Nostra aetate'".

Y Francisco continuó de este modo:

"La dimensión teológica del diálogo judeo-católico merece ser profundizado cada vez más, y deseo alentar a todos los que están comprometidos en este diálogo para que continúen en ese sentido, con discernimiento y perseverancia. En efecto, justamente desde un punto de vista teológico aparece claramente el vínculo inseparable que une a cristianos y judíos. Los cristianos, para comprenderse a sí mismos, no pueden no hacer referencia a las raíces judías, y la Iglesia, si bien profesa la salvación a través de la fe en Cristo, reconoce la irrevocabilidad de la Antigua Alianza y el amor constante y fiel de Dios por Israel".

Al decir esto, el papa Jorge Mario Bergoglio se expresó en plena continuidad con sus predecesores, sobre todo con Benedicto XVI, quien sí se rehusó a hacer de ambas creencias un objeto de diálogo entre el cristianismo y las otras religiones, pero ha reconocido siempre entre el cristianismo y el judaísmo una relación única, especialísima, que hace no solo posible sino obligatorio un diálogo común también teológico.

Joseph Ratzinger había tocado la cima de su reflexión teológica sobre la relación entre las creencias judía y cristiana, en el prefacio al documento de la Pontificia Comisión Bíblica, publicada el 24 de mayo del 2001, sobre "El Pueblo Judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana" y sobre todo en los tres volúmenes de su "Jesús de Nazareth", como también en páginas reconocidas en los días pasados como "insuperables" por un exponente judío de primer nivel como Sergio Yitzhak Minerbi, entre los mayores expertos de las relaciones entre judíos y católicos.

Ahora bien, el documento vaticano del 15 de diciembre pasado no sólo se sitúa en estos niveles, sino que impulsa incluso otros, también gracias al hecho de no proponerse como "un documento magisterial o una enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica", sino simplemente como "un punto de partida para un ulterior pensamiento teológico, en vistas a enriquecer e intensificar la dimensión teológica del diálogo Judío-Católico".

En este documento, son sobre todo dos los puntos que han encontrado en el campo judío un recibimiento positivo.

El primero es aquél en el que se da como carente de fundamento "una teología del reemplazo o de la sustitución, que opone entre sí, como dos entidades separadas, la Iglesia de los Gentiles y la Sinagoga rechazada que es sustituida". Esto se debe a la "irrevocabilidad" de la promesa de Dios al pueblo de Israel.

El segundo es aquél en el que se excluye por parte de la Iglesia una "misión institucional específica dirigida a los Judíos" para convertirlos.

Así se expresa, a propósito de este tema, el parágrafo 40 del documento:

"Es fácil entender que la así llamada 'misión a los Judíos' es para los Judíos una cuestión muy delicada y sensible, porque a sus ojos lleva implicada la existencia misma del Pueblo Judío. Esta cuestión se demuestra también ardua para los Cristianos, pues a sus ojos el significado de la universalidad salvífica de Jesucristo, y por consiguiente la misión universal de la Iglesia, tienen una importancia crucial. La Iglesia se ve así obligada a considerar la evangelización en relación a los Judíos, que creen en un sólo Dios, con unos parámetros diferentes a los que adopta para el trato con las gentes de otras religiones y concepciones del mundo. En la práctica esto significa que la Iglesia Católica no actúa ni sostiene ninguna misión institucional específica dirigida a los Judíos. Pero, aunque se rechace en principio una misión institucional hacia los Judíos, los Cristianos están llamados a dar testimonio de su fe en Jesucristo también a los Judíos, aunque deben hacerlo de un modo humilde y cuidadoso, reconociendo que los Judíos son también portadores de la Palabra de Dios, y teniendo en cuenta especialmente la gran tragedia de la Shoah".

*

Pero entonces, si ésta es la calidad del diálogo teológico que el papa Francisco ofreció una vez a los judíos, ¿por qué el rabino Di Segni ha dicho "no"?

Una pista interesante de respuesta está en lo que ha escrito la profesora judía Anna Foa, docente de historia moderna en la Universidad "La Sapienza" de Roma, en el diario del judaísmo italiano "Pagine Ebraiche", como comentario de la visita del Papa a la sinagoga.

Su comentario fue reproducido íntegramente en la edición de "L'Osservatore Romano" del 18-19 de enero de 2016.

Anna Foa ha reconocido efectivamente como "mensaje fuerte" proveniente de la visita del Papa "el reunirse juntos judíos y cristianos en el momento en el que los cristianos son objeto de las persecuciones más sanguinarias y el antisemitismo resurge cada vez más visible, tanto en las proclamas del Daesh como en la vida cotidiana de los judíos, tanto en la diáspora como en Israel". Un fuerte llamado, entonces, "al hecho que las religiones pueden y deben ser motores de paz y no de guerra".

Pero después continuó de este modo:

"Otro tema, más tenue respecto a estos grandes temas que afectan al destino del mundo pero igualmente importante, se refiere a las relaciones entre judíos y cristianos.

"Al 17 de enero se ha llegado con grandes progresos en el diálogo, progresos consagrados por muchas voces reconocidas en el transcurso de las celebraciones del cincuentenario de 'Nostra aetate' y en particular por el documento dado a conocer el 10 de diciembre del 2015 por la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, […] con sus afirmaciones tan innovadoras. Es este documento el que el Papa ha recordado hoy en la sinagoga. Una apertura teológica, una invitación fuerte a todos los que están comprometidos en el diálogo para indagar en definitiva también su dimensión teológica.

"Un discurso, el teológico, pospuesto explícitamente por el mundo judío, en nombre de la invitación a prácticas, acciones y proyectos comunes, tal como Rav Di Segni ha intentado subrayar. Pospuesto, tal vez, pero no abandonado.

"No creo que sea una transformación de poca importancia el hecho que la Iglesia haya renunciado del todo a la tradición secular de misiones hacia los judíos como no necesaria en el contexto de la salvación y haya dicho palabras claras e indiscutibles sobre la 'vexata quaestio' [controvertida cuestión] de la teología de la sustitución, según el cual la elección divina de los judíos habría sido sustituida por la de los cristianos.

"Y ni siquiera creo que haya vacilaciones por parte de los judíos para reconocer cómo, luego de tantas invitaciones a pronunciarse sobre estos puntos sin vacilaciones ni ambigüedades, este pronunciamiento haya llegado por fin. La visita de hoy, dijo Rav Di Segni, significa que la Iglesia no intenta retroceder en el recorrido de reconciliación.

"Por parte del judaísmo, sin embargo, la respuesta no es clara y surgen muchas reservas a través de la cautela de las palabras.

"¿Son reservas debida solamente al hecho que el discurso teológico parece incomprensible para la mayoría? ¿O por el contrario, no hay también temores y dudas en los reconocimientos de la novedad del paso llevado a cabo por la Iglesia? ¿Temores que, una vez que la Iglesia renunció a la conversión, el acercamiento entre judíos y cristianos lleve a la disolución de las diferencias doctrinales?

"En un artículo publicado hace pocos días en el 'L'Osservatore Romano', Guido Vitale, el director de 'Pagine Ebraiche', recordó una entrevista suya al rabino Elio Toaff en el lejano 1986, en ocasión de la visita de Juan Pablo II a la sinagoga.

"En esa ocasión Toaff habló justamente de estos temores: 'Una revolución radical, una renuncia a la tentación de marginar al pueblo judío, un gesto que hará nacer relaciones nuevas entre dos creencias que tienen las mismas raíces históricas comunes. Nace una nueva relación, sobre un pie de igualdad y de colaboración. Y si algunos judíos pueden temer quizás el peligro de una cierta actividad misionera por parte de la Iglesia, decimos que se trata de un riesgo que, si alguna vez se diera, creemos que estamos en condiciones de poder evitar'.

Anna Foa no dijo más nada. Pero ha planteado la cuestión, dentro del mundo judío más que en el mundo cristiano.

En todo caso, el "no" dicho al papa Francisco por el rabino Di Segni no es de todos los judíos y no es para siempre. Y ni siquiera ya han sido enunciados todos los motivos.

Luego del encuentro en la sinagoga, el mismo Di Segni hizo una primera explicitación de su pensamiento en una entrevista efectuada por el vaticanista Andrea Gagliarducci en ACI Stampa del 21 de enero:??"Siempre sostuve la necesidad de una reflexión judía también desde el punto de vista teológico sobre nuestras relaciones con el cristianismo. Pero los modos en que se desarrollan estas reflexiones en el judaísmo son diferentes del modo en que se desarrollan en un organismo como la Iglesia, que tiene un gran aparato doctrinal, una jerarquía y un jefe que puede organizar estas cosas. En nosotros los modos y los tiempos son diferentes. Es cierto que es importante estar atentos a lo que dicen otros, pero la teología es un campo interno en cada religión. Cada fe y sobre todo estos temas no son objeto de discusión política, en consecuencia, necesitar dejar tiempos y espacios a la evolución de las propias reflexiones".??La discusión que ciertamente se desarrollará será para seguirla en su totalidad.

(Fuente: chiesa.espresso.repubblica.it)