Papa Francisco aceptó recibir el premio Carlomagno para «animar a Europa a trabajar por la paz». Lo refirió el padre Federico Lombardi, explicando que el Papa subrayó que «es sobre todo por la paz que lo recibo, por quien se compromete por la paz en Europa y en el mundo: en este momento, en el que hablamos de ‘tercera guerra mundial en pedacitos’ —dijo el Pontífice—, recibo este premio para dedicarlo a Europa como impulso para trabajar por la paz».
El premio fue asignado en 2004 a otro Papa, Juan Pablo II. Francisco, que siempre se ha dicho en contra de recibir premios y honorificencias, lo aceptó justamente por la finalidad de animar a Europa al compromiso por la paz. Francisco no irá a recibirlo a la ciudad de Aquisgrana: los promotores irán a Roma para entregárselo, en una fecha todavía por definir.
La ciudad alemana recordó, entre las motivaciones de su decisión de otorgar el premio al Pontífice argentino, el discurso que pronunció en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, además de su constante compromiso por los migrantes, en contra de la pobreza, por los derechos humanos, por la convivencia entre los pueblos y por el medio ambiente.
Papa Bergoglio también es una de las raras personalidades no europeas que an recibido el premio Carlomagno, «testimonio —observó Lombardi— de su capacidad de creer que Europa es capaz de asumir un papel por la paz en una perspectiva global».