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Francisco: «Esta es la palabra-síntesis del Evangelio: Misericordia»
08 - 12 - 2015 - PAPADOS - Francisco

«No se puede entender un cristiano verdadero que no sea misericordioso, como no se puede entender Dios sin su misericordia». Lo exclamó Papa Francisco durante el Ángelus en la Plaza San Pedro, poco después de la Misa de la Fiesta de la Inmaculada y de la apertura de la Puerta Santa. «Dejémonos abrazar por la ternura de Dios, que nos espera y perdona todo; no hay nada más dulce que dejarse acariciar por Dios», fue la exhortación del Pontífice, que puso en marcha el Jubileo extraordinario de la Misericordia.

«La fiesta de hoy de la Inmaculada Concepción tiene un específico mensaje para comunicarnos: nos recuerda que nuestra vida es un don, todo es misericordia», explicó el Pontífice argentino, y celenrar esta fiesta «implica dos cosas: acoger plenamente Dios y su gracia misericordiosa en nuestra vida; transformarse a su vez en artífices de misericordia a través de un auténtico camino evangélico. La fiesta de la Inmaculada se transforma en la fiesta de todos nosotros si, con nuestros ‘Sí’ cotidianos, conseguimos vencer nuestro egoísmo y hacer más feliz la vida de nuestros hermanos, a donarles esperanza, secando aquellas lágrimas y donando un poco de alegría. A imitación de María, estamos llamados a transformarnos en portadores de Cristo y testigos de su amor, mirando en primer lugar a aquellos que son privilegiados a los ojos de Jesús: ‘porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’».

«La Inmaculada Concepción significa que María es la primera salvada por la infinita misericordia del Padre, tal primicia de la salvación que Dios quiere donar a cada hombre y mujer, en Cristo --continuó Bergoglio. Por esto la Inmaculada se ha convertido en ícono sublime de la misericordia divina que ha vencido el pecado. Y nosotros, hoy, al inicio del Jubileo de la Misericordia, queremos mirar a este icono con amor confiado y contemplarla en todo su esplendor, imitándola en la fe. En la Concepción Inmaculada de María estamos invitados a reconocer la aurora del mundo nuevo, transformado por la obra salvadora del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La aurora de la nueva creación actuada por la divina misericordia. Por esto la Virgen María, nunca contagiada por el pecado está siempre llena de Dios, es madre de una humanidad nueva».

«Que la Virgen Santa, primicia de los salvados, modelo de la Iglesia, esposa santa e inmaculada, amada por el Señor, nos ayude a redescubrir siempre más la misericordia divina como distintivo del cristianos. Esa es la palabra-síntesis del Evangelio: misericordia; es el rasgo fundamental del rostro de Cristo: aquel rostro que nosotros reconocemos en los diversos aspectos de su existencia: cuando va al encuentro de todos, cuando sana a los enfermos, cuando se sienta en la mesa con los pecadores, y sobre todo cuando, clavado sobre la cruz, perdona; allí nosotros vemos el rostro de la misericordia divina. Por intercesión de María Inmaculada, la misericordia tome posesión de nuestros corazones y transforme toda nuestra vida».

Después de la oración mariana del Ángelus, Papa Francisco dijo: «Queridos hermanos y hermanas los saludo a todos con afecto. especialmente a las familias, los grupos parroquiales y las asociaciones. Un pensamiento especial va a los socios de la Acción Católica italiana».

Hoy por la tarde, indicó, «iré a la Plaza de España para rezar a los pies del monumento a la Inmaculada y después iré a Santa María Mayor. Les pido que se unan espiritualmente a mí en este peregrinaje que es un acto de devoción filial a María, madre de misericordia. A ella encomendaré a la Iglesia, a toda la humanidad y de manera particular a la ciudad de Roma. Hoy al inicio también pasó la puerta de la Misericordia Papa Benedicto. Enviémosle todos un saludo a Papa Benedicto —dijo Bergoglio provocando una ovación de los fieles. A todos les deseo una buena fiesta y un Año santo lleno de frutos con la guía y la intercesión de nuestra Madre, un Año santo lleno de misericordia para ustedes y de ustedes para los demás. Por favor pidan esto al Señor también para mí, que lo necesito tanto. Buen provecho y hasta vernos».(VATICAN INSIDER)