CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
Iglesia sinodal, pero el que decide todo serĂ¡ el Papa
28 - 10 - 2015 - SINODOS - 2014-2015

Ni siquiera está la palabra "comunión" en el texto aprobado por el sínodo que se refiere a los divorciados que se han vuelto a casar. Pero en la práctica cada uno hace ya lo que quiere. El espíritu vale más que la letra, dice Francisco.  El punto de inflexión fue el tercer informe del círculo de lengua alemana, emitido en la tarde del martes 20 de octubre, del cual han sido insertados en el documento conclusivo del sínodo bloques enteros, en al menos tres puntos cruciales: teoría del "género", "Humanae vitae" y comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.


> Relazione del circolo minore di lingua tedesca

> Relazione finale del sinodo dei vescovi

Pero el informe del "Germanicus" comenzaba con una nota de censura por "las declaraciones públicas de algunos padres sinodales".

Al pedírsele que dijera a quien se refiere la nota, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Münich y personalidad destacada del círculo, señaló como culpable al cardenal australiano George Pell y lo que él declaró en el diario de París "Le Figaro".

En efecto, Pell dijo que asistía en el sínodo "a la tercera batalla teológica entre dos teólogos alemanes y en consecuencia dos visiones-símbolo, la de Kasper y la de Ratzinger", un desencuentro que "es de larga duración, pero espero que se cierre rápidamente esta etapa y que de este sínodo emerja la claridad".

Esto es muy cierto. Porque los dos principales puntos de desencuentro de este sínodo han sido y siguen siendo justamente las dos cuestiones capitales en las que se han enfrentado en el lapso de treinta años Walter Kasper y Joseph Ratzinger: la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y la relación entre la Iglesia universal y las Iglesias locales.


IGLESIA UNIVERSAL E IGLESIAS LOCALES


Respecto a la segunda cuestión, Kasper sostenía la simultaneidad originaria de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares y veía en la acción de Ratzinger "un intento de restauración teológica del centralismo romano". Y Ratzinger le reprochaba a Kasper la reducción de la Iglesia a una construcción sociológica, poniendo en peligro la unidad de la Iglesia y, en particular, el ministerio del Papa:

> Le Chiese locali e la Chiesa universale

La disputa entre los dos comenzó en 1983, culminó con la publicación en 1992 de una carta de la Congregación de la Doctrina de la Fe, de la que Ratzinger era prefecto, titulada "Communionis notio", y continuó hasta 2001, con un último intercambio de estocadas en la revista de los jesuitas de Nueva York, "America".

Elegido Papa, Ratzinger volvió a confirmar su tesis en la exhortación apostólica postsinodal "Ecclesia in Medio Oriente" del 2012:

"La Iglesia universal es una realidad antecedente a las Iglesias particulares, que nacen en y por la Iglesia universal. Esta verdad refleja fielmente la doctrina católica y, en particular, la del Concilio Vaticano II. Ella nos introduce en la comprensión de la dimensión «jerárquica» de la comunión eclesial, y permite que la rica y legítima diversidad de las Iglesias particulares se articule siempre en la unidad, como lugar donde los dones particulares se convierten en una auténtica riqueza para la universalidad de la Iglesia".

Hoy, por el contrario, el papa Francisco auspicia, en la "Evangelii gaudium", que las conferencias episcopales se conviertan en "sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal", porque "una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera".

Y en pleno sínodo, el pasado 17 de octubre, reafirmó "la necesidad de una saludable descentralización", es decir, el confiar a los episcopados nacionales "el discernimiento de todas las problemáticas que se presentan en sus territorios".

La disputa está lejos de ser abstracta, si se presta atención a lo que dijo en la primavera pasada el cardenal Marx, número uno de los obispos de Alemania:

"No somos una filial de Roma. Cada conferencia episcopal es responsable de la atención pastoral en el propio contexto cultural y debe predicar el Evangelio en el propio modo original. No podemos esperar que un sínodo nos diga cómo debemos configurar aquí la atención pastoral del matrimonio y de la familia".

El sínodo ya pasó, pero en Alemania – y no sólo allí – ya desde hace tiempo se hace lo que se quiere, respecto a la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar.

Y ahora estamos en el otro punto del histórico enfrentamiento entre Kasper y Ratzinger.


LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS QUE SE HAN VUELTO A CASAR
 

En los primeros años de los ´90, Kasper, en esa época obispo de Rottenburg, junto a Karl Lehmann, obispo de Maguncia, y Oskar Saier, obispo de Friburgo, desafió la prohibición de Roma de dar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, formulado por última vez en la exhortación "Familiaris consortio" de Juan Pablo II, promulgada en 1981. El fuego cruzado verbal con Ratzinger finalizó en 1994, con una carta a todos los obispos del mundo enviada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la cual éste último era prefecto, carta que confirmaba la prohibición. Y durante un par de décadas Kasper hizo silencio sobre el tema. Pero desde el momento que Jorge Mario Bergoglio es Papa, el ultraoctogenario cardenal ha vuelto al primer plano para volver a proponer sus tesis, esta vez con el apoyo inicial del nuevo sucesor de Pedro, quien en febrero del 2014 le encargó precisamente a él que bajara línea a los cardenales reunidos en consistorio, en vistas del doble sínodo sobre la familia. Y a causa de una cita inapropiada de Ratzinger hecha por Kasper en su exposición, la confrontación entre los dos tuvo el año pasado esta inesperada continuación:

> En el sínodo sobre la familia también el Papa emérito toma la palabra (3.12.2014)

Pero las reacciones de cardenales y obispos contra las tesis de Kasper fueron tales y tantas que sorprendieron también al papa Francisco, quien efectivamente desde un cierto punto en adelante pareció que se distanciaba un poco de él:

> Bolsín del sínodo. Baja Kasper, sube Caffarra (20.3.2015)

Y todavía más duras se evidenciaron las oposiciones en el sínodo de este mes de octubre, al punto de inducir al mismo Kasper a retirar sus propuestas y a replegarse hacia una solución mínima, la única que todavía consideraba presentable en el aula con esperanzas de éxito.

Curiosidades del destino: esa solución mínima fue precisamente una hipótesis expuesta muchas veces por Ratzinger, primero como cardenal en un ensayo de 1998 y luego como Papa, con la republicación en el 2011 del mismo ensayo:

> La pastorale del matrimonio deve fondarsi sulla verità

Ratzinger partía de un caso ejemplar: el de quien está en conciencia convencido que su matrimonio celebrado por Iglesia es nulo, pero encuentra cerrado el camino de una sentencia canónica que lo defina de ese modo.

En casos como éste, escribió, "no parece estar excluida en línea de principio la aplicación de la 'epikeia' en el fuero íntimo".

Y proseguía de este modo:

"Muchos teólogos son de la opinión que los fieles deben atenerse absolutamente también en el 'fuero íntimo' a los juicios del tribunal que a ellos les parecen falsos. Otros, por el contrario, consideran que aquí, en el 'fuero íntimo' se pueden pensar excepciones, porque en el orden procesal no se trata de normas de derecho divino, sino de normas de derecho eclesial. Pero esta cuestión exige estudios y clarificaciones ulteriores. Efectivamente, deberían aclararse en modo muy preciso las condiciones para la verificación de una 'excepción', con la finalidad de evitar arbitrariedades y proteger el carácter público – sustraído al juicio subjetivo – del matrimonio".

Ahora bien, en el círculo alemán, en la última semana del sínodo se certificó unánimemente justamente esta última hipótesis, en su momento propuesta por Ratzinger como caso de estudio: la de confiar al "fuero íntimo", es decir, al confesor junto al penitente, el "discernimiento" de los casos en los cuales permitir "el acceso a los sacramentos". Y en el "Germanicus", además de Kasper estaban los cardenales Marx y Christoph Schönborn, más otros innovadores. Pero también estaba Gerhard Müller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratzingeriano de hierro.

Pero cuando la solución "alemana" fue insertada en el documento final – que a su vez sustituía un borrador anterior abrumado por las críticas - y fue llevada al aula para ser votada, para lograr ser aprobada tuvo que atenuar posteriormente su lenguaje, hasta vaciarlo de toda novedad, Así "el acceso a los sacramentos" se diluyó en una genérica "posibilidad de una más plena participación en la vida de la Iglesia". En el texto finalmente aprobado, en los parágrafos sobre los divorciados que se han vuelto a casar, no aparece ni siquiera una vez la palabra "comunión", ni tampoco ningún término equivalente. En síntesis, nada nuevo respecto a la prohibición vigente, si al menos nos ponemos frente a la letra del texto.


ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA


Pero también aquí hay una gran distancia entre la teoría y la práctica. El "fuero íntimo" es un camino ya frecuentado en numerosos casos de divorciados que se han vuelto a casar que toman la comunión con – o más a menudo sin – el consentimiento de su confesor.

Pero está también quien va decididamente más allá, y teoriza una plena libertad de comportamiento en este campo.

Basilio Petrà, presidente de los teólogos moralistas italianos y autor de referencia de "La Civiltà Cattolica", puso en negro sobre blanco que "las cosas han cambiado" ya desde el momento en que el cardenal Kasper se expresó en el consistorio celebrado en febrero del 2014 a favor de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.

Desde entonces – escribió Petrà en la revista "Il Regno" – "el magisterio ha colocado de hecho en el área de la duda" lo que hasta ahora era una prohibición indiscutible.

Con la consecuencia que ahora "un confesor puede serenamente absolver y admitir a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar", sin ni siquiera esperar el permiso de su obispo, permiso que "no es necesario".


QUÉ DIRÁ FRANCISCO


En el terreno práctico, la única sustancial novedad en este campo que se presentó últimamente es extra-sinodal. Es la reforma de los procesos de nulidad matrimonial decretada por Francisco el pasado mes de setiembre, la cual entrará en vigor el próximo 8 de diciembre.

Como objetivo del Papa y de los canonistas que la han preparado, esa reforma quiere multiplicar de miles a millones las sentencias de nulidad, con procesos simples, rápidos y gratuitos. Pero ponerla correctamente en acción parece una empresa titánica, a la cual la Iglesia Católica parece hoy muy poco preparada. A menos que confíe todo juicio al obispo del lugar y a sus delegados, en una improvisación llamativa:

> Prohibido llamarlo divorcio. Pero, ¡cuánto se le asemeja!

Dentro de algunos meses se hará pública además la exhortación con la que Francisco pondrá en ejecución los trabajos del sínodo.

Toda decisión le corresponde a él y solamente a él, porque un sínodo tiene una tarea exclusivamente consultiva y propositiva. Pero no se dice que el Papa deberá atenerse a la "Relatio finalis" que le ha sido entregada.

El padre Adolfo Nicolás Pachón, prepósito general de la Compañía de Jesús, que conoce bien a Bergoglio y que ha sido incluido por el Papa en la comisión encargada de redactar la "Relatio", advirtió:

"En la comisión la idea era preparar un documento que dejara las puertas abiertas, para que el Papa pudiese entrar y salir, hacer lo que piensa. Es un documento que deja las manos libres a Francisco".

En todo caso, Francisco no escribirá la palabra "fin". Con los dos sínodos puso en movimiento un proceso que él es el primero en no querer detener.

El cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, dijo a "Crux":

"Me parece que para Francisco esto es parte de la espiritualidad ignaciana: el desorden, la confusión, las cuestiones abiertas son algo bueno. Con frecuencia nuestro deseo de algo ordenado, previsible, bien estructurado puede ser un obstáculo al trabajo de la gracia. Él parece convencido de esto".

Y también vale siempre, hoy más que nunca, ese primado hermenéutico del “espíritu” sobre la “letra” que ya ha dado controvertida prueba de sí en la interminable dicusión postconciliar y que el papa Francisco, en el discurso con el que concluyó el sínodo, ha tenido que recordar a “los corazones cerrados que a menudo se esconden incluso detrás de las enseñanzas de la Iglesia”:??

"Queridos hermanos, la experiencia del sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón".

__________

 

Pell, Napier, Sarah, Chaput… Los doce elegidos en el nuevo consejo sinodal


La de la "Relatio finalis" no fue la única votación que comprometió a los 270 padres sinodales, porque antes de ésta, llevada a cabo el jueves 22 de octubre, ellos votaron también para elegir a sus doce representantes en el consejo que ayudará a la secretaría del sínodo hasta la próxima asamblea ordinaria.

El anterior consejo sinodal ordinario estuvo vigente desde el 2012. En consecuencia, éste es el primero que nace durante el pontificado de Francisco.

A los doce elegidos el Papa agregará otros tres nominados por él. Sólo entonces los nombres de los quince serán conocidos oficialmente, sin distinguir entre los elegidos y los de nombramiento papal.

Pero entretanto, presentamos a continuación los nombres de los doce ya votados, tres por continente, con Asia y Oceanía unidos:

ÁFRICA

- Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, guineano;
- Cardenal Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban, Sudáfrica;
- Mathieu Madega Lebouakehan, obispo de Mouila, Gabon.

AMÉRICA

- Charles J. Chaput, arzobispo de Filadelfia, Estados Unidos;
- Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, canadiense;
- Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, Honduras.

ASIA y OCEANÍA

- Cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para la Economía, australiano;
- Cardenal Luis Antonio G. Tagle, arzobispo de Manila, Filipinas;
- Cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, India.

EUROPA

- Cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, Austria;
- Cardenal Vincent G. Nichols, arzobispo de Westminster, Reino Unido;
- Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto, Italia.

Al término de cada sínodo ordinario, estas votaciones han sido leídas siempre como un excelente indicador de las orientaciones de la jerarquía mundial.

Cada padre sinodal puede votar un solo nombre por vez y la votación se lleva a cabo por continente.

El primer escrutinio – en el que no rara vez sucede que alguien obtenga la mitad más uno de los votos necesaria para la elección – permite identificar los diez nombres más votados, sobre los cuales se procede con un segundo y definitivo escrutinio, del cual se eligen los tres que cuentan con el mayor número de votos.

En las votaciones de este 22 de octubre el más votado en forma absoluta fue un no-cardenal: el arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput.

Pero también los cardenales Sarah y Pell recogieron fuertes consensos. Junto a Napier, también elegido, estuvieron entre los trece firmantes de la carta entregada al papa Francisco al comienzo del sínodo. Signo que el grueso de los padres sinodales no ha prestado atención en lo más mínimo a la campaña de descrédito orquestada contra ellos – ya antes que la carta fuera de dominio público – por el circuito periodístico-eclesiástico que tiene sus raíces en la Casa Santa Marta. Y sin contar que también Chaput, Madega Lebouakehan y el cardenal Ouellet, aun cuando no haya firmado la carta de los trece, pertenecen a su misma línea.

Una curiosidad. Forte ingresó en la terna de los elegidos por Europa gracias a la dispersión de los votos entre los otros italianos. Efectivamente, los votos sumados de los cardenales Carlo Caffarra y Angelo Scola fueron muchos más que los de Forte.

__________

Traducción en español de José Arturo Quarracino, Temperley, Buenos Aires, Argentina.

SANDRO MAGISTER en http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1351166?sp=y