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Papa-Sínodo: «La única autoridad es la del servicio»
18 - 10 - 2015 - SINODOS - 2014-2015

Francisco en la conmemoración del 50 aniversario de las asambleas sinodales, creadas por Pablo VI: revisar el primado petrino como exigió san Juan Pablo II. El Pontífice está convencido de que «en una Iglesia Sinodal, incluso el ejercicio del primado petrino podrá recibir mayor luz. El Papa no está, por sí solo, sobre la Iglesia, sino dentro de ella»

En la Iglesia «es necesario que alguien se abate para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino». «El único poder es del de la cruz». Los que ejercen la autoridad se llaman «‘ministros’ porque, según el significado original de la palabra, son los más pequeños entre todos. Sirviendo al Pueblo de Dios cada obispo se vuelve, para la porción de rebaño a él confiada, vicario de aquel Jesús que en la última cena se inclinó para lavar los pies de los apóstoles». Nunca hay que olvidar que para los discípulos de Cristo, «ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la del servicio». «El Papa no está, por sí solo, sobre la Iglesia, sino dentro de ella como bautizado entre los bautizados, y dentro del Colegio episcopal como obispo entre los obispos, llamado al mismo tiempo, como Sucesor del apóstol Pedro, a guiar la Iglesia de Roma que preside en el amor a todas las Iglesias». «El hecho de que el Sínodo actúe siempre ‘cum Petro et sub Petro’ no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad». El camino de la sinodalidad, «es el camino que Dios se espera de la Iglesia del tercer milenio». Todas estas fueron afirmaciones (potentes y aclamadoras) que hizo Papa Francisco en el Aula Pablo VI, al concluir la conmemoración del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los obispos.

 

Lo que Dios pide «ya se encuentra contenido en la palabra Sínodo», subrayó el Pontífice: «caminar juntos (laicos, Pastores, Obispo de Roma) es un concepto que se expresa fácilmente en palabras, pero no se pone tan fácilmente en práctica».

 

Hablando sobre el Sínodo sobre la familia que se está llevando a cabo en el Vaticano y sobre el Sínodo extraordinario de 2014, Francisco dijo: «¿cómo sería posible hablar de la familia sin interpelar las familias, escuchando sus alegrías y sus esperanzas, sus dolores y sus angustias? Por medio de las respuestas de los dos cuestionarios enviados a las Iglesia particulares, hemos tenido la posibilidad de escuchar al menos algunas de ellas en relación a las cuestiones que tocan muy de cerca y sobre el cual tienen mucho que decir. Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia que escuchar “es más que oír”. Es una escucha reciproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, Colegio Episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo».

 

Después, Papa Bergoglio precisó: « El hecho que el Sínodo actué siempre cum Petro et sub Petro – por lo tanto no sólo cum Petro, sino también sub Petro – no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad. De hecho el Papa es por voluntad del Señor, “el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad tanto de Obispos cuanto de la multitud de los Fieles”. A esto se une el concepto de“jerarchica communio”, usado por el Concilio Vaticano II: Los Obispos están unidos al Obispo de Roma por el vínculo de la comunión episcopal (cum Petro) y al mismo tiempo están jerárquicamente sometidos a él como jefe del Colegio (sub Petro)».

 

La sinodalidad, «como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico. Si comprendemos que, como dice San Juan Crisóstomo, “Iglesia y Sínodo son sinónimos” – porque la Iglesia no es otra cosa que el “caminar juntos” de la Grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de a Cristo Señor – entendemos también que en su interior nadie puede ser “elevado” por encima de los demás. Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno “se abaje” para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino».
 

Y en la Iglesia, «como en una pirámide de cabeza, la cima se encuentra por debajo de la base. Por esto quienes ejercen la autoridad se llaman “ministros”: porque, según el significado originario de la palabra, son los más pequeños de todos. Cada Obispo, sirviendo al Pueblo de Dios, llega a ser para la porción de la Grey que le ha sido encomendada, ‘vicarius Christi’, vicario de Jesús, quien en la última cena se inclinó para lavar los pies de los apóstoles (Cfr. Jn 13, 1-15). Y, en un horizonte semejante, el mismo Sucesor de Pedro es el ‘servus servorum Dei’». Y por ello nunca hay que olvidar que «para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz, según las palabras del Maestro: “Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo”». El Papa subrayó además que «entre ustedes no será así: en esta expresión alcanzamos el corazón mismo del misterio de la Iglesia y recibimos la luz necesaria para comprender el servicio jerárquico».

 


En una Iglesia sinodal, insistió Francisco, «no es oportuno que el Papa sustituya a los Episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, advierto la necesidad de proceder a una saludable ‘descentralización’».
 


Por ello, el Pontífice argentino está convencido de que «en una Iglesia sinodal, incluso el ejercicio del primado Petrino recibirá mayor luz. El Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como Bautizado entre los Bautizados y dentro del Colegio episcopal como Obispo entre los Obispos, llamado a la vez, como Sucesor del apóstol Pedro- a guiar a la Iglesia de Roma, que preside en el amor a todas las iglesias». Y no solo: «Mientras reitero la necesidad y la urgencia de pensar a ‘una conversión del papado’, de buen grado repito las palabras de mi predecesor el Papa Juan Pablo II: ‘Como Obispo de Roma soy consciente [...], que la comunión plena y visible de todas las Comunidades, en las que gracias a la fidelidad de Dios habita su Espíritu, es el deseo ardiente de Cristo. Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva’».



El evento comenzó con la introducción del Secretario general del Sínodo de los obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, y la relación conmemorativa del cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y presidente de la Conferencia Episcopal de Austria, que puntualizó: «El objetivo de los debates, el objetivo de los testimonios es el discernimiento común de la voluntad de Dios. Incluso cuando se vota (como al final de cada Sínodo), no se trata de luchas de poder, de formación de partidos (sobre las que los medios de comunicación informan con gusto), sino de este proceso de formación comuniones del juicio». Y «el resultado final, así esperamos, no es un compromiso político sobre un mínimo común denominador, sino este ‘valor añadido’, esta plusvalía que da el Espíritu Santo, para poder decir al final: ‘Decidimos esto, el Espíritu Santo y nosotros’».(VATICAN INSIDER)