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Sínodo sobre la familia: África, una voz plural
01 - 10 - 2015 - SINODOS - 2014-2015

La Iglesia continental, en vista de la reunión sinodal de octubre, defiende, en su mayoría, las posiciones tradicionales. Pero algunos prelados aprueban la flexibilidad, desde Ghana hasta Sudáfrica

«En el Sínodo, África hablará con una sola voz». Lo había afirmado mons. Gabriel Mbilingi, arzobispo de Lubango, Angola, y presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (Secam), durante la clausura de un encuentro dedicado (el 11 de junio pasado, en Accra) a la próxima reunión sinodal sobre los temas de la familia.Pero imaginar que la postura de los religiosos africanos en vista del Sínodo ordinario de octubre será monolítica puede ser simplista. Sin duda, el año pasado llegaron desde el continente algunas de las voces más netas del campo rigorista, empezando por la del cardenal arzobispo de Durban, Sudáfrica, Wilfrid Fox Napier, que en octubre de este año será uno de los cuatro presidentes delegados de la asamblea sinodal. Esta postura también fue presentada durante el encuentro de Accra por el cardenal Robert Sarah, que invitó a los participantes a «no tener miedo de reiterar» la enseñanza recibida sobre el matrimonio y sobre los temas de la familia. Sin embargo, en la misma capital de Ghana estaban presentes otros obispos cuyas posturas han hecho pensar en la posibilidad de un debate más animado con respecto, por lo menos, a una cuestión pendiente: el posible acceso a la Eucaristía para los divorciados que se han vuelto a casar.Si bien otros tres de los cinco cardenales que intervinieron en Accra (los arzobispos John Njue de Nairobi, Polycarpo Pengo de Dar Es Salaam y Christian Tumi, emérito de Douala) parecen encontrarse en la misma línea de Sarah, de Guinea, piensa un poco diferente Berhaneyesus Souraphiel. El purpurado etíope, que recibió el birrete rojo de manos de Papa Francisco durante el último consistorio, explicó recientemente que espera «una nueva flexibilidad» después del Sínodo, utilizando un término que agrada a los autores de la tesis de la «apertura» (incluso definida «de la misericordia»), normalmente adjudicada al cardenal Walter Kasper. En la misma sintonía, pasando del extremo oriental al occidental del continente, se encuentra mons. Charles Palmer-Buckle, arzobispo de Accra, quien, a diferencia de Souraphiel, estará presente en el Sínodo como delegado (el cardenal, por el contrario será invitado). El prelado de Ghana, de hecho, sostiene que la verdadera cuestión en juego no es la de «hacer declaraciones omnicomprensivas», sino «cuando una persona viene a verme, sentarme con él, con ella o con la familia para examinar la situación y dar soluciones a casos individuales».Claras señales en esta misma dirección también llegan de la Iglesia de Sudáfrica, en donde las posturas del cardenal Napier no son las mismas que las de los delegados elegidos por la Conferencia Episcopal (Sacbc, que incluye también a los obispos de Swazilandia y Botswana). Estos últimos (el arzobispo Stephen Brislin de Ciudad del Cabo y el obispo Zolile Mpambani de Kokstad) recibieron explícitamente un mandato sobre «la posición de la ‘misericordia’ y de la virtud que está en medio, ni demasiado rígida ni relativa», según indicó la agencia católica panafricana Canaa. Hay que recordar, además, que en agosto de este año fue justamente mons. Mpambani, en un mensaje escrito en calidad de responsable de la Sacbc para el Apostolado familiar, quien hizo una alusión a los hombres y mujeres que «han perdido un cónyuge por muerte o por divorcio, pero para quienes el matrimonio sigue siendo un valor».Y también es importante la postura de Sudáfrica en relación con la tercera cuestión que dejó pendiente el Sínodo extraordinario de 2014, la de la acogida de los homosexuales. Sobre este tema algunos religiosos como Souraphiel y Palmer-Buckle están en sintonía con la mayoría de la Iglesia continental, que desconfía de la que es considerada una tendencia «no africana». Desde enero del año pasado, la revista católica «The Southern Cross» (de la que la Sacbc es accionista mayoritaria) indicó que esta era una «ficción», una fantasía.«El prejuicio y la persecución de los homosexuales van en contra de la doctrina católica», decía el editorial de «The Southern Cross», dedicado particularmente a las llamadas ‘leyes anti-gay’ que fueron votadas en los parlamentos de Nigeria y Uganda. Pocas líneas más abajo se recordaba explícitamente el pasaje del Catecismo que recomienda evitar «cualquier signo de injusticia o de discriminación» hacia las personas homosexuales. Es decir el mismo pasaje que se cita en uno de los tres párrafos de la relación final del Sínodo extraordinario, que no alcanzaron las dos terceras partes de los votos.