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San Marcos no debe morir
17 - 07 - 2015 - IGLESIA - Vida religiosa

Es el convento dominico más famoso del mundo. Desde Florencia ha sido durante siglos faro de santidad, de arte y de cultura. Pero ahora está a punto de ser suprimido, por deseo de la orden de Santo Domingo. La sentencia final podría llegar de un momento a otro, en la distracción del verano, y decidirá sobre la vida o muerte del convento dominico más famoso del mundo.

 


 

La puesta en juego es increíble. Es como si los franciscanos decidieron cerrar el convento de Asís. Sin embargo es lo que podría ocurrir, por voluntad de la propia orden de Santo Domingo, si el maestro general de la orden, el padre Bruno Cadoré, hiciera ejecutiva la decisión que el capítulo de la provincia dominica de Italia central, dedicada a Santa Catalina de Siena, tomó en otoño de 2013: la decisión de suprimir la "casa", es decir, el convento de San Marcos en Florencia.

El maestro general se ha tomado su tiempo. En marzo del año pasado visitó el convento que está a punto de ser suprimido. Después escribió una carta a los dominicos de la provincia interesada, pidiéndoles que volvieran a estudiar la cuestión desde el principio, con la ayuda de "expertos". Pero sin resultado. Los padres de la provincia de Santa Catalina de Siena se reunieron de nuevo en capítulo a finales del pasado mes de mayo y reiteraron al maestro general la petición de suprimir el convento de San Marcos.

Si esto sucediera, en los claustros y en las celdas maravillosamente pintadas al fresco por el Beato Angélico (ver más arriba la Anunciación, de 1442) ya no rezaría ningún fraile. De la biblioteca diseñada por Michelozzo, la primera biblioteca de la edad moderna abierta al público, desaparecerían las túnicas de los doctos. Lo que ha sido durante siglos un cenáculo de literatos, artistas, obispos y santos daría paso a una banal hospedería.

Para celebrar las misas, en la iglesia anexa al difunto convento, iría sencillamente alguien de fuera, del no muy lejano convento de Santa Maria Novella, el único convento dominico que permanecería abierto en Florencia.

Es verdad que la penuria de vocaciones, en el orden de Santo Domingo, ha llegado a niveles dramáticos. Pero también es verdad que un buen número de conventos dominicos del mundo sobreviven con dos o tres frailes solamente, sin que por esto sean reagrupados o suprimidos.

Y el convento de San Marcos es una puesta en juego simbólica demasiado alta para que pueda cancelarse impunemente.

El siervo de Dios Giorgio La Pira, alcalde de Florencia en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, en proceso de beatificación, se alojaba en la celda VI de San Marcos y hablaba así de su amadísimo convento:

"Florencia es el centro del mundo. San Marcos es el centro de Florencia y la Anunciación del Beato Angélico que está allí pintada al fresco es el centro de San Marcos. Por consiguiente, la Anunciación es el centro del mundo".

La Pira hablaba como el profeta y visionario que era, como negociador de paz entre las naciones, en Oriente Medio, en Rusia, en Vietnam. Pero es cierto que el convento de San Marcos ha sido un faro imprescindible de santidad y de cultura no sólo para Florencia, sino también para Europa y el mundo.

Lo fue en la estación del humanismo y del renacimiento, con el Beato Angélico, Savonarola, San Antonino de Florencia, Poliziano, Pico della Mirandola. Lo ha sido en nuestro días con personalidades como La Pira, por ejemplo.

Por consiguiente, no sería causa de asombro que un convento que ha dado tanto al mundo reciba hoy del mundo una ayuda que lo mantenga en vida, tal vez con la llegada en sus celdas y claustros de frailes dominicos de otras naciones y continentes.

Hace un año se le dirigió al maestro general de los dominicos una petición para mantener vivo el convento de San Marcos, con cuatro mil firmas:

> Salviamo il convento di San Marco a Firenze dalla chiusura

Entre los suscriptores, católicos y no católicos, se encuentran el filósofo Sergio Givone, asesor de cultura en el ayuntamiento de Florencia; el otro célebre filósofo Massimo Cacciari; los historiadores del cristianismo Daniele Menozzi, Roberto Rusconi y Roberto de Mattei; los sociólogos Pietro De Marco y Arnaldo Nesti; el estudioso de la mística Marco Vannini.

Cabe sólo esperar que esta petición no caiga en el vacío. El tiempo apremia. San Marcos no debe morir.


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Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.


SANDRO MAGISTER/ http://chiesa.espresso.repubblica.it/?sp=y