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Francisco: la "ideologĂ­a de genero" no resuelve nada
15 - 04 - 2015 - PAPADOS - Francisco

«Para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer tiene, por el contrario, que hablarse más, escucharse más, conocerse más, amarse más». Lo dijo el Papa durante la audiencia general, criticando la teoría de género («Remover la diferencia, de hecho, es el problema, no la solución») y esperando más «creatividad y audacia» para el reconocimiento del papel de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia.

Jorge Mario Bergoglio explicó que quería dedicar la audiencia de hoy y de la próxima semana, en el marco de un ciclo de catequesis sobre la familia, al tema de la diferencia y de la complementariedad entre el hombre y la mujer. Después seguirán dos audiencias sobre el tema del matrimonio.


Como explica el libro bíblico del Génesis, Dios, «después de haber creado el universo y a todos los seres vivos, creó la obra maestra, es decir el ser humano, que hizo a su imagen: “A imagen de Dios lo creó: varón y mujer los creó”. Como todos sabemos, la diferencia sexual está presente en muchas formas de vida, en la larga escala de los seres vivos. Pero solo en el hombre y en la mujer lleva en sí la imagen y la semejanza de Dios: ¡el texto bíblico lo repite tres veces en dos versículos! Hombre y mujer son a imagen y semejanza de Dios. Esto nos dice que no solo el hombre en sí es imagen de Dios, no solo la mujer en sí es imagen de Dios, sino que también el hombre y la mujer como pareja son imagen de Dios. La diferencia entre hombre y mujer no es por contraposición, o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios».


«La cultura moderna y contemporánea –prosiguió el Papa– ha abierto nuevos espacios, nuevas libertades y nuevas profundidades para el enriquecimiento de la comprensión de esta diferencia. Pero también ha introducido muchas dudas y mucho escepticismo. Por ejemplo, me pregunto si la llamada teoría de género no es también expresión de una frustración y de una resingnación, que pretende cancelar la diferencia sexual porque no sabe como lidiar con ella. Sí, corremos el riesgo de dar un paso hacia atrás. Remover la diferencia, de hecho, es el problema, no la solución. Para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer deben, por el contrario, hablarse más, escucharse más, conocerse más, amarse más. Deben tratarse con respeto y cooperar con amistad. Con estas bases humanas, sostenidas por la gracia de Dios, es posible planear la unión metrimonial y familiar para toda la vida. El vínculo matrimonial y familiar es una cosa seria, y lo es para todos, no solo para los creyentes. Quisiera exhortar a los intelectuales a no abandonar este tema, como si se hubiera convertido en algo secundario para el empeño a favor de una sociedad más libre y más justa».


El Papa después indicó «dos puntos en los que debemos empeñarnos con mayor urgencia». Sobre todo, el papel femenino: «No hay duda de que debemos hacer mucho más a favor de la mujer, si queremos volver a dar fuerza a la reciprocidad entre el hombre y la mujer. Es necesario, de hecho, que la mujer no solo sea más escuchada, sino también que su voz tenga un peso real, una autoridad reconocida, en la sociedad y en la Iglesia –explicó el Papa entre los aplausos de los fieles. La manera misma con la que Jesús consideraba a la mujer (pero digamos que el Evangelio es así), en un contexto menos favorable que el nuestro (porque en esa época la mujer estaba justamente en segundo sitio, ¿no?). Y Jesús la consideraba en una manera que da luz potente, que ilumina una vía que lleva muy lejos, de la que solo hemos recorrido un pedacito. Todavía no hemos comprendido profundamente cuáles son las cosas que nos puede dar el género femenino, las cosas que la mujer puede dar a la sociedad y también a nosotros, que sabe ver las cosas con otros ojos y completa el pensamiento de los hombres. Es una vía que hay que recorrer con más creatividad y audacia». EL segundo punto evocado por el Papa fue la «crisis de confianza colectiva en Dios, que hace tanto daño, nos enferma de resignación a la incredulidad y al cinismo» y está relacionada «con la crisis de la alianza entre el hombre y la mujer». La comunión «con Dios se refleja en la comunión de la pareja humana y la pérdida de la confianza en el Padre celeste genera división y conflicto entre hombre y mujer. De aquí viene la gran responsabilidad de la Iglesia, de todos los creyentes, y sobre todo de las familias creyentes, de volver a descubrir la belleza del plan creador que inscribe la imagen de Dios incluso en la alianza entre el hombre y la mujer»: Al final de la Audiencia el Papa saludó a un grupo de fieles de Arezzo y a un grupo de monjas que se hizo un retrato con él. Estaba presente en la Audiencia un grupo de dercivhes de Turquía.(VATICAN INSIDER)