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Amato: mártires víctimas de exterminio programado
13 - 10 - 2013 - VATICANO - Causa de los Santos

En su homilía, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos invita "a los perseguidores a no temer la conversión ni el bien" . Mensaje del Papa Francisco. Los parientes de los mártires. Evento religioso no político.

El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, aseguró este domingo que «la Iglesia no busca culpables» con la beatificación de 522 mártires de la «hostilidad anticatólica de los años 30’ del siglo pasado».

Durante su homilía ante numerosísimas congregaciones religiosas, sacerdotes y familiares de los nuevos beatos, que desde horas tempranas de la mañana esperaban el inicio de la Eucaristía en el Complejo Educativo de la ciudad tarraconense, el cardenal italiano explicó que la ceremonia de beatificación «más grande» de la historia de la iglesia española es «un extraordinario evento de gracia, que quita toda tristeza y llena de júbilo a la comunidad cristiana».

«La Iglesia no quiere olvidar a estos sus hijos valientes. La Iglesia, casa del perdón, no busca culpables. Quiere glorificar a estos testigos heroicos del Evangelio de la caridad, porque merecen admiración e imitación», aseguró el representante del Papa, para quien España «ha sido bendecida por la sangre de los mártires», ya que estos 522 nuevos beatos se suman a una larga lista de más de mil.

Como si describiera el perfil de cada uno, Amato recordó que los nuevos beatos eran sacerdotes, seminaristas, consagrados, jóvenes y ancianos, padres y madres de familia, todos «víctimas inocentes que soportaron cárceles, torturas, procesos injustos, humillaciones y suplicios indescriptibles» durante «el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30Ž del siglo pasado».

«Vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico», explicó el cardenal ante la urna con las reliquias de los 522 nuevos beatos que fueron llevadas al comienzo de la misa hasta el altar.

«No eran combatientes»
Estos «mensajeros de vida y no de muerte», añadió, «no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia». «Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente, no apoyaban a ningún partido, no eran provocadores. Eran hombres y mujeres pacíficos», señaló el cardenal, quien recordó que los mártires «fueron asesinados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida».

En una soleada mañana y con más de alguna lágrima de emoción entre los más de 4.0000 familiares presentes en la misa, Amato explicó que su martirio no pasó en balde y que su entrega hasta la muerte sigue siendo un mensaje válido de «paz y reconciliación» para el mundo de hoy. «Con su mansedumbre los mártires desactivaron las armas de los tiranos y de los verdugos, venciendo al mal con el bien. Ellos son los profetas siempre actuales de la paz en la tierra», dijo. «A la atrocidad de los perseguidores, no respondieron con la rebelión o con las armas, sino con la mansedumbre de los fuertes», añadió.

Por eso recordó que la celebración de este domingo es «la fiesta de la reconciliación», del «triunfo de la paz» y, a la par «una invitación a la conversión». «Todos estamos invitados a convertirnos al bien, no sólo quien se declara cristiano sino también quien no lo es. La Iglesia invita también a los perseguidores a no temer la conversión, a no tener miedo del bien, a rechazar el mal». (ABC)

 

Mensaje del Papa Francisco

Al término de la misa de la Jornada Mariana celebrada en Roma, el Papa Francisco se sumó a la beatificación de los 522 mártires afirmando en la Plaza de San Pedro: «Murieron por su fe durante la guerra civil española de los años 30 del siglo pasado. Alabemos al señor por estos testigos valientes y supliquemos por su intercesión que libere al mundo de toda violencia».
Al mismo tiempo envió un mensaje de video en que manifiesta unirse «de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires».

El Papa pregunta: «¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel «amar hasta el extremo» que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor es total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo».
Según el Santo Padre, «en la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos 'primerea' en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final».
Su mensaje continua afirmando: «Dicen los Santos Padres: '¡Imitemos a los mártires!'. Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más necesitan».

Finalmente, el Papa invita a implorar «la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad».
Su despedida, es como siempre, una petición: «Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide».

Familiares de los mártires en la beatificación

La plaza del Complejo Educativo de Tarragona es un hervidero de emociones y de fe. Los familiares de los 522 mártires de la persecución religiosa de los años 30 que serán hoy beatificados son por un día protagonistas al ver resarcidas las penas de sus allegados, reconocida su defensa de la fe cristiana a costa de su propia vida. «Siento orgullo de mi tío-abuelo, por ser como fue. Cuando le buscaban los milicianos él se quedó a cuidar aquello en lo que creía, se quedó en el seminario», explica Vicente Saldaña Tobar, empresario de Tardajos (Burgos). Su tío-abuelo materno, Fortunato Velasco Tobar, padre paúl del seminario menor de Alcoriza (Teruel), fue fusilado por milicianos camino del cementerio de la población un fatídico 24 de agosto de 1936. Fortunato, explica Vicente, se sabía perseguido y amenazado, junto a otros hermanos de la orden, pero decidió llevar su fe hasta el martirio quedándose a pie de obra, del seminario, donde le fueron a buscar.

Junto a Vicente, otros familiares del desde hoy beato han venido a Tarragona desde México, como Eduardo Velasco, o las hermanas Alicia y Marta Santosjoy. Su emoción es doble, porque un sobrino-bisnieto mexicano de Fortunato, también cura, ha sido invitado a asistir a Tarragona para auxiliar en la organización de la beatificación. «Allí, lo puede ver, el que baja del altar ahora», señala al periodista una emocionada Alicia.

A pocos metros, se hallan varios familiares de otro mártir, el padre claretiano de Tarragona Federico Vila Bartolí, que impartía clases de Historia en las universidades catalanas de Cervera, Solsona y Tarragona. Su noche más larga fue un 11 de noviembre de 1936. Los milicianos le encerraron en un barco-prisión en el puerto de Tarragona y de ahí se lo llevaron al cementerio de Torredembarra (Tarragona) para fusilarlo. «Siento mucho respeto y mucha emoción», comenta Montserrat Masó Gómez, de 63 años, que traza la conexión con el beato. Era su tío-bisabuelo.

«Es un acto religioso, no político»
Ni Montserrat ni Vicente rehúyen terciar sobre la polémica que ha suscitado la beatificación, censurada por algunos sectores que consideran que con esta celebración se reabren las heridas de la Guerra Civil; porque cientos de miles de las víctimas del franquismo aún no han visto reparada su memoria, claman.

«Yo no les critico, ni me pongo a favor ni en contra de lo que denuncian, pero estos mártires murieron por la Iglesia. Los otros, murieron por una causa política», señala Montserrat. «Lo entiendo y estoy del lado de las dos partes. Pero esta causa es religiosa; la otra, es política», zanja Vicente. (ABC)