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Infieles con SIDA arruinan la vida a sus esposas
18 - 09 - 2014 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Familia

Al realizarse análisis clínicos las mujeres que son esposas fieles, madres de familia y amas de casa, resulta devastador recibir de golpe la noticia de que dieron positivo al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Un shock que les hace cambiar sus vidas, y también preguntarle a Dios “¿cómo perdonar a un esposo que fue capaz de arruinarles la vida a ellas y a su propia familia?”

El drama que vive un número creciente de esposas y madres de familia infectadas con VIH, les hace replantearse la propia existencia. Varias de ellas dan testimonio de que el amor y la confianza que hallaron en Dios y en Su Palabra, les han dado el valor y el coraje para realizar aquello para lo que no se sentían capaces: sostener sus hogares y sacar adelante a sus hijos, incluso hasta verlos valerse por sí mismos, y más aún: perdonar a esos esposos que deshonraron su compromiso de fidelidad.

 

Se hace mención de que el hecho de que el VIH esté llegando directamente a los hogares debe servir como advertencia a los esposos para que asuman un compromiso absoluto con la fidelidad matrimonial, mientras que las mujeres deben poner especial atención si el esposo se va por temporadas a otros países o si muestra cierta tendencia a llevar una vida un tanto disoluta.

 

Alma Manyi Sánchez-Hidalgo, presidenta de Fundación Eudes, asociación dedicada a atender a personas con VIH-Sida, explica que en los últimos años ha sido notable el incremento de casos de esposas y amas de casa contagiadas por su única pareja sexual, ya que anteriormente el VIH-Sida se manifestaba mayoritariamente en personas que solían tener prácticas sexuales de alto riesgo, así como en adictos a las drogas, por lo que considera que se trata de un asunto que la sociedad debe asumir con total responsabilidad.

 

Estas historias anónimas se comparten cotidianamente en sesiones terapéuticas de Fundación Eudes, donde las esposas y madres de familia manifiestan que se hallaban alejadas de Dios antes de contraer el virus, pero que al tocarles tan dolorosa prueba, valoran más la presencia de Dios en cada instante de sus vidas, “y se vuelven agentes de prevención para evitar que esto le suceda a más familias”, como señala Fabiola Rodríguez, psicóloga de esta asociación civil.

 

En los siguientes testimonios de mujeres, se cambiaron sus nombres para mantener en reserva su identidad. “Elena” tenía cuatro meses de embarazo cuando los exámenes dieron positivo al VIH. Para ella fue demoledor escuchar el resultado y saber que no contaría con ningún apoyo del esposo, que terminó por abandonarla, lo que la orilló a intentar suicidarse al paso de los coches pero, en esos momentos, “una mujer vestida de blanco, que para mí era ‘un ángel’ –explica–, me motivó a buscar a Dios y a vivir por mis hijos. Acudo con frecuencia a la Iglesia a alimentarme con la Palabra”.

“Celia” detalla que aprendió a elaborar paletas de chocolate y venderlas para obtener algunos ingresos, por lo que anima a otras mujeres que podrían estar pasando por la amarga experiencia del VIH: “dedíquense un tiempo a ustedes mismas para realizarse un diagnóstico oportuno. Sepan que Dios es nuestra fuente de vida, y que el virus no nos limita, porque podemos enfrentarlo con las nuevas posibilidades que nos ofrece la ciencia médica.”.
(SIAME)