La imagen del Papa Francisco abrazando a un judío y a un musulmán frente al Muro de las Lamentaciones de Jerusalén el pasado 26 de mayo ha dado la vuelta al mundo. El judío es Abraham Skorka, rabino de Buenos Aires gran amigo de Jorge Bergoglio, pero quizás menos conocido es el musulmán que formó parte del séquito papal durante el viaje de Francisco a Tierra Santa.

Su nombre es Omar Abboud, y es un porteño de 48 años descendiente de sirios y libaneses. Creó el Instituto de Diálogo Interreligioso junto al judío Daniel Goldman y el católico Guillermo Marcó, y conoce a Jorge Bergoglio desde hace diez años.

En una entrevista a la Agencia Judía de Noticias, destaca que la paz en Oriente Medio es un tema importante para el Papa Francisco: “No es su rol pacificar, no es su rol asumir el de la política, él es un pastor, no está en condiciones ni tiene las herramientas para hacerlo él; pero sí tiene la cabeza y el corazón para recomendarlo a través de lo que predica él; hablándole no al hecho de lo político estrictamente racional, sino al alma de las personas”. 


Como explica en una entrevista a El Nacional, “creo sinceramente que el diálogo es la cara más humana de la globalización y que la voluntad de construir es fundamental en el proceso de pacificación, y creo también que la paz debe de ir acompañada de justicia y de una mayor dignidad de las personas”.

Una opinión compartida por millones de personas de todo el mundo que tienen puestas grandes esperanzas en el encuentro de oración por la paz que reunirá en el Vaticano este domingo 8 de junio al Papa Francisco, al presidente de Israel Simon Peres y al presidente palestino Mahmud Abbas. (ALETEIA)