Andrea Riccardi, historiador del cristianismo y fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, subraya la figura de San Ingacio de Loyola, que ha tenido una influencia evidente en el camino espiritual del jesuita:Bergoglio, tanto en su discernimiento como en su ser «hombre de Biblia». Y se debe añadir, indicó el profesor Riccardi, la «profunda devoción mariana», que ha encontrado expresión sobre todo en la experiencia en el santuario de Luján y, en particular, en la convicción de que la Virgen es la madre en los momentos difíciles.


Alberto Melloni, profesor de historia del cristianismo en la Universidad de Módena y titular de la Cátedra Unesco sobre la pluralidad religiosa y la paz en la Universidad de Boloña, dirige la Fundación para las ciencias religiosas Juan XXIII de Boloña. Según Melloni, en Francisco es evidente «la huella mariana, fuerte y sobria, de todo el catolicismo sudamericano; es decir una devoción basada en los afectos más que en las apariciones: una Virgen maternal y no milagrosa». Papa Bergoglio «refleja una piedad popular por los sacramentos y tiene una sensibilidad litúrgica post-conciliar», aclaró Melloni. De hecho, Jorge Mario Bergoglio «fue ordenado sacerdote en 1969, por lo que es el primer Papa que nunca ha celebrado con el misal de San Pío V».


El también jesuita Antonio Spadaro, director de la revista “La Civiltà Cattolica” relaciona los dos puntos de referencia de la espiritualidad de Francisco: «En los Ejericios Espirituales, la referencia a María
Es fundamental –observa el padre Spadaro. San Ignacio exhorta constantemente a dialogar con la Virgen y, en los momentos más importantes, siempre está la referencia a Nuestra Señora. Francisco es particularmente devoto de la “Virgen desatanudos”, y siempre ha ido como peregrino a Santa María Mayor, lugar de la memoria para los jesuitas, porque allí San Ignacio celebró su primera Misa».


Jorge Mario Bergoglio, explicó Spadaro, hace suya la «tradición de la devoción del pueblo» y está muy vinculado a la adoración cotidiana, «tiempo de alimentación espiritual y de gestación para decisiones y reflexiones»: Es decir, una espiritualidad «basada en el pueblo y no solo en el sujeto», sostuvo Spadaro. «A la tradición puramente ascética de la Compañía de Jesús, prefiere esa tradición más mística de raíces francesas: el silencio y la práctica exterior sirven para el diálogo con Dios, pero no tienen un valor en sí». Por ello, insistió Spadaro, «se comprende cuán radicalmente Jorge Mario Bergoglio sigue la profundidad de la meditación jesuita».


Giovanni Maria Vian, historiador del cristianismo y director de “L’Osservatore Romano”, habló sobre la gratitud de Francisco por la «transmisión femenina de la fe». No es casualidad que el Pontífice, relacionándola con los primeros tiempos, «haya citado un pasaje del epistolario paulino en el que se habla de mujeres que han transmitido la fe». El último gesto que o confirma, explicó’ Vian, fue el papelito que el Papa dejó en el Muro de los lamentos, en el que Francisco escribió «la oración del Padre Nuestro y especificó que la había escrito en la lengua en la que la había aprendido de su madre». Se comprende, continuó, «su espiritualidad mariana y la devoción por las imágenes de la Virgen que era propia también de San Ignacio», pues, «María es el mejor ejemplo de discípulo del Señor y expresa cabalmente el vínculo entre el judaísmo y el cristianismo». De hecho, María es la nueva Eva, según los padres de la iglesia, y Papa Francisco retoma la riquísima simbología que identifica a la Virgen con la Iglesia». Vian concluyó: «María es el tipo de creyente más perfecto y el punto de unión entre Israel y la Iglesia». La espiritualidad de Francisco, está «impregnada de ella».(VATICAN INSIDER)