Los discípulos de Emaús, perdidos, tristes solos, abandonados por un maestro que había muerto como un delincuente. Caminando, "regresan desde Jerusalén, tristes y abatidos, hasta su casa en Emaús".
"Jesús resucitado -recordó el Papa- se acercó a ellos, pero ellos no le reconocieron. Viéndoles tristes, él les ayudó a entender que la pasión y muerte del Mesías eran lo previsto en las Sagradas Escrituras. Y así se rehizo un foco de esperanza en su corazón".
Sabiendo sin saber, los discípulos invitaron a Jesús a cenar, y le reconocieron al partir el pan. "Como ellos, nosotros reconocemos a Jesús resucitado al repartir el pan, un nuevo signo de su presencia, y sentimos la necesidad de regresar a Jerusalén para contar la experiencia de Jesús vivo".
"Es un símbolo de nuestro camino de fe", señaló el Papa, quien resaltó que "las Escrituras y la Eucaristía son elementos indispensables para el encuentro con el Señor". Pese a las "preocupaciones y las desilusiones", porque "hoy también estamos tristes, tenemos nuestra Emaús, dando la espalda al diseño de Dios".
Pero Jesús "desciende hasta nosotros", aseguró Bergoglio, quien volvió a recordar a los fieles la importancia de "leer todos los días un pasaje del Evangelio. Y el domingo id a a recibir a Jesús".
"Eso es lo que hizo con los discípulos de Emaús: escucharon su palabra, partieron el pan, y la tristeza se convirtió en alegría. Siempre, queridos hermanos, la Palabra de Dios y la Eucaristía nos devuelven la alegría".
"Cuando estés triste, coge la palabra de Dios, y ve a la misa del domingo a participar del misterio de Jesús. Palabra de Dios y Eucaristía, nos traen la alegría", repitió el pontífice.
El Vicario de Cristo terminó su exhortación a la oración mariana, afirmando que "hay siempre una Palabra de Dios que nos guía en nuestra desorientación. Y que, en nuestro cansancio y desilusión, hay siempre un pan partido que nos ayuda a ir adelante en el camino".
Después de la oración y antes de los saludos a asociaciones y fieles, el Papa confió a la Virgen la situación de Ucrania donde no cesan las tensiones, rogó por las víctimas, pidió que el Señor infunda en los corazones de todos, sentimientos de pacificación y fraternidad. Pidió oración también por los difuntos a causa del desmoronamiento en Afganistán, por los supervivientes y por los que ayudan a aliviar sus sufrimientos.
También saludó a los jóvenes estudiantes católicos y a todos los que participan de la "marcha por la vida".(Jesús Bastante-RELIGION DIGITAL)