Según publica Il Corriere della Sera, el purpurado jesuita subrayó que "era un hombre de Dios, pero no es necesario hacerlo santo", y cuestiona su empeño en no bajarse de la cruz, como diría su secretario Dziwisz. "Tendría que haberse retirado antes", añadió Martini, quien también destaca que era "hombre de Dios y servidor fiel" de la Iglesia.

En su testimonio, Martini apuntaba algunas "limitaciones" durante el pontificado, así como algunas designaciones "no muy felices", un excesivo apoyo a los movimientos eclesiales, además de "imprudencia", al colocarse "en el centro de la atención -especialmente en los viajes- con el resultado de que la gente lo percibía como el obispo del mundo y quedaba opacado el rol de la Iglesia local y del obispo".

"Su momento mejor era el encuentro con las masas y en especial con los jóvenes", dijo, al considerar, además, admirable "el coraje" demostrado después del atentado sufrido el 12 de mayo de 1981: "No se retiró mínimamente del contacto con la multitud, aunque lo expusiera al peligro". Fue "evidente", por otra parte, la virtud de la perseverancia "en una tarea ardua y difícil". Más allá de eso, eran patentes sus dudas sobre un Wojtyla "santo súbito".

"No quisiera subrayar más de lo debido la necesidad de su canonización, porque me parece que es suficiente el testimonio histórico de su dedicación seria a la Iglesia y al servicio de las almas", zanjó Martini, quien supo retirarse a Jerusalén cuando vio que sus fuerzas menguaban, y que no terminó de entender la decisión de Juan Pablo II de permanecer en la silla de Pedro. "No sabría decir si perseveró más de lo debido, teniendo en cuenta su salud. Personalmente pensaría que tenía motivos para retirarse antes", concluyó.

Por otro lado, quien fuera ceremoniero de la Santa Sede, Piero Marini, destaca en una entrevista a Radio Vaticana que Juan Pablo II "fue un pastor santo en mitad del pueblo" que "creía lo que hacía". Marini, que conoció a Wojtyla en 1973, resaltó la capacidad de oración del Pontífice y su capacidad para arrastrar a las masas. "Su santidad era la santidad del día a día, de la vida cotidiana. Para mí es un santo", apuntó.(Religión Digital)