AmplÃan las indulgencias plenarias para los difuntos
23 - 10 - 2020 - VATICANO - Congregación de la FE
La PenitenciarÃa Apostólica dispuso que se puedan obtener durante todo noviembre, para no crear aglomeraciones de fieles en los cementerio e iglesias, a raÃz de la prevenciones por el coronavirus. (Fuente: Aica)
La PenitenciarÃa Apostólica amplió el perÃodo en el que se podrá obtener indulgencias plenarias para los difuntos a todo noviembre, para no crear aglomeraciones de fieles en los cementerios o en las iglesias, en coherencia con las disposiciones sanitarias para prevenir la pandemia de la Covid-19.
“Este año, con las actuales contingencias debidas a la pandemia de Covid-19, las indulgencias plenarias para los fieles fallecidos se prolongarán durante todo el mes de noviembre, adecuando las obras y las condiciones para garantizar la seguridad de los fielesâ€, subrayó en un decreto.
La decisión vaticana es en respuesta a las peticiones de muchos obispos del mundo que, encontrándose en situaciones diferentes e incapaces de asegurar las prácticas habituales relativas al culto de los difuntos debido a las restricciones sanitarias, pidieron: “Conmutar las obras piadosas para conseguir las Indulgencias Plenarias aplicables a las almas del Purgatorioâ€.
En diálogo con Vatican News, el cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, dio detalles a las innovaciones introducidas por el nuevo decreto "para evitar reuniones donde estuvieran prohibidas", y a las referencias particulares a los enfermos y a los ancianos, pero también a los sacerdotes, todos ellos protagonistas, de diferentes maneras, de este perÃodo extremadamente difÃcil.
Entre otras cosas el purpurado explicó que la costumbre codificada es la de la indulgencia plenaria en cada dÃa del octavario del 1° al 8 de noviembre para los que visiten los cementerios rezando por los muertos, y el 2 de noviembre, especÃficamente, realizando la visita a una iglesia u oratorio para rezar el Padrenuestro y el Credo.
El decreto busca tener en cuenta las normas emitidas por las distintas autoridades civiles de los distintos Estados, con el fin de limitar las reuniones durante esta pandemia. De hecho, muchos presidentes de las conferencias episcopales les habÃan preguntado qué se podÃa hacer con paÃses donde esta devoción está muy desarrollada, y que tienen el mayor número de confesiones y comuniones durante el año. Entre los planteos surgió: ¿qué hacer si nos encontramos con que no podemos salir de la casa o la salida está severamente limitada?
"Por esta razón – puntualiza el Penitenciario Mayor –, teniendo en cuenta que en muchos lugares la conmemoración de los difuntos es muy sentida y se expresa sobre todo en la santa misa y la visita a los cementerios, se pensó en diluir la posibilidad de beneficiarse de las indulgencias con el tiempo y asÃ, a lo largo de todo el mes de noviembre, podremos adquirir lo previsto para los primeros 8 dÃas de noviembre. Entonces la gente podrá posponer las visitas sin crear una multitud. También tenemos en cuenta que la indulgencia del 2 de noviembre en la iglesia se puede adquirir cualquier dÃa del mes, y ésta es la segunda nueva posibilidad, la segunda apertura que hemos introducido, con el rezo del Padrenuestro y del Credo, dejando la libre elección del dÃa a los fieles".
Al referirse al pensamiento particular, en este decreto, dirigido a enfermos y ancianos, el cardenal Piacenza indicó que los que no puedan salir porque se encuentren en “régimen de aislamientoâ€, o porque estén enfermos, podrán alcanzar la indulgencia rezando ante una imagen de Nuestro Señor o de la SantÃsima Virgen, orando, por ejemplo Laudes, VÃsperas del Oficio de Difuntos, el Rosario, la Coronilla de la Misericordia, o las oraciones más habituales de cada tradición, o también podrán proceder a una lectura meditada del Evangelio en una de las tres Misas previstas para los fieles difuntos y, por supuesto, ofrecer obras de misericordia.
Por lo demás, las indicaciones son las que ya emitió la PenitenciarÃa el 19 de marzo pasado, por ejemplo, en el caso de los enfermos graves, en la nota que apuntaba a la posibilidad de una asistencia más cercana a los enfermos, incluso sin presencia fÃsica.
Asimismo, afirmó que hay un pensamiento particular también para los sacerdotes a los que han invitado a la más amplia disponibilidad posible porque la mayor riqueza que tienen para el sufragio de los difuntos es la santa misa. Y asÃ, ya que los sacerdotes el 2 de noviembre, desde 1915 por una Constitución de Benedicto XV, tienen la facultad de celebrar tres santas misas, entonces los exhortamos, en la medida de lo posible, a celebrar las tres y esto también porque más Misas implicará menos reuniones y esto podrÃa ser una manera de ayudar a los fieles.
“También se exhorta a los sacerdotes a ser generosos en el ministerio de las confesiones y a dar la sagrada comunión a los enfermos, para tener más voluntad de poder sostener a sus difuntos, de sentirse cerca de ellos, de encontrar todos estos nobles sentimientos que van a componer la comunión de los santosâ€, puntualizó.
Refiriéndose al hecho de que algunas personas ya se han acostumbrado un poco a las celebraciones televisivas, lo que es algo bueno, especialmente para los ancianos que no pueden salir, el Penitenciario afirmó que esto puede marcar “cierta desafección con la presencia en las celebracionesâ€. Por lo tanto, se busca en los obispos todas las formas posibles de devolver a la gente a la Iglesia, siempre con respeto a todo lo que hay que hacer para la situación particular en la que desgraciadamente nos encontramos.
Ahora, la fiesta de Todos los Santos, es también una fiesta muy educativa para las familias que a menudo se encuentran juntas para conmemorar a los muertos. Las dos fiestas están muy unidas, juntas de hecho forman la fiesta de ser la familia de Dios.
“En el cielo están todos los santos canonizados que conocemos, pero también hay muchos rostros que no conocemos, que han vivido una vida cristiana, en silencio, sin ningún clamor y en los que no se han puesto los focos de este mundo. Asà que con todos estos, parientes, amigos, vecinos que son parte de la familia en el cielo, uno se encuentra en la familia de Diosâ€.
El purpurado recordó un pasaje de IsaÃas que dice que Dios ha escrito nuestro nombre en la palma de su mano, para decir cómo nos mantiene cerca, y la fiesta de todos los santos expresa todo esto. Además, todos nuestros difuntos pueden estar en el pueblo del cielo.
“Asà que la solemnidad de los Santos es una apertura de visión que, acompañada de la conmemoración de los muertos, y la visita a los sepulcros, nos da un sentido del vÃnculoâ€, sostuvo.
Con la muerte la vida se transforma
Con la muerte la vida no se quita, sino que se transforma y mantenemos una relación con los que mueren, una relación que ya no es fÃsica, sino que es una relación real, de hecho, tal vez incluso más real porque no existe ni siquiera el lÃmite del tiempo y el espacio. En la comunión de los santos la persona que ha pasado a la eternidad puede estar en un vÃnculo muy especial con nosotros que estamos aquÃ, por lo que creo que éste es otro aspecto acerca del que hay que tratar que no se pierda y si es posible reinventarlo donde resulte un poco opaco.
“En cambio, en el pensamiento de nuestros difuntos, traducimos toda nuestra fe en Cristo resucitado: es nuestra esperanza que los hermanos y hermanas que actualmente no son visibles entre nosotros estén en comunión con el Señorâ€, explicó.
El cardenal Piacenza concluyó recordando que estamos llamados en estos dÃas a reavivar nuestra certeza en la gloria y la felicidad eterna, y pedimos humilde y confiadamente perdón por aquellos que nos han dejado, por sus pequeños o grandes fallos, los que ya están salvados en el amor de Dios, y renovamos nuestro compromiso de fe.
|