Tampoco pueden limitar el número de fieles en las celebraciones al aire libre siempre que cumplan con parámetros de protección como la distancia entre los asistentes.

Trato desigual a los creyentes en Nueva York
La demanda, presentada por diferentes grupos religiosos a través de la Sociedad Tomás Moro, denunció una inequidad en el tipo de limitaciones impuestas a las celebraciones religiosas. Mientras que actividades seculares como las oficinas, tiendas y salones podían operar con un 50% de su capacidad, los templos tenían una restricción a máximo el 25%. El juez recordó que los negocios “no son justificablemente diferentes a los lugares de culto” en términos de riesgo de contagio.

Las autoridades civiles llamaron la atención al promover la participación masiva en protestas contra el racismo mientras que mantenían un límite de 10 a 25 personas en reuniones religiosas al aire libre. Algunas de las declaraciones de los mandatarios locales y estatales enviaron “un claro mensaje de que las protestas masivas merecían un tratamiento preferencial”, lo cual confirmó al juez el trato desigual a las comunidades de creyentes.

A pesar de la sentencia, es probable que en las Diócesis del estado de Nueva York continúen siguiendo las normas estatales para reapertura aun cuando ya no están obligadas por la ley. “Los Obispos deben sopesar muchos factores en la reapertura, siendo el más importante la seguridad y el bienestar de nuestras congregaciones, el clero y el personal de la parroquia”, indicó un vocero de la Conferencia Católica del Estado de Nueva York a CNA. “Creemos que la orientación ofrecida por el estado es importante para lograr ese objetivo”.

Con información de National Catholic Register.