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Australia beligerante con refugiados indefensos
26 - 01 - 2014 - IGLESIA - Oceania

El Gobierno de Australia está llevando a cabo una campaña de crueldad hacia los solicitantes de asilo: lo afirma el presidente del Australian Catholic Social Justice Council (ACSJC) Su Exc. Mons. Christopher Saunders, Obispo de Broome. Australia se ha convertido en un destino deseado para los inmigrantes asiáticos que buscan una vida mejor. Sin embargo, a lo largo de los años, cientos de ellos han perdido la vida debido a que sus barcos superpoblados naufragaron en aguas turbulentas.

“La campaña del gobierno, al igual que la de sus predecesores, tiene un solo propósito: disuadir a los hombres desesperados, mujeres y niños que buscan protección contra la persecución y el peligro”, dice el obispo en la nota enviada a la Agencia Fides.
“El gobierno dice que se está combatiendo una guerra - continúa Mons. Saunders -. Si se trata de una guerra, entonces estamos luchando contra gente desafortunada e indefensa. Estamos ignorando el hecho más importante: millones de personas en nuestra región y en todo el mundo necesitan protección y seguridad. La única esperanza para una solución al problema de los refugiados es la cooperación internacional”.
El Presidente del ACSJC cita las últimas palabras del Papa Francisco, que ha dicho: “Los migrantes y los refugiados no son peones en el tablero de ajedrez de la humanidad”, y señala que el Papa ha pedido a todos renunciar a “la actitud de defensa y miedo”. Luego concluye: “Es tiempo de que el gobierno australiano actúe de acuerdo con sus responsabilidades, de conformidad con la Convención sobre los Refugiados, y muestre compasión a los que vienen a nuestras costas, justamente, en busca de una nueva vida en paz”  

La Operación del gobierno australiano contra los refugiados

El primer ministro Tony Abbott, vencedor en las últimas legislativas con el lema de campaña “Stop the boats” (Stop a los barcos), ha emprendido la operación “Fronteras soberanas”, al mando de la cual se encuentra el adjunto al comandante en jefe del ejército, para impedir que ningún solicitante de asilo pueda llegar a territorio australiano. El propio Abbott ha llegado a comparar su empeño en detener a los ocupantes de los barcos, del que se siente muy orgulloso, con una situación de guerra. Porque las medidas no acaban impidiendo que los refugiados pongan un pie en suelo australiano. Si durante el intento les detiene la marina, los reenvía inmediatamente a la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea, o a Indonesia.

Nadie –dice el periodista- sabe exactamente qué está ocurriendo actualmente en aguas australianas porque el gobierno ha decidido considerar la operación como “secreto de defensa”, y las autoridades llevan semanas sin responder a las preguntas de los periodistas sobre el asunto. “El gobierno laborista comenzó en julio a rechazar los barcos de refugiados, pero ahora el trato que se está dando a los solicitantes de asilo está adquiriendo nuevos aspectos”, ha declarado Ian Rintoul, portavoz de Refugee Action Coalition, asociación australiana de ayuda a los refugiados.

Por su parte, Victoria Martin, de la asociación Refugee Rights Action Network, resume: “No puedo decir lo que hace exactamente la marina, nadie lo sabe. Los solicitantes de asilo dicen que intercepta sus barcos, los remolca a aguas indonesias y dispara al aire para que no les queden ganas de volver. Por su parte, la marina dice que cumple la ley y no comete abusos. Y el gobierno no dice nada. ¿Alguien sabe la verdad?”.

Si se sabe en cambio que, en plena polémica, en diciembre de 2013 el gobierno australiano exoneró a los miembros de la marina que participan en “Operación fronteras soberanas” de la obligación de cuidar la seguridad de los solicitantes de asilo ; lo que, en claro, significa que les proporciona protección jurídica contra “sanciones penales individuales”. Y, más claro todavía, que no serán responsables si hieren o matan a alguno en el ejercicio de sus funciones.

“Todo este asunto –recalca Ian Rintoul- lo que demuestra son las consecuencias inevitables de los peligros inherentes al uso de la fuerza militar contra los civiles, y más aun cuando esos civiles son indefensos solicitantes de asilo. Es una actitud que choca de frente con las reglas del derecho internacional y que, en cualquier otro país, sería un escándalo. Pero está ocurriendo en Australia, lejos de todos y en medio de la indiferencia general. Es algo obsceno, chocante e inconcebible. Si, como dice Abbott, su gobierno está en guerra con los barqueros que traen a los refugiados, cuando en una guerra se toma como objetivo a los civiles se comete un crimen de guerra”.

Varios informes de Amnistía Internacional –el último de agosto de 2013- han denunciado la política del gobierno australiano en materia de ayuda a los refugiados: “Hay que terminar con esa política que consiste en expulsar a los solicitantes de asilo hacia otros lugares situados en el extranjero. Muchos de ellos llegan después de haber sufrido terriblemente en sus países de origen.- escribía la organización humanitaria en diciembre de ese año- la política australiana es cruelmente irónica, porque reconoce hasta qué punto es peligrosa la situación en países como Siria o Myanmar. Saben que esas personas han arriesgado su vida para escapar y sin embargo les detiene y les priva de sus derechos de solicitantes de asilo”. Algo que confirma también el último informe de Human Rights Watch, que además se explaya denunciado los malos tratos que reciben los solicitantes de asilo.(Periodista en Español.com)