CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
Controversia en EE.UU. sobre cambio de género en la adolescencia
12 - 09 - 2018 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Lanza la hipótesis del contagio social y del cambio de sexo como evasión de otros problemas. (Fuente: Forumlibertas)

La publicación de un estudio en Estados Unidos sobre el cambio de género en la adolescencia ha provocado una importante controversia en la que está en juego la libertad académica y de investigación.

Lisa Littman, una experta en salud pública de la universidad de Brown, ha publicado en la revista PLOS ONE los resultados de un estudio en el que se analizan los casos de familias en las que adolescentes sin síntomas anteriores experimentan un repentino malestar con su sexo. El estudio denomina este fenómeno “rapid onset gender dysphoria” (ROGD), “inicio rápido de disforia de género” en castellano.

Lisa Littman fundamenta su estudio en encuestas a 256 padres de adolescentes transgénero con una media de edad de 16 años. Los padres encuestados fueron seleccionados de entre tres webs dedicadas a cambios transgénero repentinos (4thWaveNow, Transgender Trend y Youth TransCritical Professionals). De acuerdo con los padres encuestados ninguno de los adolescentes afectados mostraron síntomas que encajen con los que los médicos definen como disforia de género durante la infancia. Contrariamente a lo que pretenden los activistas transexuales, los resultados apuntan a que “no todos los jóvenes en estas edades consideran correctamente las causas de sus síntomas”. Es decir, que muchos jóvenes estarían usando el cambio de sexo como una manera de escapar de otras dificultades emocionales.

Pero el descubrimiento más explosivo de Littman puede ser que entre los jóvenes analizados (83% de los cuales eran mujeres) más de un tercio se relacionaba en grupos de amigos en los que el 50% o más empezaron a identificarse como transgénero en un periodo de tiempo similar. Este fenómeno es 70 veces mayor que la prevalencia esperada de identidad transgénero entre jóvenes. Littman expresa la hipótesis de que una especie de “contagio social” podría ser uno de los factores clave de este desproporcionado aumento de los casos de disforia de género.

Las críticas provenientes del lobby trans han atacado el informe incidiendo en la calidad de la muestra, el tipo de preguntas y las personas encuestadas, al tiempo que mostraban su preocupación porque este tipo de resultados pudieran llevar a la estigmatización y al asilamiento de los jóvenes con disforia. La respuesta de Littman a las primeras críticas ha sido anunciar que continuará ampliando el universo estudiado y que es lógico empezar con una muestra menor cuando se estudia un asunto por primera vez. No obstante, el ratio 70 veces mayor es lo suficiente desproporcionado como para esperar que, incluso si puede ajustarse ampliando la muestra, persistirá el desequilibrio. En cuanto a lo segundo, sería una peligrosa limitación a la investigación el dejar de estudiar ciertos fenómenos por miedo a potenciales efectos que, en cualquier caso, son meras hipótesis teñidas de victimismo.

La reacción de la universidad de Brown a las críticas en redes sociales promovidas por activistas trans ha sido retirar de su página web la nota de prensa que anunciaba la publicación del estudio. Esta reacción ha provocado fuertes críticas entre los investigadores. Jeffrey Flier, antiguo decano de la Harvard Medical School en Boston y profesor de medicina allí ha manifestado que “éste es un día triste para la universidad de Brown y un ataque a la integridad de su dirección académica y administrativa”, añadiendo que la actitud de la universidad es “completamente contraria a la libertad académica”. Ray Blanchard, profesor de psiquiatría en la Universidad de Toronto, en Canadá, que ha trabajado durante 15 años en una clínica de reasignación de sexo, ha afirmado que el estudio apunta a un claro fenómeno: un nuevo subgrupo de adolescentes, principalmente mujeres, que afirman tener disforia de género pero no han mostrado en su comportamiento ningún signo de esa disforia durante su infancia. “Nadie puede negar la realidad clínica”, ha añadido Blanchard.