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El problema del islam entre nosotros
03 - 09 - 2018 - INTERRELIGIOSO - Musulmanes

El problema que el islam, como concepción integral holística de la vida humana, puede suponer para Europa no es la yihad, que en definitiva es una versión muy minoritaria de cómo entender la fe en Dios a través del Corán, sino una raíz previa mucho más global, porque embebe toda esta creencia. (Fuente: Forumlibertas)

Se trata de la dificultad del islam para aceptar la libertad del ser humano, incluida la libertad de errar como un bien intrínseco, una dimensión necesaria para el desarrollo de la persona. Y no será negando esta evidencia, por un absurdo buenismo, que el problema de fondo se superará. No es una cuestión de superioridad moral, eurocentrismo, sino de convivencia social.

La constatación de esta dificultad, de esta no aceptación de las consecuencias del ser libre, es evidente en todos los países musulmanes. En ninguno de ellos impera el islamismo yihadista, como mucho, el rigor wahabita de Arabia Saudí, y abundan los regímenes moderados, como Jordania, Turquía, Marruecos, Túnez, Malasia, Indonesia, en parte, Pakistán. Pero en todos ellos la libertad de pensamiento y de culto religioso está prohibida, y el abandono del islam para pasar a la increencia o a otra confesión, generalmente cristiana, está prohibido, penado y represaliado, no solo por las leyes, sino por la propia sociedad. Puede llegarse al extremo mortal de Pakistán y su legislación sobre la blasfemia o Arabia Saudí, o vivir la apertura marroquí, y aun más, tunecina, pero la exclusión, el trato desigual y la discriminación son un hecho. El islam político, sin duda el mayoritario con toda su multitud de matices, no ha resuelto el problema de la libertad de pensar y creer y su natural ejercicio.

La idea de que el islam puede resolver esta cuestión con un proceso de adaptación, que solo se trata de una cuestión de tiempo, carece de fundamento. El argumento de que el cristianismo también evolucionó para asumir plenamente el derecho al error muestra un grave desconocimiento.

Primero, porque el cristianismo sitúa desde el primer instante el valor de la interioridad, de la conciencia, por encima de la Ley. El propio Jesús, después San Pablo, más tarde San Agustín, despliegan lo que constituye una de las grandes diferencias cristianas en relación a la civilización greco-romana, donde tal concepción no existe. De hecho, es la causa de la intolerancia imperial hacia el cristianismo: no entiende que se niegue acatar la divinidad del emperador, porque no le pide que se lo crea. Pero el cristiano no puede decir externamente sí a algo que internamente dice no. Esa interioridad valiosa, individual, es el germen de la idea moderna de libertad.

La evolución islámica, mejor dicho, su intento, ya se produjo, y además en un pasado lejano. Fue el periodo llamado de la “interpretación” “Ijtijad”, sin duda el más brillante y fructífero, cuando fue posible desarrollar una filosofía y todavía más un intento de teología. El problema es que esta dinámica fue cercenada, liquidada y extinguida en el siglo XII, para ser más exactos, en 1111. Cuando Santo Tomas de Aquino desarrollaba su obra, que sigue viva e inspiradora del pensamiento actual, de cómo el mundo musulmán había liquidado toda posibilidad de filosofía y de un pensar en Dios teológico. Desde entonces muy poco se ha movido, salvo excepciones muy personales y perfectamente marginales en el mundo musulmán

Las comunidades islámicas en Europa, en España, se ven influenciadas por esta concepción de la libertad. El problema solo desaparecerá cuando proclamen la libertad de creencia para sus miembros, y sus imanes locales la asuman, si aceptan que un musulmán deje de serlo sin por ello ser señalado. De no ser así, el mundo musulmán en Europa será un coto cerrado, una implantación ajena. Y eso es lo que hay que pedir y propiciar sin presiones extemporáneas: que comprendan que si ellos tienen derecho a la libertad de culto, por la misma lógica deben reconocer que otros musulmanes, por la misma libertad, dejen de serlo, y puedan dan razón de sus cambios en su comunidad.