El arzobispo de Seúl, cardenal Andrew Yeom Soo-jung, explicó que la “Jornada Coreana dela Juventud” será una oportunidad para que la Iglesia local reflexione con y sobre los jóvenes y las problemáticas que estos enfrentan actualmente.
“Vemos que la tasa de desempleo de los jóvenes coreanos es la más alta en la historia. Los jóvenes tienden a retrasar o abandonar la idea de casarse y formar una familia a causa del desempleo”, señaló el purpurado a la agencia Fides.
“Sin embargo, aún en el corazón de los jóvenes descubro la esperanza y siento la presencia de Cristo. Los jóvenes se acercan a Dios con pasión y deseo y traen al mundo la verdadera felicidad que viven al experimentar el amor de Dios en sus vidas. Tienen un potencial infinito porque son jóvenes y merecen ser amados solo porque son jóvenes”, prosiguió.
Sin embargo, sostiene que “se acercan a Dios con pasión y deseo y traen al mundo la verdadera felicidad que viven al experimentar el amor de Dios en sus vidas. Tienen un potencial infinito porque son jóvenes y merecen ser amados solo porque son jóvenes”.
Baja natalidad: Menos de un niño por mujer en 2018
En el año 2017, en Corea del Sur nacieron 357.000 niños, un 12% menos que los 406.200 de 2016. Los datos de los primeros meses de 2018 resultan todavía más preocupantes: entre enero y abril hubo 117.300 nacimientos, mostrando una caída adicional del 9,1%. Si esta tendencia continúa, la tasa de fertilidad total para este año será menor a uno. No es una hipótesis, es la realidad.
La baja fertilidad no sólo reduce la vitalidad de la sociedad en su conjunto, sino que también conduce a una reducción de la productividad, del consumo, de las actividades económicas y a un aumento de las cargas sociales. La disminución de la población conducirá a la escasez de mano de obra, el colapso del mercado interno y el empeoramiento del equilibrio fiscal: nuestro país se convertirá en una nación con bajo crecimiento (o crecimiento nulo) crónico.
Mientras tanto, aumenta la desocupación juvenil, lo que hace aún más difícil casarse y formar una familia. Además, no se brinda un apoyo activo a los trabajadores informales y temporales. Por esta razón, los jóvenes no pueden casarse y dar a luz, alimentar, educar a un niño. Debido a los bajos salarios, los jóvenes se casan cada vez más tarde: en 2017, la edad promedio para contraer matrimonio era de 32.9 años para los hombres y de 30.2 para las mujeres. En 2010, ésta fue de 29.5 y 26.8 respectivamente.
El 11% de la población coreana es católica y el 6.6% comprende a los que tienen entre 10-19 años. Desde 2012, la edad de los fieles entre 30 y 40 años disminuye continuamente, mientras que cada año aumenta el número de sexagenarios. En particular, los creyentes de 65 años aumentaron, llegando al 18.4% (en 2016 representaban el 17.4%). La Iglesia Católica Coreana está envejeciendo: excluyendo la franja etaria 75-79, el número de fieles de todas las edades ha disminuido en comparación con el año anterior.
Los motivos económicos no son la única causa de la reducción de matrimonios y nacimientos. Una atmósfera social, carente de madurez, y una “tendencia hacia el materialismo”, también están afectando a esta situación.
La Iglesia debe anunciar a los jóvenes las enseñanzas sobre el amor humano y de la vida, acompañarlos con delicadeza y ternura, ayudarlos a salir del egoísmo y de los valores seculares que rechazan el matrimonio, la familia y la vida.
Esta será la cuarta edición de la Jornada Coreana de la Juventud. La primera se realizó en 2007 en Jeju, la segunda en 2010 en Uijeongbu y la tercera en Daejeon. Esta última se celebró en conjunto con la Jornada Asiática de la Juventud durante la visita del papa Francisco a Corea.