El gobierno comunista de China detuvo a 21 ciudadanos japoneses por practicar actividades misioneras, durante comienzos de este mes, debido a que el país restringe las acciones religiosas severamente como si fueran un crimen.

El ministerio japonés de Asuntos Exteriores afirmó que 5 de los detenidos retornaron al Japón, tres fueron deportados y que es probable que los otros permanecen detenidos en ese país asiático gobernado por Xi Jinping.

En noviembre de 2017, 19 japoneses cristianos fueron detenidos en China. El portavoz chino del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lu Kang, sostuvo que "los extranjeros deben respetar las leyes chinas y no cometer crímenes".