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Cambios estratégicos de Francisco para Venezuela
29 - 05 - 2018 - PAPADOS - Francisco

Dos nombramientos de excepcional relevancia para la nación sudamericana: el nuevo pastor de la Arquidiócesis de Maracaibo, la más importante después de Caracas. Y el sucesor de Diego Padrón, hombre clave en la Iglesia venezolana que hasta enero presidió a la conferencia episcopal. (Fuente: Lastampa.it)

El Papa designa a un nuevo arzobispo para Maracaibo. Finalmente se despejan las dudas y se conoce el nombre del elegido para reemplazar a Ubaldo Santana. Por decisión del Papa Francisco, estará al frente desde hoy José Luis Azuaje, el actual presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Se trata de una de las arquidiócesis de mayor importancia en el país y también de las más apreciadas.

 

Ubicada geográficamente en una entidad muy pobre, aunque literalmente sumergida en petróleo, Zulia es una de las regiones con mayor peso en las decisiones de la nación; y también en el aspecto religioso. El segundo nombramiento cuenta igualmente con muy alta relevancia: Jesús González Zárate, el joven exsecretario del Episcopado era, hasta ahora, uno de los influyentes arzobispos auxiliares de Caracas. Reemplaza nada menos que a Diego Padrón, principal responsable de los duros comunicados de la conferencia episcopal en casi toda la era de Nicolás Maduro.

 

Pero, además, ambos formaban parte de la principal terna de obispos considerados para ocupar la silla mayor del Arzobispado de Caracas, donde actualmente se sienta el cardenal Jorge Urosa Sabino, en espera de la designación de un sucesor luego de que le presentó al Papa Francisco la renuncia por límite de edad.

 

El tercero es un obispo particularmente joven, pero muy respetado tanto entre prelados de mayor experiencia como entre los eméritos. El “muchacho” que sorprendió a más de uno con su elección a vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana en enero: Raúl Biord Castillo.

 

Su trabajo como obispo de La Guaira ha logrado la admiración y el respeto de sus homólogos, más allá del espontáneo cariño que generan sus vínculos familiares, pues es sobrino del cardenal Rosalio José Castillo Lara, uno de los más respetados y queridos de Venezuela, a quien Juan Pablo II le confió nada menos que la presidencia de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede y la gobernación de la Ciudad del Vaticano .

 

José Luis Azuaje es un obispo curtido en la labor social. Se estrenó como sacerdote al frente de una Cáritas parroquial y, actualmente, es el “cerebro” -en América Latina y el Caribe- de esa organización, la más importante red de acción social de la Iglesia en todo el mundo.

 

No en vano fue quien le llevó en 2017 al Papa, junto a la directiva de los obispos, la radiografía de Venezuela, tanto por la desnutrición –que cobra excepcionalmente vidas de niños- como por las muertes derivadas de la represión de las fuerzas de seguridad del gobierno de Nicolás Maduro. El obispo no mandó emisario. Fue personalmente hasta la Santa Sede y detalló lo que no decía el informe acerca de la excepcional crisis que sigue incrementándose en Venezuela.

 

En enero fue electo presidente del Episcopado. Una compleja responsabilidad considerando las históricas tensiones con el gobierno de Maduro, que arremete cada vez con mayor intensidad contra la Iglesia, y cuya Asamblea Constituyente (tachada de inconstitucional por los obispos) ordenó acciones legales contra dos de sus prelados tras acusarlos de cometer “delitos de odio”, por hacer denuncias durante actos públicos.

La nueva designación se interpreta además como un nuevo espaldarazo a la labor de Cáritas, que desde inicios de la crisis humanitaria, ha clamado por el ingreso de ayuda y cooperación internacional con el ánimo de salvar vidas humanas.

 

La presidente de Cáritas Venezuela, Janeth Márquez, conoce bien a Azuaje. Juntos acaban de regresar de Chile, adonde acudieron para participar en el “Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Movilidad Humana y la Asamblea” de la Red CLAMOR (Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas) para mostrar la realidad de Venezuela en el aspecto humanitario.

 

“Mons. Azuaje viene de haber sido director de Cáritas diocesana. Es un hombre que ha tenido una gerencia extraordinaria en lo social y cuya labor va más allá de su condición como obispo”, contó, en entrevista con el Vatican Insider.

 

Recordó que el prelado “fue secretario general de la Conferencia Episcopal”, y dijo que lo fue “en los momentos más complicados de Venezuela”. “Arrancó cuando entró Hugo Chávez, por lo que debió trabajar esos cinco años, bajo las condiciones que todos conocemos. Por eso su perfil es muy alto en lo social, pero también en otras áreas, como la espiritual y la gerencial”, abundó.

 

Sobre él también se había expresado, en enero, el obispo Diego Padrón, al conocerse su elección como presidente del episcopado. Curiosamente, su vacante como arzobispo de Cumaná es la que ahora ocupa el hasta hoy obispo auxiliar González de Zárate.

 

“Azuaje es un hombre muy capaz. Está muy al día, tanto en ciencias teológicas y religiosas, como en ciencias sociales. Y estoy seguro de que va a dar junto con el equipo una orientación muy cercana al pueblo, para superar la situación que afronta Venezuela”, dijo entonces.

 

“Evidentemente –agregó-, en Venezuela cada día los retos son más grandes. También en línea con la defensa del hombre, la dignidad de la vida y los derechos humanos. Pero además está la gran tarea de la evangelización de nuestro pueblo. Y estamos comprometidos todos en ello”.

 

Por su parte Biord, cuyo nombre ahora suena aún con más fuerza para el arzobispado de Caracas, explicó que su presencia en el cuadro directivo de la Conferencia Episcopal (y no en un cargo menor), obedece a que “la CEV se renueva constantemente”. Recordó que, en la actualidad, existe “un grupo de 15 a 20 obispos nuevos; y estos nombrados solo en los últimos años. Eso significa que la conferencia episcopal se rejuvenece”.

 

Previendo su pronto retiro, Padrón explicó al Vatican Insider: “Los eméritos podemos, y cuando yo lo sea también lo haré: participar en el trabajo y en las comisiones (de la Iglesia); pero además, la experiencia vale mucho y podemos apoyar las iniciativas que tiene la conferencia episcopal para alegría de toda la Iglesia”.