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Religiosa que se opuso a Hitler, camino a los altares
23 - 05 - 2018 - VATICANO - Causa de los Santos

El Papa Francisco aprobó las virtudes heroicas de varios Siervos de Dios el pasado sábado 19 de mayo, entre ellos las de María Cecilia Autsch, una religiosa de la congregación del Sagrado Corazón y que murió en 1944 en el campo de concentración de Auschwitz. (Fuente: Aciprensa)

Su nombre de bautismo es Ángela del Sagrado Corazón, y nació en Röllecken (Alemania) en 1900. Ingresó en el convento de las trinitarias de Mötz (Austria) en 1933.

El 26 de octubre de 1933, el mismo año en que Hitler subía al poder, María comenzó el postulantado en Mötz, pequeña población del Tirol austriaco. Ya desde el principio vivió en total entrega y generosidad a Jesucristo, como se desprende de las tres cartas dirigidas a su familia, que se conservan de este período de su vida.

Aisladas por la Gestapo de la casa madre en Valencia, y corriendo el peligro de perder su convento por expropiación forzosa en beneficio de los tiroleses de Italia, que deseaban integrarse al nuevo imperio alemán que se estaba gestando, Ángela se dedicó a defender su convento.

Percatándose de las buenas relaciones entre España y Alemania, hizo valer los derechos de la comunidad al pertenecer a una Congregación española. Sus argumentos expuestos al Cónsul español, Sr. Román de la Presilla, tuvieron éxito, pero, desde ese momento, Ángela había firmado su condena de ingreso en el campo de concentración.

Su dramática historia comenzó cuando fue detenida por la Gestapo por “un comentario que hizo mientras hacía la compra para su convento en el que manifestó que 'Hitler es un azote para Europa’”, según se revela en la documentación incorporada a su causa.

La detención se llevó a cabo brutalmente. Uno de los policías le arrancó el velo y se lo tiró a la enferma Madre Superiora. Ángela se desmayó, la cogieron y la arrojaron al jeep para trasladarla.

Este fue precisamente el motivo por el que fue llevada al campo de concentración de Ravensbrück (Alemania) y después al de Auschwitz (Polonia), donde por ser alemana y enfermera fue llevada al dispensario médico del recinto para atenderlo”.

Ya en Auschwitz, engañaba a las SS para dar a escondidas más raciones de comida o jabón para las mujeres enfermas y consta en la documentación que un día salvó a una madre de 19 años que llevaban a las cámaras de gas escondiéndola en la enfermería durante tres días.

En una carta enviada a su superiora, escribió que “llevaba mucho tiempo rechazando la oferta que le hacían de liberarla con la condición de que abandonara el convento”, porque “no estaba dispuesta a dejar a tantas compañeras desamparadas”.

También se conoce que la religiosa se contagió del tifus y recibió malos tratos de los soldados.

En 1944, la religiosa murió tras ser alcanzada por un proyectil durante un bombardeo en el campo de concentración, mientras ayudaba a los enfermos a refugiarse.

Supervivientes del campo de concentración testimoniaron que llamaban a sor Ángela 'El Ángel de Auschwitz' y que “era como un rayo de luz y esperanza en medio de aquel infierno”. Otro superviviente aseguró que “quería morir ante aquel horror, estaba desesperado, destrozado y ella con sus palabras y cuidados le devolvió la esperanza por vivir, por reencontrar a su familia”.

El proceso de beatificación se abrió en Viena en 1990 el proceso de beatificación.