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Brotes de antisemitismo en escuelas alemanas
27 - 04 - 2018 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Familia

Berlín.— La capital alemana su puso la kipá el 25 de abril, en protesta contra casos de antisemitismo como la agresión a un joven que la llevaba en la vía pública. Unos días antes, el gobierno nombró –por primera vez– un “Delegado de vida judía en Alemania y de lucha contra el antisemitismo”. (Fuente: Aceprensa)

Sin embargo, aunque siguen dándose casos de antisemitismo por así decir clásicos –en 2017 la policía contó 1.453 incidentes antisemitas (32 de ellos con violencia), de los que 1.377 fueron de neonazis y similares–, han llamado la atención recientemente rebrotes de antisemitismo que se han producido en escuelas, especialmente de Berlín.

En las pasadas semanas, la prensa se ha hecho eco de algunos casos. A finales del mes de marzo, el Tagesspiegel –el periódico de mayor tirada de Berlín– relataba el de una niña en una escuela primaria de la capital. Uno de sus compañeros le dijo que la matarían si no creía en Alá. Insultaron a sus padres “por no educar a su hija en la fe en Alá”. También reprodujeron en un grupo de WhatsApp un vídeo con una decapitación por parte del ISIS.

“Lo que necesita Alemania es un debate crítico sobre el islam, y la política lo reprime” ( Basam Tibi)
El mismo periódico, el 10 de abril, narraba el sufrimiento que había experimentado un muchacho de 15 años, hasta que abandonó la escuela en la que estaba siendo acosado: “No le fue posible seguir. Compañeros de origen árabe y turco le habían insultado y pegado durante meses”. Y el artículo concluye: “La experiencia en muchas escuelas es que son sobre todo alumnos de origen árabe y turco, educados en la noción de que los judíos son sus enemigos y que hay que destruir Israel, los que se dedican al mobbing religioso y difunden dichos antisemitas”.

La cadena Spiegel-TV difundió recientemente un reportaje sobre un muchacho de unos 16 años, que sufrió acoso por ser judío. El muchacho comienza a dejar de ir a clase, no se atreve a salir de casa, e incluso está pensando en abandonar Alemania y emigrar a Israel.

Debate sobre el islam
Estos son algunos ejemplos recientes. Sin embargo, aunque la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) lleva una estadística de “delitos con trasfondo antisemita”, no se sabe cómo registrar los insultos, el acoso y las amenazas que comienzan a extenderse en las escuelas. Mientras que la ministra alemana de Familia Franziska Giffey tiene previsto enviar a 170 profesionales de antiacoso a las escuelas, según informa el semanario Die Zeit, Josef Schuster piensa que el nuevo Delegado de lucha contra el antisemitismo debería impulsar un sistema de denuncias en toda Alemania: “Quien quiere vivir aquí, tiene que atenerse a nuestros valores y tradiciones. Quien no está dispuesto a aceptar nuestras normas sociales, no debería recibir un derecho de estancia permanente en el país”.

En Alemania, solo el 40% de los musulmanes tienen contactos normales y regulares con el resto de la población
Mientras que algunos políticos como Angela Merkel y el nuevo ministro del Interior Horst Seehofer se enzarzan en una discusión bizantina y un tanto estéril sobre si “el islam forma parte de Alemania”, comienzan a multiplicarse las voces que advierten de las amenazas del islam. Así, Basam Tibi, catedrático emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Göttingen y de origen sirio, declaró sin paliativos en una reciente entrevista con el diario Neue Zürcher Zeitung: “Tanto en Merkel como en Seehofer veo una indolencia y una ignorancia notables, pues los dos se van por las ramas. Lo que necesita Alemania es un debate crítico sobre el islam, y la política lo reprime”.

Para ello, el profesor Tibi sugiere un baño de realidad: “El 10% de los musulmanes en Alemania está integrado profesional y socialmente. El otro 90% vive en sociedades paralelas y la mayoría no quiere integrarse. En Berlín hay sociedades paralelas libanesas, turcas y kurdas”.

Que en Alemania hay bastante reticencia a reconocer un antisemitismo entre los musulmanes, tiene raíces históricas. Al respecto, dice Tibi: “En Alemania hay una idea fija: que el antisemitismo es alemán y procede de los nazis. Hay que reconocer que existe un antisemitismo árabe entre los inmigrantes”. Estas declaraciones tienen especial valor porque Tibi llegó a Alemania, procedente de Siria, en 1962: “Me crié en Damasco, donde el odio por los judíos era omnipresente, en la escuela, en la televisión. Cuando llegué a Alemania era antisemita y me reeduqué en Fráncfort. Por eso no puedo acusar a los inmigrantes: han sido educados para ser antisemitas”.

Integración fracasada
Sobre la dificultad de integrar a los musulmanes en Alemania se expresaba a comienzos de abril, en una entrevista con Die Tagespost, Joachim Wagner, hasta 2008 subdirector de la Primera Cadena de la Radiotelevisión Alemana (ARD) en Berlín: “Entre los inmigrantes musulmanes, las tendencias antisemitas son, por término medio, tres veces más frecuentes que entre alemanes e inmigrantes no musulmanes”. Y este es solo uno de los aspectos que los diferencian y dificultan la integración, que Wagner considera “fracasada”; para ello aporta datos procedentes del Centro de Estudios sobre Turquía de Essen: solo el 40% de los musulmanes tienen contactos normales y regulares con el resto de la población, y estos contactos están estancados desde hace quince años.

Wagner advierte también de los problemas que pueden surgir cuando las minorías musulmanas se convierten en mayorías, por ejemplo en escuelas de ciertos barrios: en las fiestas musulmanas no hay clase (o solo con un reducido número de alumnos). En una escuela de Berlín, la mayoría musulmana en el comité de padres decidió que, por el Ramadán, no se celebrara un viaje previsto. “Muchos profesores –concluye– tienen miedo a que cambien las mayorías”. Y esto, no solo por el auge del antisemitismo que ya comienza a detectarse en las escuelas.