La práctica religiosa está en caída sostenida desde el cierre del Concilio Vaticano II, aunque el descenso se interrumpió brevemente durante el papado de Benedicto, y ha vuelto a desplomarse en Estados Unidos durante los últimos años.

Una media del 39% de católicos asistó a la misa dominical entre 2014 y 2017, lo que representa una notable caída con respecto al 45% que lo hacía entre 2005 y 2008, en los primeros años del pontificado de Benedicto.

En este 45% se estabilizó la práctica en Estados Unidos a mediados de la primera década del milenio, después del primer desplome significativo, durante e inmediatamente después del concilio, una era de confusión y cambios, pero la tendencia a la baja ha vuelto a instalarse con el presente pontificado, cayendo más bruscamente que en ningún otro periodo desde los años setenta.

También son significativos los datos del estudio de Gallup segmentados por grupos de edad. Así, el grupo en el que más ha descendido la práctica religiosa ha sido en el de los que tienen entre 50 y 59 años, es decir, los nacidos en torno a los años del concilio. En este gripo, la caída ha sido del 15%, al pasar de un 46% a un 31%.

En cambio, entre los treintañeros, la asistencia a la misa dominical ha subidos tres puntos porcentuales, del 40% al 43%, siendo el único grupo de edad cuya práctica religiosa ha aumentado en este periodo.

Es la primera vez desde que Gallup realiza estos estudios en la que una mayoría de católicos en cualquier grupo de edad reconoce no asistir a misa cada semana.

Por otra parte, no puede achacarse esta tendencia a la secularización generalizada de la sociedad americana, ya que la práctica religiosa entre confesiones protestantes, en cambio, ha permanecido más o menos estable durante el mismo periodo.

Los comentaristas atribuyen parte de este negativo ‘Efecto Francisco’ no tanto a una merma en la fe de los católicos como a la insistencia del Papa en que el cumplimiento de las normas no es lo realmente importante en la vida de un católico.

Este último estudio completa el hecho público el mes pasado por la demoscópica rival de Gallup, Pew Research Center, en el que se observaban “signos de un creciente descontento” con respeto al Santo Padre entre los católicos americanos.