Una encuesta de decisiones sobre el final de la vida entre pacientes de Flandes con cáncer ha encontrado que más de una de cada 10 muertes (10.4%) fueron por eutanasia o por suicidio asistido por parte de un médico.

El estudio, publicado en The British Journal of Cancer, se basó en un cuestionario enviado a los médicos flamencos que habían certificado una muestra representativa de todas las muertes en Flandes. Se preguntó a los médicos si, en el caso de una muerte no repentina o inesperada, habían: 1) retirado o retirado el tratamiento médico que prolongaba la vida, 2) intensificaban el alivio del dolor y / u otros síntomas con medicamentos con la posibilidad de acelerar la muerte; o (3) medicamentos administrados, suministrados o recetados con la intención explícita de acelerar la muerte.

Alta tasa de eutanasia
El informe dice que «más de una de cada 10 muertes (10.4%) fueron por eutanasia o suicidio asistido por un médico, lo cual es un aumento considerable en el 5.6% de todas las muertes por cáncer registradas en 2007 y sustancialmente más altas que la tasa general de 4.6% grabado en 2013». También señala que «esta alta tasa de muerte asistida es notoria en todos los grupos de cáncer» (que oscila entre el 8.7% para el cáncer genitourinario y el 12.6% para el respiratorio), y que no difiere significativamente entre los tipos de cáncer.

Asesinato sin consentimiento
Quizás el aspecto más preocupante del informe es el hallazgo de que «la administración de medicamentos con la intención explícita de acelerar la muerte (actos de acortamiento de la vida) sin la solicitud explícita del paciente ocurrió en el 1.8% (1.0-3.4%) de los casos por muertes por cáncer durante el período estudiado. Los autores descartan la idea de la «pendiente resbaladiza» con respecto a esta evidencia de pacientes asesinados sin consentimiento, diciendo: «no se han encontrado pruebas claras que respalden este temor. En Bélgica y Holanda, donde la eutanasia ha sido legal para muchos años, la proporción de muertes en las que se utilizaron medicamentos sin una solicitud explícita del paciente no ha aumentado desde la legalización».

¿Que esta pasando?
También sugieren que muchos casos de actos de acortamiento de la vida realizados sin el consentimiento del paciente pueden realizarse por medio de la administración de opioides para el tratamiento del dolor y los síntomas, en lugar de la eutanasia deliberada, a pesar de la referencia a la intención explícita de acelerar la muerte. «La práctica de usar drogas que ponen fin a la vida sin solicitud explícita del paciente puede en realidad ser más similar al alivio intensificado del dolor con un “doble efecto” que a la terminación no voluntaria de la vida». Sin embargo, esto es, en el mejor de los casos, confuso, cuando el estudio tenía una categoría separada para los medicamentos para el dolor de los que aceleraban la muerte. Además, los autores continúan diciendo que «la toma de decisiones [en todas las decisiones de acortamiento de la vida] se llevó a cabo sin la participación del paciente en casi el 20% de los casos». Admiten que esto no es ético, y dicen que «de acuerdo con el principio ético de la autonomía del paciente, todas las decisiones que posiblemente acortan la vida deben discutirse con el paciente, a menos que él o ella haya dicho explícitamente lo contrario».