El cardenal y obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, afirma que espera que "haya muchas personas en el mundo que presten atención a los derechos humanos y a la libertad religiosa, algo que, lamentablemente, está ausente en China", días antes de recibir un premio, otorgado por la Stephanus Foundation y por el International Service for Human Rights.
El prelado indicó que el galardón no le pertenece a él, sino a todos los cristianos perseguidos en China, bajo el régimen comunista, por lo que destinará el premio a los fieles que son atacados por su fe en Cristo.
Esta distinción la obtuvo Louis Sako, patriarca caldeo de Bagdad; sor Hatune Dogan, de la Iglesia ortodoxa siria; Brother Andrew, difusor de la Biblia en países de la 'Cortina de Hierro'. Zen destacó que estos ganadores padecieron persecución, pero él en cambio no sufrió "nada".