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La Santa Sede a la ONU
08 - 03 - 2018 - EMERGENCIA ANTROPOLOGICA - Otros

Llamado del observador permanente Ivan Jurkovič en Ginebra: en peligro la dignidad de los menores; hay que aplicar las normas internacionales de protección. (Fuente: Vaticaninsider)

«La dignidad de nuestros niños está en peligro y el superior interés del menor debe siempre ser prioritario, en cualquier contexto humanitario». Este fue el llamado que lanzó ayer el arzobispo Ivan Jurkovič, observador permanente de la Santa Sede en la ONU de Ginebra, durante la 37a Sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre los Derechos de la Infancia. En su discurso, publicado por Vatican News, el religioso, al recordar el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de este año, exhortó a la Comunidad Internacional, a los gobiernos y a la sociedad civil a colaborar, sin poner condiciones, en la protección de la infancia con la conciencia de que «el futuro está en manos de los niños». Porque, como afirmó el Papa Francisco en 2013 con los participantes de la Semana Social de los Católicos Italianos: «Un pueblo que no cuida a sus ancianos, a sus niños ni a sus jóvenes, no tiene futuro, porque maltrata tanto la memoria como la promesa».

Según el arzobispo, en efecto, mencionando el Informe del Alto Comisionado sobre la protección de los derechos del niño en situaciones humanitarias, a pesar de que «se ha avanzado en este sentido», es preocupante constatar que el 2017 alrededor de «535 millones niños se vieron afectados por desastres humanitarios»; «conflictos armados, crisis locales y desastres naturales debidos al cambio climático que están creando oleadas de refugiados, migrantes y desplazados internos y personas que sufren todos los días».


Monseñor Jurkovič describe la situación de muchos niños inocentes «atrapados en situaciones vulnerables sólo porque viven en las partes más pobres del mundo, pertenecen a minorías étnicas o religiosas, son refugiados o migrantes, a veces no acompañados o sufren discapacidades». La mayor parte de ellos, denuncia, «corren el riesgo de ser víctimas de individuos u organizaciones sin escrúpulos, sufren abusos, contrabando, tráfico sexual o esclavitud laboral, o extracción de órganos, o incluso reclutamiento como soldados».

El arzobispo señala asimismo que «los derechos humanos a la educación y la salud conforman el futuro de cada niño. Sin embargo – constata – los niños no pueden beneficiarse de estos y otros derechos humanos a menos que estén registrados al nacer. Si no se reanuda un camino adecuado de educación y desarrollo, estos niños corren el riesgo de convertirse en una generación perdida». Para evitar esto, el Observador Permanente ante la ONU indica la “prevención” como la mejor medicina, posible «con el acceso a la ciudadanía, a la salud, a la educación y promoviendo una cultura de respeto de los derechos humanos y la dignidad humana de cada niño”. “El marco legal para proteger a los niños está ya definido – asegura – y sólo necesita ser aplicado», recuerda.