Un tercio de los empleos españoles están en peligro por la creciente automatización. Los avances de la Inteligencia Artificial, IA en inglés, y el uso cada vez más masivo de procesos automatizados hacen vislumbrar la entrada hacia una nueva era económica. Así de contundente es el estudio de la auditora PWC llamado “¿Robarán los robots nuestros empleos?. El gran problema aparece cada vez en más estudios, que detectan las consecuencias de las nuevas tecnologías, con el objetivo de mejorar la productividad. La OCDE, hace solo dos años, ya advirtió a Alemania, Austria y España (por orden descendente de peligro) que serían los países que en las próximas décadas estarán más afectados por la sustitución de empleos.

Por sectores, dañará más a los empleados en niveles de formación bajo (44%) o medio (39%) que a los de nivel alto, con solo un 14%. Los sectores más afectados por la automatización serán el transporte, logística e industria, que podrían llegar a perder entre el 52% y el 45% de los puestos. Para los sectores de alimentación y distribución las previsiones son más moderadas (34%), mientras que la educación tendrá un efecto muy reducido, con solo el 8% de los empleos en riesgo. En los 27 países analizados, la primera fase de automatización afectará a entre el 1% y el 4% de los empleos, mientras que a partir de 2030 la automatización será más crítica para las economías con mayor peso de la industria, alcanzando el 44% en el caso de Eslovaquia, el 39% en Italia y el 37% en Alemania.

La Inteligencia Artificial (IA) ya lleva años con nosotros: Desde los servicios y tareas automáticas de sistemas operativos (ya existentes en Windows 98) hasta los algoritmos que usa Facebook para determinar que mejor publicidad se ajusta según centenares de parámetros. En el imaginario popular sin embargo la concepción del automatismo robótico está salpicado por un futuro aterrador donde las máquinas pueden llegar a tomar el control. Películas como Blade Runner o la saga de Terminator describen unas futuras generaciones donde difícilmente podrán convivir con unos trabajadores artificiales que son mejores que ellos en determinadas tareas.

Yoshua Bengio, experto en inteligencia artificial y profesor de la Universidad de Montreal, no lo ve así. Bengio insiste en recordar que el problema reside en el hombre y no en la máquina. El ordenador sigue las pautas marcadas por su creador y no es capaz de tomar consciencia sobre si mismo (cosa que le permitiría salir fuera del control humano). El profesor pone énfasis en que la principal preocupación tiene que ser el uso que le damos a la inteligencia artificial. En cuanto al hipotético desempleo generado por la sustitución del hombre por la máquina en el trabajo Yoshua Bengio cree que nuestra superioridad respecto al robot nos hará mejores en muchos campos distintos.

Por otro lado, McKinsey Global Institute (MGI) mantiene su postura respecto al ritmo de adaptación de la sociedad al uso de automatismos. Según un reciente estudio del MGI un uso masivo a corto plazo de estas nuevas tecnologías sí que pueden generar grandes distorsiones en el mercado, elevando las cifras de desempleo. Para evitar este escenario, McKinsey sugiere un cuidado en la aplicación de estos nuevos procesos, junto con un plan educativo y de capacitación para que la transición no sea traumática.