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Sombras sobre el futuro de Siria
22 - 02 - 2018 - INTERRELIGIOSO - Musulmanes

Monseñor Nassar: «La situación es trágica, solamente Cristo nos conforta». Frente a la nueva oleada de violencias, la Iglesia indica nuevamente la crisis económica y social. (Fuente: Vaticaninsider)

Siete años de guerra y parece el primer día. En Damasco una nueva oleada de violencia sacude a la población. «Sorpresivos bombardeos matan a inocentes. La situación es trágica, pero la vida sigue adelante. Estamos conscientes de estar en las manos de Dios, que nos dice a todos nosotros: “No temas, pequeña grey”», afirmó en un fuerte mensaje encomendado a Vatican Insider el arzobispo maronita de Damasco, Samir Nassar. Según los datos de la ONU, por lo menos 250 personas han fallecido en los bombardeos del ejército sirio en el bastión rebelde de Ghouta oriental, un suburbio de la capital.

 

La situación de Damasco que describe el pastor Nassar es dramática: «Prosiguen ataques y violencias indiscriminadas. No se detiene la hemorragia de personas que abandonan el país, en particular jóvenes y hombres que buscan trabajo. Son 12 millones los refugiados sirios que han huido. La crisis social está extendida: los sirios que se han quedado aquí dependen completamente de organismos y asociaciones que proveen y dispensan asistencia humanitaria, o acaban mendigando». Además, explicó Nassar, «el 80% de los médicos especialistas ha dejado el país y, por ello, el 60% de los heridos muere por falta de curas y terapias adecuadas».

 

Ante esta dolorosa situación, añadió el arzobispo, «las actividades benéficas que han puesto en marcha las Iglesias también resultan insuficientes, incluso debido a la falta de estructuras y de asistentes sociales cualificados. El número de las familias que hemos ayudado en 2017 fue de 828, frente a las 407 familias apoyadas en 2016. ¿Cuántas podremos asistir en 2018?».

 

«Tomar nota de esta disminución –continuó Nassar– nos deja sin aliento. La situación empeora día a día y provoca en muchos una sensación oprimente de angustia, difícil de soportar». Toda la comunidad católica se ve afectada por este malestar y por el conflicto que dura ya desde hace muchos años que erosiona la confianza y cancela el futuro. «Basta pensar que, en nuestra comunidad maronita, en 2017, celebramos solamente 10 matrimonios y 7 Bautismos, mientras un año antes hubo 30 matrimonios y 40 Bautismos. Este dato es alarmante», indicó.

 

El obispo también evocó «sombras oscuras sobre el futuro» del país: «Algunos sacerdotes me dicen: “¿Serás el último obispo de Damasco?”. A veces me temo que este presentimiento pueda volverse realidad», confesó. En tal situación, «viviendo el tiempo de la Cuaresma, solamente las palabras de Cristo nos confortan. Su llamado, “No temas, pequeña grey”, nos llega directo al corazón y nos permite seguir adelante, no perder la esperanza».

 

En Damasco, en los últimos meses, la situación ha empeorado notablemente y «se registra la peor fase de violencia desde 2011», indicó a Vatican Insider el jesuita Cedric Prakash, del Jesuit Refugee Service (JRS) en el Medio Oriente. «Ha habido muchas víctimas y heridos, sobre todo el día de ayer. Uno de nuestros colegas del JRS Siria fue herido en un bombardeo en Damasco. La perspectiva de la seguridad y de la paz parece lejana», afirmó.

 

Y confirma sus palabras Nawras Sammour, director regional del JRS en el Medio Oriente: «Las semanas que acaban de pasar han sido verdaderamente arduas para el pueblo de Siria y, particularmente, para los que viven en Damasco y alrededores. Constantes bombardeos en zonas pobladas por civiles han provocado innumerables muertos y heridos, además de una destrucción indiscriminada, sobre todo entre las habitaciones de los civiles. La vida de la gente común en Damasco ha sido golpeada por la violencia como nunca antes».

 

En este contexto, las actividades normales del Jesuit Refugee Service en Siria están en riesgo: «Las áreas de nuestros proyectos en Yaramana, Dwelaa y Bab Touma risultano compromesse: «Le nostre aree di progetto a Jaramana, Dwelaa e Bab Touma fueron golpeadas por morteros. Debido a los constantes ataques, algunos de nuestros colegas, por su seguridad, tuvieron temporalmente que volver a sus casas, en zonas más seguras del país. Muchas de las personas y de los niños con los que trabajamos todavía están en estado de shock, pues han sido testigos de ataques sangrientos en sus barrios», explicó.

 

«Vivimos en una fase de tremenda incertidumbre. No sabemos, verdaderamente, en este momento, dónde ni cuándo caerá la próxima bomba, ni si llegará el suspirado fin de las hostilidades. Sin embargo, seguimos empeñados en nuestra determinación de servir a la población, plenamente conscientes de los riesgos que implica», declaró el jesuita.

 

Una fuente de inspiración para todos ellos y para los voluntarios que trabajan en Siria sigue siendo Frans Van der Lugt (1938-2014), jesuita holandés que dedicó su vida al pueblo siria, asesinado en Homs. Cuando en 2011 explotó la guerra civil, Van der Lugt decidió quedarse en el país, sufriendo al lado de los musulmanes y de los cristianos. «Para los jóvenes era una inspiración, un motivador; para los ancianos era un amigo y un mentor», recordó Prakash, «para los musulmanes y cristianos era un constructor de puentes, fuente de fuerza y paciente escucha. Era un verdadero pastor, siempre en medio de sus ovejas, y tenía olor de oveja».