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Patriarca en Belén: "Tierra Santa reclama una lealtad hasta la muerte"
30 - 12 - 2013 - IGLESIA - Asia

Con palabras que tendrían un gusto pesimista si no fueran completadas con términos que cierran la oración en un fuerte anhelo de esperanza, el Patriarca latino de Jerusalen se dirigió a los fieles en la basilica de la Natividad lugar donde hace más de dos mil años naciera el Salvador del mundo. Ante la inestabilidad social y política la respuesta de la fe no es emigrar,señaló.

La fiesta de la Navidad alrededor del mundo convoca a millones de creyentes y marca de forma innegable el sentido del fin de año en muchos países. Pero una de las celebraciones más especiales tiene lugar en Belén, Territorio Palestino, en el lugar mismo donde sucedió el nacimiento de Jesucristo hace más de dos mil años. En la Basílica de la Natividad, el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, presidió una Eucaristía en la que se destacó la oración por la paz en Tierra Santa y Medio Oriente, donde los cristianos enfrentan incluso el riesgo de su total desaparición.


 "Oh Niño de Belén, estamos cansados", imploró el Patriarca en su homilía??. "Frente a esta realidad dolorosa, oramos este canto de Adviento: Vide Domine afflictionem populi tui ...Mira Señor, la aflicción de tu Pueblo, manda a aquel que vas a enviar: envía el Cordero ... con el fin de que Él nos rescate del yugo de nuestro cautiverio". Su oración, más que un lamento, fue una invitación a la esperanza cristiana.
Los cristianos "nunca debemos ceder a la desesperación, porque Jesús Salvador nos anuncia que la paz es posible, que la llama de la esperanza permanece viva, y que la justicia, la paz y la reconciliación vendrán", exhortó Mons. Twal. "Desde Belén ha partido el mensaje de la salvación, y es que debemos mirar a Belén. Porque en esta noche la promesa divina, cantada por los ángeles, se renueva: 'Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor'".

La paz de Cristo

El prelado recordó que la paz que proviene de Cristo es universal y permite ver en cada hombre una criatura de Dios: "Se trata de una paz que da la vida", afirmó. Ante los desafíos de la inestabilidad social y política, la fe en Dios debe inspirar las acciones de los cristianos. "Necesitamos la respuesta de fe. La respuesta no es ni la emigración ni encerrarnos en nosotros mismos", declaró. "La respuesta es permanecer aquí, y vivir y morir aquí. Nuestra tierra es sagrada y como tal debe tener una respuesta de lealtad porque nuestra estancia en esta tierra es una vocación divina, una bendición, un privilegio".


Mons. Fouad Twal presidió la Eucaristía de Navidad. Foto: Andrea Krogmann / LPJ. Mons. Twal comparó la luz de la fe con la estrella que guió a los Reyes Magos a la presencia del Niño Jesús y que hace que la visión se haga "más intensa, más profunda, más amplia y más sublime", superando las capacidades limitadas de la naturaleza humana. "Por la fe, vemos un poco, en cierto sentido, como Dios mismo lo ve. Por lo tanto, la fe es la sabiduría nos hace tomar las decisiones correctas en el momento adecuado".
"Esto es lo que fortalece nuestra fe, que Dios es omnipotente, omnisciente, fiel y nos ama" agregó el Patriarca. "Por eso es por lo que nada nos debe asustar, ni el presente ni el futuro, ni los problemas o dificultades que afectan a nuestro Oriente Medio".

Oración por la paz en Medio Oriente

Mons. Fouad Twal concluyó su homilía elevando una oración al Niño Jesús por Tierra Santa y Medio Oriente pidiendo especialmente la protección y consuelo de quienes sufren las penalidades de la violencia y la marginación:

"¡Oh Divino Niño!, que has experimentado la huida a Egipto, después de la amenaza de Herodes, que mató hace dos mil años, a los niños de Belén, ten piedad de nuestros hijos y todos los niños del mundo. Ten piedad para los presos, de los pobres, de los marginados y de los más vulnerables. En esta noche, oremos por los obispos y las monjas de Siria secuestrados. Oremos por su regreso y porque se les devuelva su dignidad. Acuérdate de ellos, ¡oh Señor!, y de todos los refugiados. Dales un signo de esperanza para un futuro mejor, para que puedan regresar a su país, reencontrando una casa".

"¡Oh Divino Niño! Dios de bondad y misericordia, mira con buenos a la Tierra Santa y para nuestra gente que vive en Palestina, Israel y Jordania y para todos los pueblos de Oriente Medio. Dales la reconciliación, para que se conviertan en los hermanos - hijos de un mismo Padre".

"¡Oh Divino Niño! Te pedimos por tu paz a través de la intercesión de la Virgen María, tu madre, hija de nuestra tierra".(Gaudium Press)