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Buenos Aires contra Roma.
18 - 12 - 2017 - VATICANO - Documentos

Buenos Aires contra Roma. Con Bergoglio en ambos equipos y, además, arbitro. ¿"Roma locuta, causa finita"? En absoluto. Más bien lo contrario. La controversia sobre el capítulo ocho de "Amoris laetitia" parece estar ahora más candente que nunca. Basta ver lo que sucede en la diócesis de Roma, de la que el Papa es obispo, en la que las directrices acerca de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar son mucho más restrictivas que las dictadas por los obispos de la región de Buenos Aires y aprobadas por escrito por el propio Papa.(Sandro Magister-SC)

El enigma surgió precisamente durante la publicación en las "Acta Apostolicae Sedis" de la carta en la que Francisco no sólo aprueba las directrices de los obispos argentinos, sino que escribe que "no hay otras interpretaciones".

Si se tomara esta frase al pie de la letra, también la diócesis de Roma debería aplicar los criterios adoptados por los obispos argentinos con la aprobación explícita de Francisco.

Pero no es así. Porque la diócesis de Roma sigue ateniéndose a sus propios criterios, establecidos mucho antes que los obispos de la región de Buenos Aires publicaran los suyos. Llevan la firma del entonces cardenal vicario Agostino Vallini , que los leyó solemnemente el 19 de septiembre de 2016 en la catedral de San Juan de Letrán, también en este caso -se sabe con toda seguridad- con la aprobación del Papa:


> "La letizia dell'amore". Il cammino delle famiglie a Roma

Pues bien, ¿en qué se diferencian las dos directrices, la argentina y la romana?

*

Las directrices en uso en Roma son una obra maestra de equilibrio entre innovación y tradición. En lo que concierne a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar extraen de "Amoris laetitia" las máximas novedades que se pueden extraer, permaneciendo, al mismo tiempo, plenamente fieles a la enseñanza perenne de la Iglesia.

Es el mismo equilibrio que ha demostrado el cardenal Gerhard Müller en el prólogo del último libro de Rocco Buttiglione sobre "Amoris laetitia".

Y es la misma línea sutil que había recorrido con anterioridad Joseph Ratzinger como teólogo, cardenal y Papa.

El caso típico en el que tanto Müller como Ratzinger admiten el acceso a la comunión para algunos divorciados que se han vuelto a casar que conviven "more uxorio" es el de quien está seguro de la invalidez del propio matrimonio celebrado por la iglesia, por ausencia de fe u otros requisitos fundamentales, pero que no puede ver reconocida canónicamente dicha invalidez.

En este caso, tanto Müller como Ratzinger admiten la absolución sacramental y la comunión, con la condición que esto se decida "en foro interno" con el confesor y se lleve a cabo de manera privada, sin dar escándalo público.

El caso concreto planteado por el cardenal vicario Vallini en las directrices de la diócesis de Roma es el mismo. Y la solución que propone es la misma. Pero veamos con más detalle qué escribe en las directrices para la diócesis de Roma.

Para empezar, Vallini observa que en la famosa nota 351 de "Amoris laetitia" Francisco "utiliza el condicional, por lo tanto, no dice que hay que admitir en los sacramentos, aunque no lo excluye en algunos casos y con algunas condiciones". Lo que el Papa pide es "recorrer la 'via caritatis' de acoger a los penitentes, escucharles atentamente, mostrarles el rostro materno de la Iglesia, invitarles a seguir el camino de Jesús, hacer que maduren la recta intención de abrirse al Evangelio".

He aquí el pasaje crucial:

"No se trata de llegar necesariamente a los sacramentos. Pero cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hacen factible, es decir, cuando su camino de fe ha sido largo, sincero y progresivo, hay que proponer vivir en continencia; pero si esta elección es difícil de practicar para la estabilidad de la pareja, 'Amoris laetitia' no excluye la posibilidad de acceder a la penitencia y a la eucaristía. Esto significa una cierta apertura, como en el caso en que hay la certeza moral de que el primer matrimonio era nulo, pero no hay pruebas para demostrarlo en sede judicial; pero no en el caso en que, por ejemplo, se ostenta la propia condición como si formara parte del ideal cristiano, etc.".

"¿Cómo debemos entender esta apertura? Ciertamente, no en el sentido de un acceso indiscriminado a los sacramentos, como sucede a veces, sino de un discernimiento que distinga adecuadamente caso por caso. ¿Quién puede decidir? Por el tenor del texto y la 'mens' de su Autor no me parece que haya otra solución que la del foro interno. Efectivamente, el foro interno es la vía favorable para abrir el corazón a las confidencias más íntimas y si se ha establecido una relación de confianza con un confesor o un guía espiritual, es posible iniciar y desarrollar con él un itinerario de conversión largo, paciente, formado por pequeños pasos y sucesivas verificaciones".

"Por consiguiente, sólo puede ser el confesor quien, en un determinado momento, en su conciencia, tras mucha reflexión y oración, asuma la responsabilidad ante Dios y el penitente y pida que el acceso a los sacramentos tenga lugar de manera reservada. En estos casos el camino de discernimiento no acaba con el fin de alcanzar nuevas etapas hacia el ideal cristiano pleno".

*

Respecto a las directrices de Roma, las de la región de Buenos Aires difieren, por lo menos, en dos puntos fundamentales.

Ante todo, los umbrales de acceso a la comunión sacramental son mucho más amplios. Mientras que en Roma es condición previa necesaria la certeza moral que el matrimonio celebrado en la iglesia no es válido, en Argentina basta llegar -también en caso de matrimonio cristiano válido y de segunda unión adúltera- "a reconocer que hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad, particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión".

En segundo lugar, mientras en Roma es obligatorio que el acceso a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar se decida con el confesor en foro interno y se lleve a cabo de manera reservada, sin causar escándalo, en Argentina estas condiciones sólo son una recomendación; de hecho, no se cumplen para nada, como en la diócesis de Reconquista, donde incluso se ha celebrado la vuelta a la comunión eucarística de treinta parejas de divorciados que se han vuelto a casar y siguen conviviendo "more uxorio".

*

Surge, aquí, una pregunta natural. ¿Cuál de las dos directrices, la de Roma o la de Buenos Aires, es la más cercana a la "mens" del Papa Francisco?

A favor de las directrices argentinas está el hecho que Bergoglio ha puesto por escrito su aprobación y las ha hecho publicar en las "Acta Apostolicae Sedis", con la ya célebre frase: "No hay otras interpretaciones".

A favor de las romanas está el hecho -no menos importante- de que están vigentes en la diócesis de la que Francisco es obispo y que, también en este caso, tienen su aprobación. Y siguen estando en vigor también después de la publicación de las "Acta".

Hay, sin embargo, un tercer hecho, capaz de hacer que el dilema sea inútil. Y son los comportamientos prácticos. Debido a las puertas que ha abierto "Amoris Laetitia", es cada vez más habitual que en todas partes en la Iglesia, a todos los niveles, cada uno piense y haga lo que quiera en relación a esta cuestión.

Y hay quien teoriza sobre este "libres todos", como ha hecho Basilio Petrà, el presidente de los teólogos moralistas italianos, en la acreditada revista "Il Regno":

> "Amoris laetitia", un passo avanti nella Tradizione

En la que escribe, respecto a los divorciados que se han vuelto a casar: "El fiel iluminado podría llegar a la decisión de que en su caso no hay necesidad de confesión".

Y explica:

"[De hecho], es del todo posible que una persona no tenga la adecuada conciencia moral y/o no tenga libertad de actuar diversamente y que, aunque esté haciendo algo que objetivamente es considerado grave, no esté pecando gravemente en sentido moral y, por lo tanto, no tenga el deber de confesarse para acceder a la eucaristía. 'Amoris laetitia', en el n. 301, alude claramente a esta doctrina".

Es como decir: cada uno es libre de hacer lo que quiera, en Buenos Aires, en Roma o donde sea.

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Continúa, mientras tanto, la disputa sobre las posiciones defendidas por el profesor Rocco Buttiglione a favor de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y que conviven "more uxorio", en su opinión admitida por "Amoris laetitia” en determinadas condiciones.

En esta otra página de Settimo Cielo se puede leer la réplica de Claudio Pierantoni a la entrevista que Andrea Tornielli le hizo a Buttiglione el 20 de noviembre pasado en Vatican Insider:

> Ecco perché i suoi argomenti non quadrano. Una nuova risposta a Rocco Buttiglione

En inglés, la réplica del profesor Pierantoni fue introducida y publicada por Diane Montagna en LifeSite News el 12 dicembre:

> Here’s why every argument allowing Communion for ‘remarried’ ultimately fails