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Irán: prevaleció la diplomacia como "arte de la esperanza"
28 - 12 - 2013 - VATICANO - Organismos

El embajador de Iran ante la Santa sede considera que la expresión acuñada por el Secretario de Estado Vaticano Pietro Parolín para definir la diplomacia es justamente lo que ha tenido lugar en los acuerdos logrados en Ginebra  entre la república que representa y el Grupo de los 5 + 1  sobre desarrollo nuclear. Valiosa entrevista.

El pasado 24 de noviembre el planeta suspiró aliviado, en Ginebra, en una noche agitada, Irán y los países del Grupo 5 +1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania) alcanzaron un acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán. Irán se comprometió a limitar el enriquecimiento de uranio hasta el 5 % y autorizó a la Aiea (Agencia Internacional para la Energía Atómica) la inspección de sus instalaciones nucleares. A cambio, le aseguración de una suspensión de las sanciones por seis meses.

Ciertamente, una negociación de importancia similar no finaliza con un apretón de manos entre jefes de Estado. Pero ya el gesto y la firma del acuerdo representan un paso adelante que aleja al mundo de la desastrosa hipótesis de agresión a Irán. Todavía hace algunos meses, ilustres analistas y politólogos sostenían con firme certeza que un ataque conjunto de Estados Unidos e Israel contra Irán era un escenario inevitable y definían las negociaciones entre Teherán y el Grupo 5+1 como “vacíos ejercicios académicos de diplomacia”.

Los hechos lo han desmentido, demostrando que el diálogo puede suavizar las crisis aparentemente irresolubles y acercar culturas diferentes. Las sólidas relaciones diplomáticas que existen entre la Santa Sede y la República Islámica de Irán constituyen un ejemplo válido en este sentido.

ZENIT se ha encontrado en exclusiva con el embajador, Mohammad Taher Rabbani, que presentó las Cartas Credenciales en el pasado mes de junio. Con él, en la entrevista que sigue, hemos hablado del acuerdo de Ginebra y de diálogo interreligioso.

***

Vuestro presidente Hassan Rohani dijo que “las amenazas no pueden llevar ningún fruto”, y firmó un acuerdo histórico sobre el nuclear. ¿Qué nos puede decir al respecto? ¿Puede explicar de qué se trata?

 

Como sabe, Irán forma parte de los firmantes del Tratado de no proliferación nuclear, como consecuencia es su derecho hacer uso pacífico de la energía nuclear. Este Tratado, por otra parte, no pone ningún límite a un uso pacífico de la energía nuclear, como está expresamente escrito en el artículo 4. Por lo tanto Irán se está moviendo sobre la base de las reglas de la Agencia internacional para la energía atómica y –añado – sobre la base de nuestras enseñanzas religiosas, que rechazan el uso de armas nucleares. En este sentido es útil recordar que nuestra Guía suprema, el ayatolá Alì Khamenei, en el 2012 emitió una fatwa que prohíbe la producción, el almacenamiento y el uso de armas nucleares. En el reciente acuerdo de Ginebra se reafirmó este derecho. Después de 10 años de encuentros, las seis potencias mundiales del Grupo 5+1 han aceptado y firmado el derecho de Irán a continuar a enriquecer el uranio hasta el 5% en el propio territorio. Desde un punto de vista político, este acuerdo recubre una importancia enorme para Irán, ya que ha hecho finalmente prevalecer la lógica del diálogo por la paz sobre la lógica de la violencia y de la intervención militar. Este acuerdo prevé por tanto que algunas de las sanciones bancarias serán suspendidas, serán atenuadas las dificultades relacionadas con la aseguración de los petroleros y la transferencia de dinero que deriva de la venta de petróleo. Durante seis meses Irán se compromete a suspender la actividad de enriquecimiento de uranio, nuestra esperanza es que Occidente aproveche este periodo para dar confianza a Irán y renovar las relaciones. Este suceso de Ginebra ha demostrado que los acuerdos se establecen sobre la base del respeto recíproco y no sobre la base de las sanciones.

¿Qué daños han provocado a la población las sanciones impuestas a vuestro país? ¿En qué medida prevé que serán reducidas al finalizar los seis meses de suspensión de actividad nuclear?

--Debo decir sobre todo que en estos embargos injustos, si de un lado nos han dañado, por otro nos han ofrecido ventajas. La primera de todas ha sido el fortalecimiento de la unión entre el Gobierno y el pueblo iraní. El gran pueblo iraní ha respondido con fuerza a estas sanciones ilícitas, aunque también ha sufrido daños enormes. Pongo un ejemplo que Occidente, que se dice defensor de los derechos humanos, debería siempre impedir: algunas personas afectadas de enfermedades graves necesitaban recibir medicinas particulares que, a causa del embargo, no podían recibir. Sin embargo, el gran pueblo iraní ha luchado siempre para hacer valer su derecho. Hay testimonios de muchos jóvenes científicos que han sido asesinados por mercenarios de regímenes enemigos. Episodios que no han desanimado a los iranís. Esto se ha visto durante las últimas elecciones presidenciales, que han contado con la participación de la gran mayoría de los electores.

Mi previsión es que en un futuro se podrá llegar a un acuerdo definitivo, estos seis meses representan la oportunidad para resolver finalmente las cuestiones nucleares. Con la firma del acuerdo definitivo y global después de estos seis meses, todas las sanciones impuestas por la Organización de las Naciones Unidas y las unilaterales impuestas por América y Occidente deberían ser eliminadas.

¿De qué forma la Santa Sede y el papa Francisco podrían ayudar en este proceso de paz?

--Tanto la Santa Sede, en cuanto orden religiosa que guía a la Iglesia católica, como su santidad el papa Francisco, pueden proponer una diplomacia con el fin de alcanzar la paz. Justicia, paz y desarrollo en los discursos del papa Francisco y en los del ayatolá Khamenei iluminan nuestra vía para alcanzar una colaboración que definiría como diplomacia religiosa multilateral. Por otro lado, también monseñor Pietro Parolín, Secretario de Estado vaticano, durante un discurso sobre la verdadera diplomacia en las enseñanzas de las religiones monoteístas, definió diplomacia como “el arte de la esperanza”. A mi parecer esta visión va promovida en el mundo, ya que hoy vivimos una situación crítica que puede ser resuelta solamente por una diplomacia que de esperanza. Este tipo de diplomacia pertenece también al programa político del presidente Rohani.

¿Cuál es la situación de los cristianos en la República Islámica de Irán? ¿Qué derechos se les reconocen y, más allá del aspecto jurídico, cuál es la relación con la población musulmana?

-- En Irán, la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos es un ejemplo para todo el Oriente Medio. Es también testimonio de ello las relaciones antiguas con la Santa Sede, que se remontan al siglo XIII y que se realizaba en las constantes relaciones políticas y diplomáticas con congregaciones como los carmelitas y los dominicos. Forma parte de las enseñanzas de nuestra religión, por otra parte, mantener relaciones amistosas con las otras religiones del libro. Esta tradición de acogida está presente en la Constitución de la República Islámica de Irán, la cual defiende los derechos de las religiones del libro y les garantiza representantes en el Parlamento. Finalmente el programa del presidente Rohani refuerza esta línea política.

Hay encuentros bilaterales, cada dos años, entre la República Islámica de Irán y la Santa Sede para favorecer el diálogo interreligioso. Recientemente hubo un encuentro entre el presidente iraní Hassan Rohani y el arzobispo Leo Boccardi, nuevo nuncio apostólico en Irán. ¿Qué objetivos comunes se han fijado?

-- Durante el encuentro se ha subrayado que, hoy más que nunca, el diálogo entre islam y cristianismo es importante. Chiítas y católicos deben conocerse mejor, para saber individuar los puntos que les unen. Porque muchas incomprensiones nacen precisamente de la ignorancia recíproca. El terrorismo y el extremismo son nuestros enemigos comunes. Pero es nuestro objetivo común, sin embargo, dar una contribución a la paz y combatir la pobreza, más allá de la confesión religiosa y de la nacionalidad de los pobres.

 En su opinión, ¿qué otras incomprensiones impiden a veces una relación serena entre el mundo musulmán y el mundo cristiano?

-- Nosotros creemos que todos los profetas tuvieron el mismo objetivo. Por lo tanto, si todos los profetas se encuentran para convivir, no habrá ningún problema entre ellos. En los últimos años no hay ningún enfrentamiento entre islam y cristianismo, los contrastes a los que asistimos en algunas regiones del planeta son más de carácter étnico que religioso. A veces, de hecho, hay conflictos entre personas de una misma religión.

Lamentablemente, algunos obstáculos hay. El principal se debe a los prejuicios que tienen un gran número de creyentes en relación a los seguidores de otras religiones, por vía de comportamientos equivocados hacia el otro por parte de algunos gobernadores musulmanes y cristianos a lo largo de la historia. Estos eventos negativos tenían un matiz religioso solo en apariencia, pero han causado igualmente contrastes entre algunos creyentes de estas dos religiones. Yo, como diplomático y religioso, estoy convencido que los jefes religiosos a nivel mundial pueden tener un rol importante para alcanzar la paz contra la discriminación y el apartheid. Un ejemplo reciente en este sentido es el de Nelson Mandela, el cual, aunque no era un jefe religiosos, ha revestido un rol importante a favor de la paz en Sudáfrica. Recuerdo que todas las religiones monoteístas invitan a los pueblos a creer y practicar en la sociedad la misericordia de Dios.

¿Cuáles son los desafíos que hoy el islam y el cristianismo pueden afrontar uno al lado del otro?

--Podríamos elaborar una lista larga. El desafío más importante es el diálogo para promover una cultura de paz que pueda contrastar la guerra. En ausencia de diálogo, por otro lado, no puede existir ningún desarrollo sostenible y definitivo. La violencia y el extremismo son heridas que son necesarias curar cuanto antes. Los jefes religiosos del islam y el cristianismo pueden trabajar juntos para alcanzar este objetivo. Por ejemplo los llamamientos del papa Francisco – por el que tenemos un gran respeto – a rezar por la paz, y el rol que desempeñó para prevenir el ataque militar en Siria y reforzar una coalición de paz en el mundo, junto al llamamiento para la paz mundial del presidente iraní Rohani durante la 68ª Asamblea General de la ONU, a mi parecer pueden crear un frente por la paz para contrastar al frente de quien quiere la guerra. Esta colaboración, si continúa con programas comunes, involucrando a muchos jefes religiosos activos en el campo de la paz y de la justicia mundial, puede construir un frente mundial de las grandes religiones por la paz. Mi propuesta es que sean la Santa Sede y la República Islámica de Irán a construir este frente. La ocasión para dar un paso importante en esta dirección podría ser el noveno encuentro interreligioso entre estos dos Estados, que tendrá lugar en Teherán en el 2014. Además Irán puede usar su potencialidad política, en cuanto que está a la guía del Movimiento de los países no alineados – compuesto en mayor parte por países cristianos católicos y musulmanes – para crear un Forum en su interior que acoja la colaboración constructiva de la Santa Sede.(Zenit)