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Ladaria cita a Ratzinger
14 - 12 - 2017 - CULTURA - PolĂ­tica

En la Gregoriana, durante la presentación de un libro sobre el Papa Francisco, fue la primera aparición pública del jesuita que es el nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. «El teólogo no es el sujeto de la teología, Dios es el sujeto. Quien quiera considerar a Dios como objeto, nunca podrá conocer la verdad», dijo traduciendo del latín al Emérito. ( Vatican Insider)

El jesuita Luis Francisco Ladaria eligió la Pontificia Universidad Gregoriana, en donde enseñó teología antes de que le llamaran al Vaticano, para su primera aparición en público como nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. «Desgraciadamente», confesó con una sonrisa, todos los compromisos le impiden ocuparse de sus antiguos estudios. Pero, durante un poco menos de media hora, el arzobispo español volvió a la cátedra, durante la presentación del libro sobre la “Teología fundamental del Papa Francisco”, en la que tradujo, al final de su discurso, un texto en latín de Joseph Ratzinger: «el teólogo no es el sujeto de la teología, Dios es el sujeto. Quien quiera considerar a Dios como objeto, nunca podrá conocer la verdad».

 

El libro “Del clavo a la clave. La teología fundamental del Papa Francisco” (Libreria Editrice Vaticana, 160 pp.) fue editado por Michelina Tenace, con la aportación de nueve profesores del departamento de Teología Fundamental de la Gregoriana. Estaban en primera fila escuchando a monseñor Ladaria y al director de la LEV, fray Giulio Cesareo, el rector del Ateneo Pontificio de los jesuitas y monseñor Giacomo Morandi, nuevo secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

 

Al presentar a Ladaria, la profesora Tenace recordó que en el aula en la que se llevó a cabo la presentación del volumen el nuevo prefecto de la Doctrina de la Fe había enseñado y, bromeando, dijo que muchos estudiantes habían ido para «verificar que Ladaria fuera una persona real y no solo el manual de Teología con el que estudian». El mismo jesuita hizo un gesto con las manos, para pedir moderación, cuando la profesora presentó «a una persona tan conocida como el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe».

 

Ladaria, que además vive en la comunidad de los jesuitas de la Gregoriana, advirtió al auditorio, al tomar la palabra, de que no se esperaran una verdadera conferencia: «Mis compromisos actuales –dijo– no me permiten dedicarme como en el pasado a la Teología, mi pasión: ¡desgraciadamente me debo ocupar de otras cosas! Además, un problema de salud en estos meses ha limitado mis actividades. No he podido hacer mucho. Pero quiero agradecer a los profesores que han participado en esta obra sobre la teología del Papa Francisco. Hay, sin duda, originalidad en la obra. Todos conocemos los escritos del Papa sobre la familia, la moral, la evangelización, pero no sobre la teología fundamental. Este denso volumen, aunque breve, afronta algunas cuestiones clásicas de la teología fundamental a partir del magisterio del Papa Francisco. No voy a revelar, como no lo hizo tampoco el director de la LEV, el contenido de este libro, porque también yo, como él, ¡quiero que se venda! Las nueve aportaciones de esta obra son sobre la fe, la palabra, la Iglesia, el magisterio… temas de siempre estudiados con un nuevo impulso. Como dice el Papa Francisco, la teología no es un pensamiento completo y acabado. San Agustín escribía “Deus Semper maior”, aunque nosotros nos volvamos más grandes, Dios será siempre mayor, por lo que habrá que profundizar más, y entre más conozcamos al Señor, más conoceremos su salvación, más nos acercaremos al misterio, porque Dios nos parecerá siempre misterioso. Este conocimiento no será tal si no nace en la relación con Dios en la oración y en la comunión con los demás. El Papa Francisco ha recordado que la teología se hace “de rodillas”. Y el título de esta obra expresa bien la preocupación del Papa Francisco. De hecho, si la teología fundamental, si toda la teología tiene sentido, es porque nos permite entrar en el corazón de Dios, en el corazón de Jesús, nos ayuda a abrirnos al prójimo y a la caridad. Hay un hermoso texto en el que san Bernardo habla sobre “Arcana Cordis per foramina corporis”, llegamos al corazón mediante el costado de Jesús, el hueco del cuerpo nos hace entrar al corazón. En esto es interesante el método del Papa Francisco, porque su pensamiento es intuitivo, más que argumentativo, lo cual –subrayó Ladaria– no significa que no tenga un pensamiento, a veces se crea confusión. Y estoy seguro de que los profesores que escribieron este libro no han solamente ofrecido una contribución académica, puesto que entrar en contacto con el pensamiento del Papa Francisco habrá abierto un camino que después será continuado».

 

«De cualquier manera –prosiguió el jesuita con una sonrisa– tiene poco sentido que ahora yo hable sobre Teología, prefiero citar a teólogos como Santo Tomás de Aquino, según el cual la Teología y la Filosofía tienen el mismo sujeto de estudio, pero la Teología se mueve bajo la luz de la divina revelación. Dios es “subjectum”, es el objeto de la teología pero es también su sujeto. En esto Santo Tomás tenía otra perspectiva con respecto a San Agustín, es la perspectiva de la Teología que escucha lo que Dios ha dicho, la obediencia de la fe citada por San Pablo. Y, como subrayó la comisión teológica internacional en 2012, en el documento “La teología hoy: perspectivas, principios y criterios”, la Teología se hace en la Iglesia, con la Iglesia y para la Iglesia. Les leo ahora un texto de Joseph Ratzinger, traduciéndolo del latín: “Dios no es el objeto, sino el sujeto. El teólogo no es el sujeto de la teología, Dios es el sujeto. Quien quiera considerar a Dios como objeto nunca podrá conocer su verdad. Por ello, la teología, en sentido estricto, es solamente la escritura sagrada, la Palabra de Dios, y el maestro de la teología es oidor de la palabra, que no pone su inteligencia y sabiduría en primer plano, sino que da lugar a Dios que habla. El verdadero teólogo no habla sobre sí mismo, su noble ministerio es abrir las orejas interiores para que se pueda escuchar que Dios habla”. Sería hermoso que los teólogos hicieran oír a los demás cómo Dios habla, como si fueran altavoces de Dios que habla. El Papa Francisco ha relacionado este conocimiento con el amor. En la encíclica “Lumen fidei”, en el número 36, escribió que la Teología cristiana nace del deseo de “conocer mejor lo que amamos”. Es el amor de Dios, el amor de Cristo, el amor de la Iglesia, el amor del hombre. Es, pues, imposible, una Teología sin fe, la Teología pertenece al movimiento mismo de la fe que busca el momento más profundo de la iluminación de Dios que culminó en Cristo. Los grandes doctores y teólogos medievales escribían que la Teología es ciencia de la fe y participación del conocimiento que Dios tiene de sí. Forma parte de la Teología la humanidad que se deja tocar por Dios, reconoce los propios límites frente al misterio. Y la Teología comparte la forma eclesial de la fe, porque la Iglesia custodia la fe de todos, sobre todo de los más simples. El magisterio, en este sentido, ofrece la certeza de acudir a la palabra de Cristo en su integridad. Pues eso –concluyó Ladaria suscitando un gran aplauso–, preferí citar textos infinitamente más ricos de lo que yo habría podido concebir».

 

 

La profesora Tenace contó con sentido del humor cómo nació la idea del título de la obra: «El clavo sirve para cerrar, la clave para abrir, abrir al misterio de Dios. La palabra “clavo” fue usada por el Papa Francisco durante la audiencia a la Pontificia Universidad Gregoriana. Al momento de saludar a cada director, el Papa decía: “qué bella la teología bíblica”, “qué bella la teología dogmática”. Cuando llegué yo, me vio casi con compasión, y dijo: “¡la teología fundamental es un clavo que chupar!”. No hay que sacar las expresiones del Papa fuera del contexto en el que las pronunció: acababa de concluir su discurso, una especie de exhortación a verificar si la Teología que cierra, que deja estériles, acostumbra a los creyentes a cerrar las puertas. El Papa, en cambio, indicó la vía de una Teología capaz de abrirse, de encontrar vías de esperanza».

 

El nuevo director de la Librería Editrica Vaticana, el franciscano Giulio Cesareo, que refirió los saludos del prefecto de la Secretaría para la Comunicación, monseñor Dario Viganò, subrayó que la tarea de la LEV es «promover el catolicismo como vida y pensamiento, orgánicamente, proponer la Teología en sentido católico, integral, que no exprese ideas sobre Dios, sino a ese Dios que es vida de su Iglesia». Al comenzar su discurso, Ladaria recordó, como hizo antes que él el padre Dariusz Kowalczyk, decano de la Facultad de Teología de la Gregoriana, la extraordinaria figura del padre René Latourelle, teólogo del Ateneo que falleció el pasado 16 de noviembre a la edad de 99 años.