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El Papa en Bangladesh, un pujante país con vocaciones
30 - 11 - 2017 - IGLESIA - Asia

La llamada de Dios al sacerdocio sigue atrayendo cada año a jóvenes de la minoría católica, un país donde el 88 % de la población es musulmana y que en los últimos años ha visto más ataques extremistas y asesinatos de creyentes de otras confesiones. El Papa llega al segundo país de su visita a Asia con la novedad del presunto secuestro por yijadistas del sacerdote en cargado de su recepción. (EFE)

La llamada de Dios al sacerdocio sigue atrayendo cada año a jóvenes de la minoría católica en Bangladesh, un país donde el 88 % de la población es musulmana y que en los últimos años ha visto como aumentaban los ataques de extremistas y los asesinatos de miembros de otras religiones.

Dieciséis diáconos serán ordenados durante la visita de tres días que el papa comienza hoy en Dacca y que tendrá su momento cumbre el sábado, cuando el sumo pontífice ofrecerá una misa ante 80.000 personas en el parque capitalino Suhrawardy Udyan, donde ordenará a los nuevos sacerdotes.

"Estamos muy felices de saber que vamos a ser ordenados por el papa Francisco (...) va a ser un momento histórico para todos nosotros", explica a Efe el diácono Shaibal Francis Rozario, de 30 años. En el parque en que tendrá lugar la ceremonia los preparativos no cesan.

Allí, Shaibal y los otros quince diáconos atienden sin pestañear las indicaciones de las fuerzas especiales de la Policía bangladesí, que se encargan en general de la protección de los altos mandatarios del Gobierno, mientras el martilleo sobre el escenario continúa.

"Creo que es una llamada de Dios, ese es el motivo por el que aún estoy aquí", sentencia el diácono, ya más relajado después de que los agentes abandonaran el lugar.

Shaibal señala que toda su familia le apoya en el paso que va a dar y dice que quien le inspiró más desde su niñez fue su abuela, una mujer "muy piadosa que solía rezar todos los días, sobre todo el Rosario".

Según la conferencia episcopal, la Iglesia cuenta en Bangladesh con ocho diócesis, cien parroquias, 35 congregaciones religiosas, un cardenal (nombrado el año pasado por el papa Francisco), nueve obispos y arzobispos y 391 sacerdotes, 143 de ellos extranjeros.

Esos sacerdotes, aunque no pueden evangelizar abiertamente para no herir los sentimientos de la mayoría, están protegidos por la Constitución, en la que se reconoce la libertad religiosa y se especifica que todo ciudadano puede practicar o propagar cualquier religión.

Pese a ello, los cristianos han sufrido en carnes propias la oleada de ataques extremistas que comenzó en 2013 contra intelectuales, blogueros, homosexuales y miembros de otras minorías religiosas.

En 2015 un misionero italiano fue atacado y herido por extremistas en el norte del país y en junio del año pasado un comerciante cristiano murió asesinado a machetazos en un asalto de similares características.

Eso no ha disuadido a los 16 nuevos sacerdotes de convertirse en guías de la comunidad católica en el país, que cuenta con
solo 450.000 de los 160 millones de habitantes del país.

"Aún así puedo decir que en Bangladesh tenemos un buen número de vocaciones", asegura a Efe Emmanuel K. Rozario, rector del seminario del Espíritu Santo de Dacca, del que provienen los "afortunados" diáconos que serán ordenados mañana por el papa.

Según el rector, todos los años tienen una media de entre 10 y 15 diáconos que se ordenan sacerdotes y anotó que el ser bendecidos por el papa no es una experiencia nueva para ellos.

"Sucedió también en 1986 cuando el papa Juan Pablo II vino, ordenó a 18 seminaristas de nuestro seminario y fue un evento de gran alegría, así que después de 31 años hemos recibido esta nueva oportunidad", revela Rozario, un apellido repetido entre los católicos y que proviene del título genérico "rosario" o "rozario" que los portugueses daban a los primeros conversos.

Otro de los diáconos que serán ordenados, Grazy Rozario, de 34 años, también se considera muy afortunado por poder formar parte de los elegidos que serán ordenados por Francisco.

"A este papa lo consideramos un santo en nuestra iglesia, por lo que tengo mucha suerte de poder ser ordenado sacerdote por nuestro santo padre", revela Grazy, que asegura convencido que sacrificará toda su vida "por Dios y su reino".

La vocación, afirma, le llegó de los labios de una monja en clase de religión, cuando un día preguntó quién quería ser sacerdote y él levantó la mano de manera instintiva.

"Y me dijo: 'Así que quieres ser un buen sacerdote, serás un valor para la Iglesia'. Y fue entonces cuando encontré mi vocación y doy gracias a Dios por esa santa monja", concluye Grazy.