CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
Francia cambia el Padre Nuestro
29 - 11 - 2017 - GENERALES -

Con el inicio del Adviento, la invocación «no nos induzcas a la tentación» en las celebraciones litúrgicas se volverá «no nos dejes entrar en la tentación», como recita la nueva traducción francesa de la Biblia. (Fuente: lastampa)

Cambia el texto del Padre Nuestro para los católicos franceses: el próximo domingo, inicio del Adviento y del nuevo año litúrgico, será la fecha entrará en vigor el cambio en el texto de la sexta petición de la oración que enseñó Jesús mismo. La decisión la tomó la Conferencia Episcopal de Francia. Desde hace ya algunos años se lee en la nueva traducción francesa de la Biblia, durante la Misa ya no se dirá «et ne nous soumets pas à la tentation» - el equivalente del español «no nos induzcas a la tentación» -, sino «et ne nous laisse pas entrer en tentation», es decir «no nos dejes entrar en la tentación». Un cambio pequeño pero importante, que no llega de repente: desde 2013, los obispos franceses habían anunciado este cambio, que mientras tanto recibió la aprobación de la Santa Sede y, en fechas diferentes, ha estado entrando en vigor en los diferentes países francófonos.


Desde hace algunas semanas, en el sitio de la Conferencia Episcopal fue publicada una explicación detallada sobre los motivos que han llevado a esta decisión, vinculada con la fidelidad al texto original y también a su significado: «La nueva traducción –explica el director del Servicio nacional de la pastoral litúrgica, Jacques Rideau– descarta la idea de que Dios mismo nos pueda someter a una tentación. El verbo “entrar” retoma aquí la idea de la expresión griega: un movimiento como el de quien va a combatir, y se trata precisamente de un combate espiritual. Pero esta prueba de la tentación es terrible para el fiel. Si el Señor mismo, cuando llegó la hora de la confrontación decisiva con el príncipe de este mundo, rezó en el jardín de Gestemaní diciendo: “Padre, si es posible, aleja de mí este cáliz”, con mayor razón el discípulo, que no es más grande que su maestro, pedirá para sí y para los hermanos “no nos dejes entrar en la tentación”».

A pesar de las explicaciones, el cambio del Padre Nuestro en Francia está provocando polémicas, incluso en los medios de comunicación. En un programa radiofónico popular, el filósofo Raphael Enthoven relacionó la eliminación del verbo “soumettre” del Padre Nuestro a una distancia de un concepto clave del pensamiento religioso islámico y, por lo tanto, se refirió a un «mensaje subliminal» de carácter islamófobo. Las palabras de Enthoven suscitaron reacciones disgustadas en las redes sociales, a tal punto que el mismo filósofo tuvo que pedir perdón pocas horas después, cuando admitió que no conocía el debate teológico que estaba detrás de la interpretación de ese versículo evangélico, y que había obtenido «el efecto contrario» del que se proponía suscitar.

Más allá de este caso, sigue en pie la cuestión sobre la oportunidad o no de introducir cambios en el texto de la oración más conocida. También en Italia, por ejemplo, la nueva traducción de la Biblia, editada por la Conferencia Episcopal (CEI) en 2008, prevé algunas diferencias en el texto de Mateo, 6-9, 13, que es la versión del Padre Nuestro adoptada en la liturgia (el mismo versículo que ha provocado polémicas en Francia, en la versión oficial de la Iglesia católica italiana hoy suena así: «no nos expongas a la tentación»); pero en la liturgia se eligió mantener la versión corriente desde hace cincuenta años.

Y después está la cuestión de la fidelidad provisional de cualquier traducción, sobre todo en un caso como este, con una oración pronunciada en arameo, pero que nos llegó en griego. Desde este punto de vista, es interesante una reflexión propuesta por el dominico Olivier-Thomas Velard, de la Ecole Biblique et Archeologique de Jerusalén, cuyos biblistas trataron en el siglo XX de reconstruir la «versión original» aramea del Padre Nuestro. «La Biblia no es un libro mágico –comentó el padre Velard, refiriéndose al debate sobre las traducciones. Lo que cuenta es la memoria viva de la Iglesia, alimentada y plasmada por el Espíritu Santo, expresada en las palabras de la Escritura, pero que nunca se puede reducir a mera palabra escrita. No existe una traducción ideal y es mejor que sea así. Y es por ello que la Escritura existe en varias versiones (hebreo, arameo, griego, latín, siríaco…). Y aunque no conozcamos todas estas lenguas, es útil leer diferentes traducciones del mismo pasaje. Nos evitará confundir luciérnagas con linternas y, sobre todo (con la inteligencia y el corazón, con el estudio y la oración, más allá de las palabras), nos permitirá entrar en contacto con la Verdad misma del Padre celeste que nos ama».