CRISTO HOY
CRISTO HOY

   Sitios Recomendados
        El Vaticano
        Aica
        Rome Reports
        Noticias Vaticanas
  
Müller y Buttiglione, tan cercanos, tan lejanos
24 - 11 - 2017 - VATICANO - Documentos

Tras la salida del libro sobre "Amoris laetitia" que lleva sus firmas, tanto el filósofo Rocco Buttiglione como el teólogo y cardenal Gerhard L. Müller han vuelto a intervenir para confirmar las respectivas posiciones. Las posiciones del filósofo y del cardenal no coinciden para nada. Y, por lo tanto, sigue siendo indescifrable el entusiasmo con el que Müller escribe que aprueba las tesis de Buttiglione y recomienda su lectura.(Sandro Magister-SC)

Buttiglione entrevistado por Andrea Tornielli para Vatican Insider:

> "Ecco la deviazione in cui cadono i critici di 'Amoris laetitia'"

El cardenal Müller entrevistado por Riccardo Cascioli para La Nuova Bussola Quotidiana:

> Müller: "Mai detto di eccezioni sulla comunione ai risposati"

Ambas entrevistas confirman que las posiciones del filósofo y del cardenal no coinciden para nada. Y, por lo tanto, sigue siendo indescifrable el entusiasmo con el que Müller escribe que aprueba las tesis de Buttiglione y recomienda su lectura.

¿Cuáles son los puntos sobre los que divergen Müller y Buttiglione? Procedamos con orden.

*

Buttiglione parte de una premisa que, efectivamente, como él dice, es "firmemente tradicional" y que se enseña en todo catecismo. Es la premisa según la cual no es "mortal" sino sólo "venial" un pecado que, aun siendo de materia grave, como es el caso del adulterio, se lleva a cabo sin plena conciencia y deliberado consentimiento.

De ello deduce que el fiel que confiesa el pecado pero tiene estas atenuantes puede recibir la absolución sacramental y acceder a la comunión, aunque siga viviendo "more uxorio" en una unión que es ilícita para la Iglesia, pero de cuya gravedad él no es consciente.

Los críticos le plantean a Buttiglione la objeción que en el acto mismo de confesar su pecado, si el confesor hace su deber de iluminar las conciencias, el penitente adquiere conciencia de la gravedad de su estado de vida y de la voluntariedad con que lo asume de manera continua. Y, por lo tanto, si no se arrepiente y no toma las distancias (o si por lo menos, no se propone seriamente cambiar de vida lo antes posible), no puede recibir la absolución ni acercarse a la comunión.

Buttiglione no da una respuesta convincente a esta objeción. Ni el cardenal Müller, en el prólogo que ha escrito para el libro, toma en consideración los argumentos del filósofo.

Por su parte, el cardenal avanza otra hipótesis, y sólo ésta, en la que efectivamente se puede permitir a los divorciados que se han vuelto a casar acceder lícitamente a la comunión, en 'foro interno' y sin dar escándalo. Fue la hipótesis ya avanzada por Joseph Ratzinger como teólogo, cardenal y Papa. Una hipótesis que está en línea con la tradición, de la que ya ha hablado Settimo Cielo en un post anterior.

Ésta es, por lo tanto, la primera divergencia entre ambos. Pero hay otra. Y es su juicio opuesto sobre "Amoris laetitia".

*

Buttiglione habla sólo maravillas de la exhortación apostólica post-sinodal del Papa Francisco.

Incluso habla bien de la sibilina nota n. 351, en la que Francisco esconde su "apertura" a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. Según Buttiglione, el Papa ha hecho lo correcto porque en un mundo tan complicando como el actual, "no es posible dictar una norma disciplinaria que valga para todos de manera uniforme". Es mejor "invitar a los episcopados y a cada obispo a asumir las propias responsabilidades".
Müller, en cambio, tiene una opinión diferente. La babel de interpretaciones que está a la vista de todos está causada, precisamente, por la poca claridad de esa nota y de otros pasajes de la exhortación. En el prólogo del libro escribe:

"El Papa se cita a sí mismo -'Evangelii gaudium'- en la nota 351. Sin embargo, la afirmación que la eucaristía no es un 'premio para los perfectos', sino 'un generoso remedio y un alimento para los débiles' no hace que las cosas sean más claras. No abre en absoluto, de hecho, la vía de la comunión sacramental para quienes se encuentran en una condición de pecado grave, en la que se obstinan en permanecer. No se pueden confundir e intercambiar los sacramentos, el uno por el otro, en su función específica. En el bautismo y la penitencia se nos ofrece una medicina que purifica, que nos libera 'de la fiebre del pecado'. El sacramento de la eucaristía es una medicina que refuerza, que sólo puede darse a aquellos que están libres del pecado (Summa Theologiae, III, q. 80, a. 4 ad 2)".

Y ésta es sólo una de las numerosas críticas que el cardenal Müller dirige, en el prólogo del libro, a "Amoris laetitia" y a las sucesivas intervenciones del Papa.

A continuación, un florilegio.

*

"Imágenes verbales no siempre acertadas (por ejemplo, arrojar contra otros los mandamientos de Dios como si fueran piedras) y traducciones precipitadas de posiciones teológicas utilizando el lenguaje de la psicología, como legalismo y fariseísmo, provocan más desconcierto que comprensión hacia la intención pastoral del Papa (cfr. 'Amoris laetitia' 305). Quien insiste en la claridad y verdad de la doctrina de la fe, sobre todo en un época de relativismo y agnosticismo, no merece ser acusado de rigorista, fariseo, legalista y pelagiano. Así, por ejemplo, el legalismo es la opinión según la cual el hombre puede conseguir la justicia de Dios a través de la simple ejecución externa de los mandamientos y el pelagianismo es la idea que el hombre puede respetar los mandamientos de Dios y, por lo tanto, alcanzar la vida eterna también sin la inmerecida y no merecedora gracia de la justificación. ¿Qué teólogo católico defiende tal posición, que estaría en evidente oposición con la doctrina de la justificación a través de la gracia?".

"Las categorías del matrimonio como 'ideal' en oposición a la 'realidad', ideal al que el hombre no puede nunca corresponder plenamente, son tal vez apropiadas para la teología moral y la vida espiritual, pero no para la teología sacramental. El matrimonio no es en absoluto 'una analogía imperfecta' ('Amoris laetitia' 73) de la relación de Cristo con su Iglesia. Sin embargo, en el mismo párrafo la analogía del sacramento del matrimonio con el misterio de la unidad de Cristo y de la Iglesia son descritos de manera absolutamente correcta. Tenemos, aquí, un ejemplo de terminología que puede provocar confusión".

"En el artículo 305 y, en particular, en la nota 351, objeto de un apasionado debate, la argumentación teológica sufre una cierta falta de claridad que habría podido y debido evitarse, con una referencia a las decisiones dogmáticas del Concilio de Trento y del Vaticano II sobre la justificación, el sacramento de la penitencia y el modo apropiado de recibir la eucaristía".

"Los criterios fundamentales para la aplicación del capítulo ocho de 'Amoris laetitia' publicados por los obispos de la región pastoral de Buenos Aires, por desgracia no nos dicen nada acerca del problema que se plantea si alguien, en condición de pecado mortal impenitente, se acerca a la mesa del Señor y recibe las sagradas especies como comunión de vida espiritual y sobrenatural, lo que sería una contradicción 'in adiecto'. En la carta de respuesta del Papa Francisco al documento de los obispos argentinos, la afirmación 'no hay otra interpretación' no puede ser entendida en sentido literal, pues existen interpretaciones contradictorias. Entre ellas hay algunas que sí hacen referencia a 'Amoris laetitia', pero están en directa contradicción con la doctrina definida dogmáticamente de la fe de la Iglesia. No es suficiente afirmar la ortodoxia de los pasajes discutidos sobre la admisión a la eucaristía. Es necesario, también, demostrar la verdad de estas afirmaciones con argumentos persuasivos".

*

Además, en el prólogo del libro, el cardenal Müller le da una estocada a los redactores materiales de una gran parte de "Amoris laetitia":

"La congregación para la doctrina de la fe tiene la competencia teológica e institucional para garantizar la argumentación coherente de los textos del magisterio romano. Teólogos que, de manera individual, pueden ser convocados 'ad hoc' –a pesar de toda la gratitud y el respeto que se les debe– no pueden elaborar una redacción final".

Aquí Müller alude en particular a Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina, desde hace años teólogo predilecto y escritor fantasma de Jorge Mario Bergoglio, que en cuanto fue elegido Papa lo nombró arzobispo. Su impronta en la redacción de "Amoris laetitia" es tan evidente que en ella hay pasajes enteros de artículos suyos publicados hace una docena de años.

En lo que respecta a la congregación para la doctrina de la Fe, en cambio, se sabe que el Papa Francisco la ignora sistemáticamente, también después de haber despedido al prefecto, que era, precisamente, el cardenal Müller.