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Críticas al Papa, preguntas y respuestas desde América
03 - 11 - 2017 - VATICANO - Documentos

Un teólogo de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos escribe a Francisco, publica la carta y después de una entrevista con el secretario de los obispos, presenta su dimisión. Un compañero le responde recordando la “Donum veritatis”. (Andrea Tornielli-Vatican Insider)

El padre Thomas G. Weinandy, teólogo capuchino de 71 años que vive en Washington, el 1 de noviembre 2017 ha publicado una carta abierta al papa Francisco, publicada en EE.UU por el sitio web Crux , y en Italia por el blog del vaticanista Sandro Magister. La carta había sido enviada al Pontífice a finales de julio y el teólogo había recibido confirmación de la recepción por el Sustituto de la Secretaría de Estado.

Padre Weinandy, miembro de la Comisión Teológica Internacional, ex director ejecutivo y actual consultor de la oficina doctrinal de la Conferencia Episcopal americana, empieza con una profesión de fidelidad y sumisión al Papa. El capuchino ha explicado que había pedido una señal explícita de Jesús antes de escribir la carta, y que la había recibido mientras estaba en Roma. Después de profesar lealtad y sumisión al legítimo sucesor de Pietro, Weinandy pone de relieve sus críticas, comenzando con el Capítulo 8 de Amoris laetitia: “No hay necesidad de expresar mis preocupaciones personales sobre su contenido. Otros, no solo teólogos, sino también cardenales y obispos, ya lo han hecho ... El Espíritu Santo es dado a la Iglesia, y en particular a ella, para vencer el error, no para favorecerlo”.

El religioso critica la actitud del Papa hacia la doctrina: “Quienes devalúan las doctrinas de la Iglesia están separados de Jesús, el autor de la verdad”. Ataca también a Francisco por los nombramientos episcopales en los Estados Unidos, en nombre de “fieles católicos”, que solo pueden estar “desconcertados por los nombramientos a ciertos obispos, hombres que no solo están abiertos a quienes tienen una visión opuesta a la fe cristiana, sino que incluso les apoyan y defienden”. Algunos sitios web han pensado en indicar el nombre y apellido de tales obispos, olvidando que todos habían sido elevados a la dignidad del obispo y en algunos casos también promovidos durante los pontificados de los dos predecesores inmediatos de Francisco.

El padre Weinandy también ataca al Papa respecto al “silencio” de los obispos: “¿Ha notado usted que la mayoría de los obispos del mundo permanecen en demasiado silencio? ¿Por qué? Los obispos aprenden rápidamente, y lo que muchos de ellos han aprendido de su pontificado no es que usted esté abierto a las críticas, sino que no las soporta. Muchos obispos guardan silencio porque quieren ser leales con usted, por lo que no se expresan --al menos en público; en privado es otra cosa-- las preocupaciones que alimenta su pontificado. Muchos temen que si hablan francamente, serán marginados o algo peor”.

El mismo día de la publicación de la carta de denuncia de la “confusión” en la Iglesia, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos anunció que el padre Weinandy, tras una entrevista con el secretario del episcopado, “renunció inmediatamente a su puesto como asesor de la Comisión Usccb de doctrina. El trabajo de la comisión apoya, en compañerismo afectivo, al Santo Padre y a la Iglesia en los Estados Unidos. Nuestras oraciones son para el padre Weinandy mientras termina su servicio al comité”.

Al día siguiente, 2 de noviembre de 2017, otro teólogo ex director ejecutivo de la oficina de doctrina de la Conferencia Episcopal estadounidense, tomó papel y bolígrafo para escribir una carta: esta vez no al Papa, sino al padre Weinandy. La carta ha sido publicada por la revista America Magazine . Monseñor John J. Strynkowski, sacerdote de la diócesis de Brooklyn, comienza diciendo que no quiere entrar en los méritos de las “condiciones subjetivas” que inspiraron a su colega Weinandy, pero le recuerda ante todo que la exhortación Amoris laetitia hacia la cual el teólogo capuchino “expresa gran preocupación, es el fruto de dos Sínodos y una amplia consulta en toda la Iglesia. Está ampliamente reconocida como un acto del Magisterio Ordinario y por lo tanto goza de la presunción de ser guiada por el Espíritu del Señor”.

Padre Weinandy había escrito al Papa que su guía, en referencia al capítulo 8 de Amoris laetitia, “a veces parece intencionalmente ambigua”. “Creo que la gran mayoría de los obispos y teólogos, --responde el padre Strynkowski-- están en desacuerdo. El Papa, de hecho, abre la puerta a la posibilidad de que algunos divorciados católicos y vueltos a casar civilmente puedan ser admitidos a los sacramentos después de un cuidadoso discernimiento. Rocco Buttiglione, uno de los más importantes intérpretes de las enseñanzas de San Juan Pablo II, no ve contradicciones sino más bien una continuidad entre Familiaris consortio y Amoris laetitia . Recientemente el cardenal Gerhard Müller dijo que existen condiciones que abren a la posibilidad de recibir los sacramentos” para aquellos que viven en un segundo matrimonio . Las referencias citadas por Strynkowski se han publicado en varias ocasiones por Vatican Insider y se encuentran en el nuevo libro de Buttiglione para el que el cardenal Müller ha escrito un largo ensayo introductorio.
 



Respecto a la crítica del P. Weinandy según la cual el Papa parece socavar la importancia de la doctrina de la Iglesia, el teólogo Strynkowski recuerda las muchas homilías del Papa “basadas en el Evangelio” que “nos recuerdan a un discípulo que es riguroso y sin compromisos. En segundo lugar, interpreto su crítica hacia los que hacen de la doctrina una ideología como un reto para nosotros para no aislar nunca la doctrina de su fuente en la misericordia de Dios revelada en Jesucristo”.

En la carta de respuesta viene definida como “una declaración gratuita” que perjudica a la unidad de la Iglesia lo que escribió el Padre Weinandy sobre los nombramientos de algunos obispos, “a menos que no estés dispuesto - escribe Strynkowski – a nombrar a estos obispos y sus presuntos puntos de vista en contra de la fe cristiana que tolerarían”. En la carta viene también criticada la declaración según la cual Francisco estaría resentido por las críticas, ya que siempre ha permanecido en silencio.

Para terminar el teólogo Strynkowski recuerda al compañero el “sabio” consejo contenido en Donum veritatis sobre el trabajo del teólogo , documento firmado en 1990 por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y aprobado por San Juan Pablo II, el cual, en el párrafo 30, dice: “Si, a pesar de un esfuerzo leal, las dificultades persisten, es deber del teólogo dar a conocer a las autoridades judiciales los problemas causados por la propia enseñanza, las justificaciones que se han propuesto o incluso en la forma en que se presentan. Lo hará con un espíritu evangélico con el profundo deseo de resolver las dificultades. Sus objeciones podrán contribuir a un progreso real, estimulando al Magisterio a proponer la enseñanza de la Iglesia de una manera más profunda y argumentada”.

“En estos casos - concluye el párrafo mencionado - el teólogo evitará recurrir a los medios de comunicación en lugar de dirigirse a la autoridad responsable porque no es ejerciendo presión sobre la opinión pública que puede contribuir a la aclaración de problemas doctrinales y servir a la verdad”. Una indicación que ya ha sido desatendida en el pasado, pero que hoy parece estar prácticamente sepultada.