«La reforma iniciada por Martín Lutero hace 500 años fue un acontecimiento del Espíritu Santo», ha afirmado el obispo interviniendo en la Pontificia Universidad Lateranense en un Congreso promovido por el ateneo del Papa para celebrar el aniversario.
«La reforma - subrayó Galantino- responde a la verdad expresada en la fórmula ecclesia semper reformanda». «Ha sido el mismo Lutero -recordó el secretario de la CEI (Conferencia Episcopal Italiana)- el que no se ha considerado artífice de la reforma escribiendo: ‘mientras yo dormía, Dios reformaba la Iglesia’». «También hoy -comentó el prelado- la Iglesia necesita una reforma. Y también hoy Dios es el único que la puede realizar».
Según el número dos de la CEI, el amor de Lutero por la Palabra anticipa la sacramentalidad de la Palabra afirmada por el Concilio Vaticano II. Así como la «pasión por Dios de Lutero ha sido, como dijo el Papa Benedicto en Alemania en el 2011, una pasión profunda: el resorte de su vida y de su camino. No era, en efecto, una cuestión académica».
Galantino, finalmente, ha subrayado el gesto profético realizado por el Papa Francisco en Lund, en Suiza, en su peregrinación por los 500 años de la Reforma, un viaje en el cual «después de 500 años de diálogo teológico, el Papa ha firmado declaraciones conjuntas para superar los prejuicios mutuos que todavía dividen a católicos y protestantes».