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Pederastia en la red; en la Gregoriana las cifras de un fenómeno subestimado
05 - 10 - 2017 - DESAFIOS - Escándalos

La pederastia en la red, «más difundida de lo que se dice», la violencia intrínseca de la pornografía y de una «sociedad pornificada», la posibilidad de prevenir los abusos contra menores. El congreso «Child Dignity in the Digital World» (La dignidad de los menores en el mundo digital), en la Pontificia Universidad Gregoriana, comenzó con las comunicaciones de académicos y expertos de Estados Unidos y diferentes países. (Vatican Insider)

El jesuita alemán Hans Zollner, director del Centre for Child Protection en el mismo Ateneo romano de los jesuitas que ha organizado el evento, además de ser miembro de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores, subrayó la necesidad de afrontar el problema transversal, con la participación de diferentes gobiernos, científicos, representantes de las fuerzas del orden y religiosos. Zollner comentó que un óptimo primer paso es la reciente decisión de la Conferencia Episcopal de Italia de crear un «grupo de trabajo» para la prevención de la pederastia en la Iglesia.

En el congreso, que fue inaugurado ayer por el cardenal Secretario de Estado vaticano Pietro Parolin, «hay mucha energía, mucha buena voluntad y comprensión entre todos los que han venido de todas partes del mundo y de diferentes proveniencias religiosas, universitarias, profesionales», afirmó el padre Zollner en una de las pausas de las sesiones de trabajo de esta primera mañana de discusión plenaria. «Es una experiencia muy bella, y ya es uno de los objetivos del congreso que haya un acuerdo para combatir un mal que, como hemos visto en las presentaciones de esta mañana, es muy grande y tiene un impacto mucho más amplio de lo que pensamos. Aquí tenemos a los mejores en el ámbito que desde hace 20 o 30 años llevan a cabo una investigación muy seria, provienen de las mejores universidades de los Estados Unidos, de escuelas de medicina, de psicología forense, y hemos escuchado lo que la ciencia en este momento conoce sobre este fenómeno , signo de una perversión sexual más extendida de lo que se dice».

¿Puede dar un dato que explique la difusión del fenómeno?

El año pasado en Europa se denunciaron 57 mil casos de abuso sexual de menores en la red, imágenes de desnudos, películas, producidas con chantajes o por la fuerza, a menudo imágenes hechas o vendidas por los mismos padres o por miembros de la familia. Se puede pensar, razonablemente, que los casos que sucedieron son por lo menos cinco veces más. Son números impresionantes y detrás de estas grandes cifras se esconden vidas destrozadas para siempre. El mayor daño que se verifica con el abuso en línea, luego, es que estas imágenes seguirán estando, por decirlo así, siempre accesibles. Hay medidas que pueden suprimir una foto o un video, pero si una sola persona descargó la imagen en su computadora puede volver a cargarla de nuevo. Una persona que ha sufrido abusos, de esta manera, sufre dos, tres, muchas veces, no sabe quién ve este material ni quién posee una foto muy íntima suya. La Interpol dijo que el año pasado cinco niños fueron víctimas de abuso en el mundo para producir pedopornografía en línea, es decir para grabar una violación, a veces incluso dañando a niños muy pequeños, de entre 3 y 4 años, destrozando no solo su cuerpo sino también su alma.

La baronesa Joanna Shields, fundadora de la organización británica WeProtect Global Alliance, indicó, en su discurso durante la apertura del congreso, que los videos pornográficos «no describen simplemente a dos adultos manteniendo una relación sexual, ellos presentan interacciones misóginas sin amor, llenas de abuso verbal y físico». ¿Se volvió a hablar sobre este tema en el Congreso?

Sí, también las relaciones de esta mañana evidenciaron la violencia inherente de la pornografía. Mary Ann Layden, de la University of Pennsylvania, indicó que la sociedad ha sido «pornificada», y citó investigaciones que indican que si uno ve pornografía, incluso entre adultos, recibe imágenes de relación entre sexos que demuestran a un varón dominante, a una mujer sometida, que envían un mensaje según el cual a la mujer le gustaría ser humillada, sufrir, y la difusión de la pornografía ha desencadenado la difusión de prácticas sexuales, hasta hace poco no muy difundidas, que infligen dolor a la mujer. Donald Hilton Jr., della University of Texas Helath Science Center, habló sobre la influencia de la pornografía en el funcionamiento del cerebro: entre antes se exponga al niño a imágenes pornográficas, antes será influenciado por un imaginario, inundado de emociones que no puede procesar, porque ni el cerebro ni el corazón están preparados para ver estas imágenes. Y aquí hay un fenómeno muy interesante: el inicio de la adolescencia parece anticiparse cada vez más. En los Estados Unidos, las niñas han concluido el desarrollo sexual adolescente a la edad de 13 o 14 años, por lo tanto el comienzo de la pubertad, desde el punto de vista fisiológico, se sitúa entre los 9 o 10 años, por lo que se ve que este inicio se anticipa para cada generación un año, mientras que la responsabilidad y el desarrollo del cerebro se dan siempre a la misma edad, o incluso después. Se registra, pues, una madurez del cuerpo muy precoz a la que no corresponden la madurez en las relaciones y cognitiva, la conciencia de la propia identidad y de la propia vida sexual, y esta es una tensión, en mi opinión, espantosa, porque los niños actúan sexualmente pero no se dan cuenta de lo que están haciendo. Por el contrario, debemos ayudar a que se dé una mayor integración entre el físico y la ética.

Elizabeth J. Letourneau, de la John Hopkins University, insistió en la posibilidad de prevenir los abusos sexuales contra menores, que no son una enfermedad que no se cure y en la que inevitablemente se vuelva a caer. ¿Cómo prevenir, a qué hay que apostarle?

La prevención tiene muchos aspectos. Si hablamos de imágenes en línea, hay que hacer todo lo posible para que las imágenes dejen de circular, y esto quiere decir el los legisladores, de los Estados, deben imponer leyes más severas, y después castigar a quienes las violen. También se debería educar más a las personas en donde hay mayores riesgos. Las imágenes, por ejemplo, son vendidas a menudo en familias violentas, destruidas, poco funcionales, por lo que deberíamos invertir en la estabilización en la convivencia de las personas, en las familias y en otros tipos de convivencia. Es una prevención que tiene orígenes lejanos, pero que tendrá resultados duraderos. Además, hay que educar mejor a los jóvenes para que sepan qué significa publicar en línea las propias imágenes íntimas, si ceden a la invitación de sus compañeros de exponerse. La prevención incluye a todos, a los niños y a los adolescentes que acceden fácilmente a internet sin control. En estos días hemos escuchado a menudo la palabra colaboración, hacer redes: nos damos cuenta de que ni la ciencia, ni la política, ni las fuerzas del orden, ni las religiones pueden hacer nada solas. Letourneau se refirió a la Iglesia y subrayó que los científicos necesitan la voz fuerte de la Iglesia, y yo añadiría de todas las religiones. Y esto es precisamente lo que esperamos del discurso del Santo Padre del próximo viernes.