En una entrevista con kath.net, Schirrmacher afirma no solo que Ladaria ha estado ayudando al actual obispo de Roma como su "principal asesor teológico" desde 2013. También sostiene que la marginación del cardenal Müller se remonta hasta tiempos de Benedicto XVI, dada la colaboración estrecha que Ratzinger y Ladaria habían venido realizando en documentos tales como Dominus Iesus o el texto sobre la existencia del limbo.
El teólogo alemán, secretario general asociado de la Alianza Evangélica Mundial, revela nuevos detalles sobre el cese formal de Müller. La razón última de su destitución, sostiene Schirrmacher hasta en dos ocasiones, fue que el purpurado se negó a presidir la comisión establecida por el Papa sobre el diaconado femenino histórico. "Müller lo rechazó; lo vio como una puerta de entrada para la ordenación de mujeres", defendió Schirrmacher.
Mientras tanto, el cardenal Robert Sarah, Prefecto de Culto Divino y aliado del cardenal Müller en su intento por desestabilizar el pontificado de Francisco, ha arremetido en una tribuna en el Wall Street Journal contra una de las voces más sensatas en el ministerio de la Iglesia a las personas LGBT, el jesuita norteamericano James Martin.
"Aquellos que hablan por la Iglesia tienen que ser fieles a las doctrinas invariables de Cristo, dado que solo viviendo en armonía con el diseño creativo de Dios encontramos una satisfacción profunda y duradera", escribe Sarah en su artículo. Así alude a los llamados repetidos de Martin de que la Iglesia demuestre más respeto, compasión y sensibilidad con las personas de diferentes orientaciones afectivas.
Hablando con Crux, Martin ha respondido al purpurado ghanés, y aunque le ha felicitado por utilizar el término 'LGBT' -una etiqueta que los católicos más conservadores suelen evitar- el jesuita lamenta que las advertencias del cardenal sobre "las consecuencias tristes del rechazo del plan de Dios" en las vidas de las personas LGBT representan una oportunidad perdida.
"Me gustaría haber leído algo de las consecuencias tristes de lo que pasa cuando a los LGBT se les trata como ciudadanos de segunda clase, o lo que es peor, a manos del clero y de la jerarquía", ha lamentado el jesuita.